CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Además de los muchos impactos en nuestro organismo, la diabetes merma de forma significativa el desempeño de la memoria, tanto de la episódica como la de trabajo, ambas esenciales para realizar nuestras labores cotidianas y para llevar una vida autónoma y autosuficiente, señala Selene Cansino, del Laboratorio de Neurocognición de la Facultad de Psicología (FP).
Los detalles de esta investigación pueden leerse en el artículo “Impact of diabetes on the accuracy and speed of accessing information from episodic and working memory”, publicado en la edición de octubre de la revista Cogent Psychology, aunque la académica aclara que este trabajo no es resultado de una indagación específica sobre la enfermedad, sino de un proyecto mucho más amplio –y de largo aliento– acerca del declive de la memoria con el correr de la vida adulta.
“En el estudio raíz participaron mil 656 personas, 148 de ellas diabéticas. Considerando que teníamos a este grupo decidimos ahondar en el impacto de dicho padecimiento en la memoria y, para no contaminar los resultados con otras patologías, descartamos a quienes registraban otras comorbilidades, como hipercolesterolemia o hipertensión, a fin de quedarnos con 100 individuos sólo con diabetes, y nada más”.
Aspecto novedoso
Los primeros estudios sobre el tema están por cumplir un siglo: fue en diciembre de 1922 cuando los médicos W.R. Miles y H.F. Root corroboraron el vínculo entre pérdida de memoria y concentración con la diabetes, pero a decir de Selene Cansino, uno de los puntos débiles de los estudios realizados hasta la fecha es que suelen emplear pruebas psicológicas poco precisas para evaluar los distintos tipos de memoria. “Ésa es la diferencia aquí, nosotros utilizamos recursos computarizados que nos permitieron valorar, de manera objetiva, la de trabajo y la episódica”.
Para entender el matiz de estas variantes, la académica explica que, mientras la memoria episódica nos permite recordar experiencias personales, la de trabajo es aquella que empleamos en la vigilia y que nos permite seguir una conversación, tomar decisiones o resolver problemas. “Estudiamos ambos tipos porque son los que más declinan con el correr del tiempo, y porque hay indicios de que la diabetes induce un envejecimiento cerebral acelerado”.
A decir de la académica, la diabetes ocasiona una disminución en el volumen cerebral debido a la pérdida de células nerviosas, fenómeno que puede observarse en el hipocampo –crucial para la memoria episódica– así como en un desempeño ineficiente de las conexiones sinápticas en dicha región, lo cual repercute negativamente en el funcionamiento memórico.
En el estudio desarrollado en el Laboratorio de Neurocognición de la FP se contrastó el desempeño de la memoria episódica y de trabajo entre diabéticos y sujetos sanos y, de acuerdo con la profesora Cansino, los resultados fueron evidentes: “Los afectados por diabetes tuvieron un desempeño inferior, lo cual demuestra que el impacto del padecimiento en las funciones de la memoria es muy amplio”.