Tras la elección de 2018, donde los ciudadanos difícilmente estaban informados y desconocían a los candidatos de Morena, por los que estaban votando, ahora como gobiernos, esos alcaldes se han inclinado por nombrar funcionarios de primer nivel a: amigos, familiares, compadres y compromisos, que difícilmente están informados o conocen la función que deben desempeñar.
Y es así como nos encontramos con gobiernos municipales improvisados, que trabajan más sobre lo urgente que lo necesario; que obstaculizan y hasta paralizan las áreas a su encargo, por su impericia o negligencia; que por primera vez ocupan un cargo público municipal y lo ven como la oportunidad de resolver su vida de la noche a la mañana; y que desempeñan el cargo con desconocimiento total de los procesos, sus atribuciones y las responsabilidades en que incurren.
A partir del pasado 30 junio, se venció el plazo para que los funcionarios públicos, de los gobiernos municipales, cumplieran con el requisito de certificación de conocimientos y experiencia, para demostrar su profesionalización y especialización en los temas a su encargo, tales como: secretario del ayuntamiento, tesorero, contralor, oficiales mediador y calificador, directores de obras, de desarrollo económico, desarrollo urbano, de ecología, del organismo de agua y el de protección civil; así como, la certificación de control de confianza de los comisarios municipales y mandos policiacos.
Todos esos funcionarios, nombrados al inicio de las administraciones municipales, debieron haber tomado por lo menos sus cursos y ser certificados por el Instituto Hacendario del Estado de México; pero, además, debieron cumplir con el perfil del puesto y ser egresados titulados en ciertas carreras o especialidades, además de contar con experiencias anteriores en las áreas.
Lamentablemente, en tiempos de la 4ta., las reglas y los criterios cambian a conveniencia de los que tienen mayoría absoluta en el congreso local. Y debido a que una gran mayoría de funcionarios, de los gobiernos de morena, no fueron capaces de aprobar las evaluaciones y no cumplen con el más mínimo requisito de experiencia o perfil para ocupar el cargo, la mayoría morenista en la cámara local prepara una reforma a la Ley Orgánica Municipal, para eliminar el requisito de certificación en las áreas, que, por su grado de responsabilidad y conocimiento técnico, requieren de funcionarios especializados y con experiencia probada.
Así, como en el país de los ciegos el tuerto es rey, en los gobiernos de ineptos la certificación dejará de ser ley.
Bajo la bandera de aquella desafortunada frase demagógica de López Obrador, “Para ser buen servidor público se necesita 99% de honestidad y sólo un 1% de capacidad”, se institucionalizará la mediocridad en la función pública, se dará al traste al proyecto de hacer de la función pública un servicio civil de carrera y se privilegiará la incondicionalidad y la complicidad, sobre la profesionalización, la eficiencia y la especialización.
Con ello, se explica por qué actualmente en 18 municipios del Estado de México, los directores de seguridad pública no cuentan con un certificado de control de confianza. Entre estos, los municipios con los más altos índices delictivos, como Naucalpan y Ecatepec, que tienen a un encargado de seguridad que incumple con dicho requisito; y otros siete directores que no han hecho ningún trámite y seis más que están en proceso.
En el caso de Naucalpan, Integrantes del ayuntamiento, a propuesta de la síndico y regidores de Acción Nacional, aprobaron en sesión de cabildo y por mayoría, la remoción inmediata de los funcionarios del gobierno municipal, que por más de seis meses no han comprobado su certificación.
Tal es el caso de los funcionarios de protección civil, medio ambiente, desarrollo económico y la contraloría.
Sólo así, se puede explicar la disfunción y el pobre desempeño de los gobiernos municipales, en su gran mayoría de morena. Los cuales, al privilegiar la simplista visión de su líder moral y mesías patrio, han dejado de lado la profesionalización, la especialización, la experiencia y la eficiencia, por ceder lugar al engañoso argumento: “no tiene experiencia, pero es honesto”.
Habrá que recordarles a los gobiernos de 4ta. que a la par de la corrupción, de lo que también están hartos los ciudadanos, es de la incapacidad y la ineptitud para resolver los problemas, por parte de un gobierno mediocre. Porque al final, el designar a personas que no están aptas para un cargo, también es corrupción.