La familia de Anastasio Hernández Rojas, migrante mexicano asesinado por la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos en mayo de 2010, exigió justicia por el caso, que se revisará en una audiencia el próximo 4 de noviembre por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Queremos justicia, queremos un poco de paz en nuestro corazón”, dijo María Puga, viuda de Anastasio, en conferencia de prensa en el Museo de Memoria y Tolerancia de Ciudad de México.
Según su relato, autoridades estadounidenses sorprendieron a Hernández Rojas mientras cruzaba de forma irregular el 28 de mayo de 2010 y lo llevaron a una estación de la Patrulla Fronteriza.
Allí, un agente lo pateó y mientras lo deportaban por el puerto de entrada de San Ysidro, California, los funcionarios federales lo golpearon, lo inmovilizaron con las rodillas y le dispararon con una pistola eléctrica mientras yacía en el suelo esposado, según los documentos.
Cuando llegó al hospital, tenía muerte cerebral y murió días después.
La familia y sus abogados afirman que los dos informes de la autopsia determinaron que fue un homicidio.