NAUCALPAN, Méx.- En política pocas cosas son casualidad, y la presencia de la gobernadora Delfina Gómez en el Primer Informe de Gobierno de Isaac Montoya no fue un gesto protocolario: fue un mensaje directo, contundente y perfectamente calculado. Mientras en otros municipios del Valle de México la mandataria envió representantes, en Naucalpan decidió estar ella misma. Y eso, en el tablero político mexiquense, lo dice todo.
Durante su primer año al frente del gobierno estatal, Delfina Gómez ha visitado Naucalpan por lo menos siete veces, un hecho inédito si se compara con el trato hacia otros municipios. No es una cortesía repetida: es una señal de confianza, afinidad política y apuesta a futuro.
El mensaje es claro: Isaac Montoya es su carta fuerte en el corredor más disputado del Estado de México. Naucalpan, históricamente territorio de alta competencia, se ha convertido en ejemplo de lo que la 4T pretende proyectar: un gobierno cercano, un alcalde joven y un estilo de trabajo que sintoniza con el proyecto estatal.
Este respaldo no solo fortalece a Montoya en el presente, sino que lo coloca en una posición privilegiada rumbo a la reelección. La política mexiquense tiene códigos que todos entienden: la presencia de la gobernadora equivale a un espaldarazo político y a un mensaje interno y externo. Delfina eligió dónde estar, y eligió Naucalpan.
Hoy, en el Valle de México, quedó definido algo que ya se comentaba en voz baja: Isaac Montoya es el presidente municipal consentido de la gobernadora. Y cuando el poder estatal respalda sin reservas, el escenario político se reconfigura.
Naucalpan lo sabe. La clase política lo entiende. Y los demás municipios toman nota.











