¿A qué está jugando López Obrador? Cuando por prejuicios, caprichos, ocurrencias e improvisaciones, se empecina ciegamente en desmantelar toda obra o programa que, a su parecer, son legados neoliberales y, por tanto, hay que satanizar, demoler y desparecer, aún hayan sido exitosos o necesarios.
Primero detonó la incertidumbre y parálisis económica del país, enterrando cientos de miles de millones de pesos en Texcoco, derrochando millones más en proyectos patito (producto de sus delirios y ocurrencias) y tirando miles de millones más a un barril sin fondo, en programas populistas.
Luego detonó el crecimiento de la violencia y la inseguridad, desmantelando las instituciones federales de seguridad, construidas en torno a la formación y profesionalización de cuerpos policiales de carrera; además, de rendirse al narco y al crimen organizado, ante el asombro y vergüenza internacionales.
Ahora, dinamita al sistema nacional de salud demoliendo el Seguro Popular e imponiendo al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), sin presupuesto suficiente, sin pies, ni cabeza y poniendo al borde de la muerte a pacientes con enfermedades crónicas y terminales.
Desoyendo el llamado de los exsecretarios de salud, que señalaban que el nuevo instituto nacía con múltiples defectos, incluyendo una reducción al presupuesto operativo, el presidente López ha cometido otro error crucial al desaparecer el Seguro Popular.
El inicio de operaciones del INSABI ha traído una avalancha de críticas de especialistas y profesionales en el ramo, así como la manifestación de pacientes y familiares, ante la falta de atención médica, desabasto de medicinas y el cobro de cuotas incosteables, de aquellos que apenas tienen para llevar a sus hijos y seres queridos a las consultas o terapias.
La eliminación del Seguro Popular –como en su momento fueron las Estancias Infantiles– significó anular uno de los programas institucionales más nobles e importantes del sistema nacional de salud; incluso, reconocido internacionalmente por sus estándares de cobertura universal y accesibilidad, para aquellas familias que no cuentan con la protección de una institución de seguridad social (IMSS, ISSSTE, ISSSEMYN, etc.).
Hoy, tras conocer las deficiencias y carencias con las que nació el INSABI, este instituto se convierte en sinónimo de incertidumbre y retroceso en el sistema de salud. Ya que, más allá de ser una estrategia que incluya a los 20 millones de mexicanos que carecen del servicio de salud, el gobierno de 4ta. echó por tierra el servicio que recibían más de 57 millones de beneficiarios, en el Seguro Popular.
Ésta nueva ocurrencia de López ha reemplazado un programa que tenía un financiamiento, si no el óptimo, si el suficiente para poder operar durante varios años más sin dificultades. Ahora, la 4T se pavonea en su mediocridad con un instituto creado al vapor, improvisado y sin reglas de operación claras, para los pacientes, administradores de hospitales y médicos.
Sin duda, la enorme tirria de AMLO hacia las obras y programas inaugurados por las administraciones anteriores, señalados con su dedo flamígero bajo los estigmas de la corrupción para desacreditarlos (sea real o inventada), es el elemento suficiente y subjetivo para condenarlos a su extinción, aun hayan sido eficaces y exitosos. El pecado original que los sentencia a su expulsión del paraíso tropical (del Macuspano), es sólo el hecho de haber nacido en los “gobiernos neoliberales”.
López Obrador ha venido a convertirse en el cáncer de México, ya que todo lo que toca lo deforma y lo degenera, poniendo en riesgo al país.
Así fue con la economía: la inversión cayó, el desempleó aumentó y dejamos de crecer; lo fue con la seguridad: creció la inseguridad, los homicidios tuvieron un año récord y el país vive sus tiempos más violentos; y ahora con la salud: hay desabasto de medicamentos, las terapias se vuelven incosteables, se excluye del sistema a pacientes con enfermedades crónico-terminales y se deja a su suerte a niños, mujeres, hombres y ancianos, a los que su vida depende de un medicamento o un tratamiento que era costeable y accesible en el Seguro Popular.