Vaya enredo con la carta responsiva que la Secretaría de Educación Pública (SEP) exigió como parte de un decálogo de medidas para volver a las aulas el 30 de agosto.
Como ha sido una constante en este gobierno, la falta de coordinación y comunicación entre Andrés Manuel López Obrador y sus secretarios vuelve a exhibirles.
Si no sabía, como asegura, es grave. Pero si sabía, lo aprobó y ahora lo niega ante la presión de los padres de familia, que le reclaman responsabilizarlos de un eventual contagio, enfermedad y muerte de alguno de sus hijos, es peor.
El martes, Andrés Manuel dijo que la carta no es obligatoria y que él ni estaba enterado. Que si le hubiesen informado la habría rechazado y que la responsabilidad de la salud y seguridad de los niños y adolescentes en la vuelta a las aulas es compartida, principalmente del Estado.
Cambió el discurso.
Y la eliminó, la echó al cesto de la basura, no sin antes dejar en ridículo a Delfina Gómez Alvarez, la secretaria de Educación, quien el jueves 12 de agosto ahí mero, en Palacio Nacional, presentó los diez puntos de la guía, del protocolo que se elaboró entre la Secretaría de Educación y la Secretaría de Salud.
Ayer Elizabeth García Vilchis, encargada de la sección ¿Quién es quién en las mentiras de la semana? dijo que la carta es falsa.
De hecho, la carta existe.
La que circuló en redes y que se publicó en diversos medios es real y tiene los membretes en la parte superior de ambas dependencias.
Forma parte de la Guía de orientación para la reapertura de las escuelas ante COVID-19, elaborada de manera conjunta por la Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación Pública.
Ese requisito, parte del decálogo, se contempló en la citada Guía, elaborada en mayo de este año y se confirmó de común acuerdo en la LIII Reunión Ordinaria del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (Conaedu) llevada a cabo el 12 y 13 de agosto, en la que participaron autoridades educativas de todo el país y donde Delfina Gómez presentó la estrategia para volver a las aulas.
Fue en las instalaciones de la SEP.
Y existe también un comunicado oficial.
“De manera consensuada” se aprobó que madres, padres de familia o tutores que decidieran enviar voluntariamente a sus hijas e hijos a la escuela, y educandos mayores de edad, deberían firmar una carta compromiso de asistencia voluntaria y corresponsabilidad que sería entregada a la autoridad escolar correspondiente, sostiene.
La Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México (AEFCM) dio a conocer ayer que la carta que circuló -en formato de diseño PDF- nunca fue un documento oficial.
Delfina, después de que Andrés Manuel se deslindara y hasta dijera que fue una decisión de abajo -¿qué tan abajo considera a la secretaria?- no tuvo opción y recortó el decálogo.
Sí, ahora sólo son nueve puntos.
La carta fue borrada, no existe, nadie la vio.
Es decir, el decálogo quedó en sólo nueve puntos.
La titular de la SEP dijo en entrevista televisiva que el protocolo, rasurado, está listo y a la espera de recibir luz verde.
¿Qué puede hacer un secretario si el presidente le exhibe, le atribuye toda la responsabilidad de un error, de una decisión que provoque reacciones negativas?
Sí, acertó: renunciar.
Pero no lo hará.
No es la primera ocasión que sucede, se lo dije en la entrega de ayer.
En la mañanera del miércoles -ayer- volvió a hacerlo: llamó cuadrado al subgobernador del Banco de México, Gerardo Esquivel, por oponerse a utilizar los 12 mil millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional (FMI) destinará a México como parte de apoyo.
-Son cuadrados, dijo.
Esquivel ha dicho que no es dinero en efectivo, sino documentos.
Vámonos: Una disculpa… a quien lo merezca.
¿Qué quiso decir el secretario de Marina Rafael Ojeda?
Perdón, pero no perdón.
Llamó corruptos a los integrantes del Poder Judicial.
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