Fallas infantiles.
Sí, que cualquier adolescente o hasta niño detecta en los pantallazos de WhatsApp.
El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que llegó en el sexenio de Enrique Peña Nieto para investigar el caso Ayotzinapa, dio ayer la puntilla al informe que Alejandro Encinas Rodríguez presentó en agosto.
No sirve, no aporta nada nuevo.
La conclusión es que no es posible confirmar la autenticidad de los mensajes que presentó el subsecretario de Gobernación encargado de resolver el enredado caso, por detalles básicos:
-En 2014 no existía la videollamada y en las imágenes está el ícono.
-Tampoco existía la opción de confirmar que el receptor efectiva- mente leyó el mensaje. Es decir, las clásicas palomitas azules que se pintan cuando el texto ya fue abierto y ¿qué cree?
Aparece también en las fotos.
Finalmente, algunas de las capturas o pantallazos se hicieron ¡con fecha anterior a la señalada como de cuando se enviaron los mensajes!
Son más de 400 fotos de mensajes de WhatsApp.
Al menos 181 tienen inconsistencias, dicen los expertos.
Casi cincuenta por ciento.
¿Qué en Gobernación no hay algún experto en sistemas que aconseje al joven Encinas?
¿O ya, de perdis, no pudo acudir a un café internet de cualquier barrio
donde los operadores a veces saben más que un ingeniero en sistemas? Pues no.
Y todavía Encinas Rodríguez se atreve a desmentir lo que declaró, sí, de viva voz, al diario The New York Times en una entrevista:
Que estaban en duda las pruebas presentadas en el informe de la Comisión de la Verdad que encabeza.
“El presidente me dijo, ‘¿qué pasó? Ya informa’”, declaró en esa entrevista.
O sea, lo presionó, lo apuró para dar el informe.
En concreto, ese documento, esa verdad histórica, nomás no sirve . No es confiable.
Y sólo se ha medrado con Ayotzinapa, porque el discurso de Andrés
Manuel López Obrador siempre ha sido el mismo para los padres: -Se dará con el paradero de los muchachos.
Eso jamás sucederá.
COMO SI HUBIERA GANADO ÉL
Andrés Manuel celebró el triunfo de Luis Inacio Lula Da Silva en Brasil como si fuese una extensión de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) o de la que llama Cuarta Transformación.
En la llamada telefónica con el presuntamente ganador de la elección –Jair Bolsonaro, actual mandatario, no ha salido a reconocer su triunfo- lo invitó a visitar México a finales de noviembre -que empieza hoy, por cierto- a la cumbre de Asia Pacífico.
El brasileño declinó cortesmente, al asegurar que ni Brasil ni Argentina -también hablaron de Alberto Fernández en la llamada- pertenecen al grupo. Y remató, con humor, cuando López Obrador le sugirió gobernar con cercanía al pueblo:
Sí, lo haré, pero lo que no haré serán las mañaneras. Mejor las haré a la medianoche, bromeó.
Vámonos: ¿Quién pone en orden a los motociclistas?
amontoya@ova.com.mx @albermontex