*Guerrero sucio
*El ocurrente
*Zedillo
*Los gasolinazos
La elección para gobernador en Guerrero, que se llevará a cabo este domingo a partir de las ocho de la mañana es un foco rojo, pese a que el gobernador Zeferino Torreblanca y el gobierno federal lo nieguen.
La polarización del proceso, en la que los golpes bajos y las traiciones han sido constantes, como se ha vuelto una costumbre en la mayoría de las elecciones, ha llevado la situación a tal punto que la noticia será que no haya enfrentamientos durante la jornada.
La desfachatez de Angel Heladio Aguirre Rivero es impresionante: era senador del PRI priísta hasta hace todavía tres o cuatro meses, renunció al partido, aceptó la candidatura del PRD, PT y Convergencia y ahora hasta se colocó en el pecho los colores del PAN con un cinismo desbordante.
Es el poder por el poder, pero todos son iguales. La dirigencia de Jesús Ortega en el sol azteca ha sido una vergüenza. Fue precisamente con Aguirre Rivero como mandatario sustituto de 1995 a 1999 cuando denunciaron asesinatos, desapariciones y todo tipo de vejaciones en su contra y hoy le levantan la mano y lo arropan como su candidato. Bien dice que el dicho que la política es el arte de tragar estiércol sin hacer gestos.
La relación de primos entre Angel Aguirre y Manuel Añorve, candidato del PRI, PVEM y Panal a la gubernatura, ha sido echada al cesto de la basura por la ambición desmedida.
Por supuesto, Añorve tampoco es un santo, porque esa filtración de la llamada telefónica entre su primo y la senadora del PRD por Zacatecas, Claudia Corichi, seguro no fue del lado oficialista –que se unió a Aguirre con la declinación del panista Marcos Parra Gómez-, en la que ésta ofrece hacer cualquier cosa para que gane, fue un golpe contundente.
Zedillo y el regreso del PRI
“¡Vaaamos a ganaaar!”, cantó Ernesto Zedillo con el puño derecho pegado al pecho en señal de triunfo y acompañado por su esposa, Nilda Patricia Velasco, en el marco del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.
Habrá que ver si al ex presidente –al que le avisaron que sería candidato tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio cuando volvía de las tortillas con su hijo en aquel lejano 1994-, los priístas aún lo consideran correligionario, porque para nadie es un secreto que en la derrota del PRI, Zedillo salió en cadena nacional a anunciar el triunfo del PAN cuando el Instituto Federal Electoral (IFE) aún no lo hacía.
Basta recordar, por ejemplo, a Francisco Labastida, candidato perdedor, quien aseguró que Zedillo le exigió reconocer la derrota y el triunfo del entonces carismático Vicente Fox en las elecciones de 2000.
“Ya no me tomó la llamada”, dijo en julio de 2010 Labastida al desaparecido cronista Fidel Samaniego, en una entrevista en la que reveló las presiones de Zedillo y de su secretario particular, Liébano Sáenz, las que comenzaron, dijo, poco después de las seis de la tarde, para salir a reconocer la derrota.
Labastida Ochoa, ex gobernador de Sinaloa, ex secretario de Gobernación y para muchos un candidato sin fuerza ni personalidad, dijo que trató de hablar con Zedillo a través de Liébano, pero que éste ya no le contestó. Ya no tomó la bocina.
¿Cree usted que alguien en el PRI quiere las porras de Zedillo?
O tal vez con su cántico quiso decir que va a ganar el PAN, ¿no lo cree?
¡Ay señor Cordero!
Sí, Ernesto Cordero cumple a la perfección con el perfil de presidenciable.
Eso dicen los expertos en análisis político y grilla. Y también lo creo, pero por su discurso, no por su imagen.
“Gasolinazos, los que había en el pasado. Son incrementos muy moderados de la gasolina que de ninguna manera se reflejan en los precios”, dijo en Davos, Suiza, en el Foro Económico al que asistió como parte de la comitiva presidencial en referencia a la época priísta, cuando, acusó, eran de cincuenta o sesenta por ciento y en un solo ramalazo.
Al señor Cordero habría que explicarle, primero, un principio básico: históricamente, cualquier incremento a los combustibles, gasolina, diesel gas o como se llame, causa un efecto en los precios inmediato, lo que significa inflación. Sencillo de entender ¿no?
Bueno, Cordero, experto en economía y finanzas y heredero de las glorias –como dicen por ahí- del extinto Juan Camilo Mouriño en cuanto a preferencias de Felipe Calderón rumbo a 2012, reiteró en el Foro Económico de Davos, Suiza, que los aumentos mensuales a las gasolinas no generan inflación
¿Cómo lo ve?
El discurso priísta que por siglos criticaron, sí ese de mentiras y frases hechas, es el mismo de los panistas. ¿Recuerda usted, por ejemplo, cuando los jóvenes tricolores se la pasaban repitiendo que las devaluaciones no afectaban y que, incluso, ayudaban a las exportaciones?
Igualito, igualito, actúa el actual gobierno de Calderón. Acaso aplican el principio que reza: “Una mentira se vuelve verdad a base de repetirla” ¿No?
Sólo hay que preguntar a millones de familias en el país que no tienen ni para comer frijoles, para saber si los gasolinazos generan aumento de precios.
Diego y los perdonavidas
Los autollamados Misteriosos Desaparecedores hicieron pública una carta esta semana en la que aseguran haber perdonado la vida a Diego Fernández de Cevallos y haber hecho un extraño contrato en la clandestinidad en el que el Jefe se comprometió a hacer campaña por los pobres y a luchar contra las injusticias, al estilo de Superman.
¿Qué pretenden los señores misteriosos al continuar en la opinión pública cuando ya concluyó el secuestro de siete meses de Fernández de Cevallos?
A juzgar por lo visto y declarado por éste, el contrato, reconocido por Diego, es sólo una parte de una estrategia de control y presión en la que, seguro, hay amenazas y advertencias de cumplirlo o atenerse a las consecuencias.