TOLUCA, Mèx.- La situación de inseguridad que priva en el país y la violencia intrafamiliar son factores que han potenciado la práctica y severidad del bullyng u hostigamiento, pues se ha perdido paulatinamente la capacidad de asombro y situaciones que antes generaban rechazo, empiezan a ser aceptadas por la sociedad, afirmó el integrante del Cuerpo Académico “Psicología y Educación” de la Facultad de Ciencias de la Conducta de la UAEM, David Aarón Miranda García.
Para afrontar la problemática del bullyng, consideró, es necesario entender qué aspectos lo delimitan, pues en algunas ocasiones se comete el error de etiquetar de ésta manera cualquier acción violenta entre los niños.
Explicó que se trata de un proceso sistematizado de violencia entre pares, en el que es necesario identificar una tendencia a realizar acciones agresivas de forma continua y sobre una persona que represente el mismo rol dentro del grupo.
Por el contrario, precisó, si un niño cometió un acto violento de forma circunstancial contra uno de sus compañeros o la agresión fue del profesor hacia el alumno, éste no puede se catalogado como bullyng y la solución queda sólo en la aplicación de un correctivo, aunque ambos casos requieren de atención.
El académico de la Máxima Casa de Estudios mexiquense detalló que los actores involucrados en esta forma de violencia son: el agresor, la víctima y los testigos.
El agresor, explicó, antes era catalogado como una persona sin autoestima, pero en la actualidad esta situación se ha revertido; con respecto a los testigos, dijo, es frecuente que tiendan a replicar las acciones que observaron o en determinada situación, y por miedo a sufrir alguna agresión, avalan y amparan al agresor, generando así un círculo vicioso donde son reforzados los patrones de conducta.
Al mencionar a las víctimas, el psicólogo advirtió que en la mayoría de las situaciones padecen a corto y largo plazo trastornos como la depresión, que puede terminar en suicidio o bien, abundó, en casos excepcionales, el agredido toma la estafeta del agresor y la maximiza, como ha sucedido en las masacres dentro de instituciones educativas en Estados Unidos.
David Aarón Miranda García concluyó que es determinante un diagnóstico efectivo de los trastornos que afectan a los niños, pues bajo esa línea será posible establecer los tratamientos para ayudarlos y evitar errores que pueden ser contraproducentes.