NAUCALPAN, Méx.- Hace casi 30 años, Rodolfo Zaragoza llegó a Naucalpan de su natal Chihuahua con todo y marimba. Se dedicaba a charolear, es decir, a salir a la calle a tocar y pedir cooperación. Vivía en la colonia Izcalli Chamapa y era difícil llevar hasta allá el instrumento, por lo que lo guardaba en el local de una agrupación de músicos en la calle Ramos Millán, colonia López Mateos, en la zona centro del municipio. Un día, una vecina de esa misma vialidad le ofreció en renta una “accesoria”, él aceptó y así nació lo que hoy conocemos como “Calle de las Marimbas”.
Con la renta del local, Rodolfo Zaragoza ya no solamente se dedicaba a charolear, tenía un lugar en donde, además de guardar la marimba, la exhibía, repartía tarjetas y atendía a quienes se interesaban por su trabajo. Fue tan grande el éxito de “Juani y sus Ritmos”, como nombró a su agrupación musical, que meses después uno de sus ayudantes se independizó y también rentó un local sobre la misma calle.
La historia se repitió con Arnulfo Luqueño, un baterista que ingresó a “Juani y sus Ritmos” cuando tenía 22 años. Con el tiempo aprendió a tocar los teclados, el bajo y por supuesto la marimba, pero también se convirtió en el yerno del jefe. Por ello, don Rodolfo lo animó a independizarse, para que ya no ganara como empleado sino como patrón. De esta forma, “Marimba Tropical Los Ritmos” fue la tercera agrupación musical que se estableció en la calle Ramos Millán.
De barba y bigote escaso, cabello canoso, Arnulfo recuerda que sólo se sabía 30 canciones cuando debutó con su grupo compuesto por dos marimbistas y un baterista. Pero el repertorio pequeño no era el mayor problema, sino que los otros integrantes, sus muchachos, “eran nuevos” y tuvieron que improvisar. “Me la vi dura, pero estaba contento porque fue mi primer hueso (tocada), la gente no quedó muy contenta pero no me dijo nada”, cuenta.
“Después llegaron muchos otros, de Oaxaca, de Chiapas, hasta uno que le decían El Sastre, porque era sastre y no sabía tocar, pero le gustó esto, se compró su marimba y ahí andaba”, nos dice Arnulfo. Agrega: Llegaron a haber hasta 25 marimbas en esta calle. Hace 15 años todavía se podía tocar 3 o 4 veces a la semana; viernes, sábado y domingo, y una que otra entre semana.
La “Marimba Claro de Luna” es otra de las primeras que llegó a la calle Ramos Millán. Con 25 años de existencia, la agrupación musical que dirige Humberto Vázquez, interpreta música versátil: salsa, bolero, rock and rol, danzón, cha cha cha, mambo, y acuden a bautizos, cumpleaños, bodas y hasta velorios.
Jorge Flores, uno de sus integrantes, quien llegó hace 15 años a la agrupación, comenta: “Un compañero, se llamaba Felipe, era músico de nosotros, un día enfermó y lo llevaron al hospital, en una semana falleció; nos llamaron para tocar en el funeral. Es la experiencia más triste que he tenido como músico”.
Por su parte, Margarito Arias se formó en la agrupación Claro de Luna, pero desde hace 10 años es director de la Marimba Orquesta Estrellas de Chiapas, que cuenta con cinco elementos: dos marimbistas, bajo eléctrico, saxofón, batería y vocalista. Nos cuenta que de las 25 grupos que llegaron a existir en la Calle de las Marimbas, hoy sólo hay siete; además de las cuatro referidos, también sobreviven Lira de Chiapas, Fiesta Itsmeña y Sones de México.
“Se han ido por falta de trabajo y por la renta, algunos siguen tocando la marimba, pero ahora únicamente los encuentras en sus casas, sin local en esta calle. Otros, nos dedicamos a otro oficio para completar, yo soy pantalonero y uso el mismo local para eso, de los pantalones sale para la renta”, platica.
Margarito tiene cinco hijos, sólo uno, Andrés, toca la marimba. “Cuando estaban chiquillos, me gustaba meterlos en el bombo, lo agarrábamos como cuna, ahí dormían, ahora ninguno cabe”, nos dice con una sonrisa que muestra algo de nostalgia.
Estrellas de Chiapas “charolea” en la Zona Azul de Satélite, en Tacubaya y en el centro de la Ciudad de México, “de ahí sale un cien (pesos) para cada uno, para el chivo, pero lo más importante es salir a promocionarnos para que nos conozcan. Repartimos tarjetas, a veces tarda uno o dos años, pero sí nos hablan”.
El costo de la hora de marimba está alrededor de un mil 500 pesos, pero sí regatea se puede obtener un buen descuento. Además de la música versátil, también se debe contar con un repertorio de música tradicional, como La Llorona, La Sandunga, La Tortuga del Arenal, Canción Mixteca, La Bruja, o aquella de Pepe Guizar, Tehuantepec, que define a la “música de una marimba (como) maderas que cantan con voz de mujer”.