Fin de semana de consulta.
Que sólo sirve a Andrés Manuel López Obrador.
Que le dará argumentos para intensificar su ofensiva contra el Instituto Nacional Electoral (INE) y para asegurar que, aunque no consiga el 40 por ciento de los votos que ordena la ley para que el resultado sea vinculante, el pueblo bueno y sabio lo quiere, lo idolatra, y que sólo por eso concluirá sus casi seis años de gobierno.
En la Lista Nominal de Electores hay 93 millones 528 mil 473 mexicanos inscritos, por lo que necesita que cerca de 38 millones de éstos conteste “sí” para que continúe.
Pero el porcentaje es lo que menos le importa.
De hecho, es prácticamente imposible que alcance esa cifra, pese a los millones de acarreados que los gobernadores de los 17 estados que tiene Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
¿Por qué?
Sencillo.
Mañana sólo se instalarán 57 mil casillas, ya que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) no autorizó los 3 mil 600 millones de pesos que solicitó el Instituto para llevar a cabo el ejercicio, equivalente a casi una tercera parte de las 156 mil 808 de las elecciones presidenciales de 2018, cuando Andrés Manuel sumó 31.1 millones de votos.
Porque ha perdido apoyo de esos más de 30 millones de mexicanos. Por sus errores, por su inoperancia, por su ineficacia, por dividir y polarizar y por no cumplir sus promesas de campaña, como el crecimiento, como la seguridad, como el combate a la pobreza, como el bienestar y más.
Porque pese a que regala 500 mil millones de pesos al año en becas a alumnos y estudiantes; en pensiones a adultos mayores, sin importar si éstos ya reciben una producto de su trabajo –incongruencia-; y en toda clase de ayuda cuyo único objetivo es comprar el voto, no todos están con él.
Es decir, ni con los acarreados ni con los que acudan voluntariamente y por convicción a las urnas sumará esa cifra mágica.
Y conste que todos los funcionarios públicos, incluida Claudia Sheinbaum Pardo, se volcaron a las calles a la campaña a favor de la consulta, sin importarles la ley.
Está prohibido, pero les valió.
Cínica e impunemente se dedicaron todo el tiempo a la promoción.
El más descarado, Adán Augusto López Hernández, compa de Andrés Manuel y secretario de Gobernación.
Hoy todavía recorrían las calles para inducir, para acarrear, para cumplir cuotas que les impusieron, que les exigen.
La más presionada es Sheinbaum Pardo, porque como sueña con la candidatura presidencial de 2024 no quiere quedar mal con su padrino, con su protector.
Acudir a votar sólo servirá para acercarlo a ese 40 por ciento que persigue.
No hacerlo será argumento para que el lunes en la mañana diga que el INE lo boicoteó y que no hizo lo necesario para que fuese un éxito la consulta, además de que quienes están en contra de su gobierno, aspiracionistas clasemedieros y consevadores, operaron en su contra.
Él tiene listo el discurso.
Se lo aseguro.
Lo conozco.
Por eso es que el porcentaje es lo de menos, porque sabe que lo importante, en realidad, es medir cómo anda en popularidad, en apoyo de sus leales, de su voto duro, que ha rondado desde 2006 16 millones de votos.
La consulta para revocación de mandato le servirá para relanzar su gobierno en la ya avanzada segunda mitad y para trazar la ruta, precisamente, a 2024.
Decida usted si participa o no.
Vámonos:
Si el PRI da su voto a la reforma eléctrica habrá traicionado de nuevo a los mexicanos. Y, la verdad, desconfío absolutamente de ellos.
albermontmex@yahoo.es @albermontmex