No es casual que en medio de una crisis económica y de seguridad, el presidente López señale, ahora, algún tipo de amenaza de golpe de Estado, para así convocar a unir fuerzas entorno al él, ante cualquier tipo de amago a su gobierno de 4ta.
Siguiendo el “Manual de El Populista en Busca de la Dictadura” al pie de la letra, en su capítulo: “¿cómo salir bien librado de las crisis autogeneradas y no morir en el intento?”, el titular de la gerontocracia mexicana recurre a la reconocida estrategia de generar amenazas, sean estas internas (conservadores, prensa fifí, tecnócratas, mafia del poder o militares golpistas) o externas (el imperialismos yanqui), para generar distractores mediáticos y forzar la cohesión de sus fanáticos, borregos y serviles al régimen, entorno al líder supremo.
Y fue, convenientemente, tras una pesada semana en la que continuó tratando de sortear el fracasado del humillante intento de detener al “Chapito”, provocar la convulsión de la ciudad de Culiacán ante el dominio avasallador del narco, presentar más de tres versiones distintas de los hechos y, para rematar, exhibir, exponer y traicionar a los mandos del ejército responsables del operativo, además de arremeter contra la prensa y acusarlos de propagar noticias falsas; cuando el fin de semana, tratando de tomar un respiro, el presidente López dijo que “el gobierno que encabeza cuenta con el apoyo de una mayoría ciudadana que no permitiría un golpe de Estado”, advirtiendo también que México no será tierra fértil para el genocidio.
Así, AMLO se vistió con el traje y los zapatos de Francisco I. Madero y acusó a los malintencionados conservadores y a la prensa fifí de invocar a un nuevo Victoriano Huerta, para derrocar la “trastornación de México” que él encabeza.
Fiel a sus cambios de personalidad, según el personaje de la historia que lo posee al despertarse, en la mañanera del pasado lunes López se contradijo de sus mensajes del fin de semana y aclara que, en sus mensajes en redes sociales, descartó que haya condiciones para que haya un golpe de Estado y que surgieron del “imprudente” discurso del general Carlos Gaytán Ochoa.
El discurso del General Gaytán, dado en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional el pasado 22 de octubre, refiere al sentimiento de agravio del ejército, por parte del actual gobierno de 4ta.
Gaytán habló sobre la grave polarización política de la sociedad, fomentada desde la presidencia de la República, la cual busca imponer una ideología dominante, aunque no mayoritaria, sustentada en la doctrina de corrientes de extrema izquierda, que acumularon un gran “resentimiento” durante años.
Incluso, habló respecto de las malas decisiones estratégicas tomadas por el titular del ejecutivo, que preocupan a las fuerzas armadas por chocar con los valores en los cuales fueron formados.
Bien lo describe el general Gaytán y bien lo demuestra el presidente López con sus altibajos de declaraciones, sus decisiones y posturas erráticas y sus vaivenes de personalidad, según el personaje histórico que se le reencarne por la mañana, el presidente de México demuestra ser un lunático, narcisista, ideático, paranoico y resentido.
Cómo lo aclara López, los mexicanos debemos estar tranquilos, pues no haya condiciones para un golpe de Estado en México; lo que, si debemos estar preocupados y muy atentos, es sobre el golpe diario del estado mental del presidente de México.