CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Está en México “El entusiasmo”, libro de Remedios Zafra, escritora y profesora de la Universidad de Sevilla, especialista en el estudio crítico de la cultura contemporánea y sobre identidad y género, su obra obtuvo el 45° Premio Anagrama de Ensayo.
De acuerdo con el jurado, compuesto por Jordi Gracia, Chus Martínez, Joan Riambau, Daniel Rico y la editora Silvia Sesé, se concedió el premio por ser un libro generacional sobre quienes nacieron a finales del siglo XX y crecieron sin épica pero con expectativas, hasta que la crisis sentó las bases de un nuevo escenario, de la precariedad y la desilusión.
Es un libro con vocación de época, sobre el sujeto precario en los trabajos culturales y académicos contemporáneos en el marco de la agenda neoliberal y el mundo en red. Un ensayo que se pregunta cómo la vocación y el entusiasmo son instrumentalizados hoy por un sistema que favorece el conflicto y la dependencia en beneficio de la hiperproducción y la velocidad competitivas.
Consecuentemente, sostiene la autora en esta obra de largo aliento, la burocratización de la vida de los trabajadores culturales corre el enorme riesgo de neutralizarlos, anulando a los sujetos que debieran dedicarse a investigar y crear, cansándolos de antemano para aliarse y reivindicar, pero también apagando su pasión intelectual de manera irremediable.
Así, el riesgo es la pérdida de lo más valioso: la libertad que convierte a la creatividad en algo transformador. Y haciendo uso de esa libertad, “El entusiasmo” retrata las formas de precariedad desde lo pequeño, entrelazando la descripción etnográfica con la literaria, de forma que personajes imprevistos, más propios de una novela, entran en juego para reflejar la complejidad del escenario y las contradicciones de nuestro tiempo.
Zafra, autora también del libro “Ojos y capital,(h)adas. Mujeres que crean, programan, ‘prosumen’, teclean”, sugiere que los caminos del diálogo y del pensamiento profundo no suelen funcionar en las redes rápidas y en los tiempos precarios; requieren pausa, tolerancia a la ambigüedad, negociación, y empatía, pero tal vez sean los verdaderamente revolucionarios para quienes crean.
Estos procesos de toma de conciencia y frustración describen a una generación de personas conectadas que navegan en este inicio de siglo entre la precariedad laboral y una pasión creativa que les punza (por sentirla, por haberla sentido, por estar perdiéndola), agrega la autora de “Un cuarto propio conectado. (Ciber)Espacio y (auto)gestión del yo”.