La CDMX está en rojo.
En semáforo rojo.
Y sí, por supuesto, en alerta y en emergencia por Covid-19.
Claudia Sheinbaum Pardo iba muy bien.
Se había desmarcado de Hugo López-Gatell y hasta de Andrés Manuel López Obrador.
Ha utilizado el cubrebocas.
Y aunque tarde, su gobierno ha aplicado pruebas, dado seguimiento a casos e implementado el uso del código QR en sitios cerrados y, ahora, en el transporte público.
Pero contestar con evasivas a la realidad no es correcto.
-El pueblo no es tonto. Tonto es quien cree que el pueblo es tonto, ha dicho López Obrador siempre.
Entonces, ¿por qué no llamar a las cosas por su nombre?
Ayer, tanto Sheinbaum Pardo como López-Gatell evadieron el tema.
-Alerta por Covid-19.
-Alerta por Covid-19
-Emergencia por Covid-19, se limitaron a decir.
Desde el punto de vista económico, es obvio que tanto el gobierno de la Ciudad de México como el gobierno federal -en ese orden, porque así fue el manejo de la información ayer- no quieren más daño.
No quieren que se les caigan más los números tanto de la economía como del empleo, de por sí por debajo del cero.
En déficit.
Y es entendible.
¿Cómo hacer para que todos los capitalinos, y no, que viven del comercio, del consumo en fondas, restaurantes, cines, negocios diversos y más no sufran el impacto de un nuevo parón?
Y los miles de informales.
Prácticamente imposible.
Más aún si no se han implementado planes de ayuda, principalmente del gobierno federal. Cero condonación de impuestos. Cero entrega de apoyo, de dinero.
La CDMX sí ha establecido programas de respaldo, pero son finitos.
No hay recursos que alcancen para mantener esa ayuda.
¿Pero evadir, evitar, huir a la responsabilidad de reconocer que el color es rojo, rojísimo?.
Nada de que naranja con alerta de rojo, o de que naranja con tonos marrón y más.
El rojo es rojo.
Y así se ha vivido cuando menos desde octubre.
No sólo es incorrecto. Es inmoral.
¿Por qué?
Porque el poder de un gobernante y su mensaje es impresionante e innegable.
Apenas el jueves, López-Gatell sorprendió con su llamado a cuidarse y su advertencia de que el coronavirus mata y la muerte es tormentosa.
Y fue aplaudido.
Pero ayer, como ha sido desde que comenzó la epidemia y su seguimiento estadístico allá por febrero, volvió a cambiar y a cantinflear.
-En cuanto al color, es hasta cierto punto intrascendente: alerta por COVID-19, emergencia por COVID-19, ¿hay alguna duda?, respondió a una pregunta en la nocturna de Palacio.
Sheinbaum Pardo dijo desde días pasados que el semáforo de riesgo es competencia del gobierno federal.
Y ayer lo reiteró.
-Vamos a tomar como referencia la alerta que ella ha emitido. Coincidimos con ella: estamos en alerta por Covid-19, estamos en emergencia por Covid-19 en la Ciudad de México, remató el epidemiólogo.
Por supuesto, no toda la culpa de estar en 130 mil muertos a nivel nacional y en 2 millones de contagios -al menos- es del gobierno federal o local.
Millones de mexicanos irresponsables andan por ahí, sin cubrebocas, sin mascarilla y sin lavarse las manos.
Como si fueran inmortales.
Y está demostrado que cualquiera puede morir por este virus, pese a que el riesgo se incrementa a partir de los 40 años de edad y cuando se padecen enfermedades crónicas.
Desde el punto de vista político es lo correcto.
Sheinbaum Pardo quiere ser presidenta de México.
Sueña con 2024.
Y no quiere pagar el costo político que significa una economía macro y micro dañada, afectada.
Pero ¿por qué sus asesores, que cobran, y bien, no le sugieren enfrentar la realidad y salir a enviar un mensaje contundente?
Por miedo a dejar de cobrar sus asesorías y porque aplican la receta que ha dado resultado históricamente: darle vuelta a las dificultades y a las situaciones de riesgo, apostando a que la gente olvide.
Estrategia arriesgada.
Sobre todo, en época de benditas redes sociales.
-El pueblo ya despertó, cito de nuevo a Andrés Manuel.
Y le asiste la razón.
La CDMX está en rojo.
Sí, rojo.
Y en alerta por Covid-19.
En emergencia por Covid-19.
¿Alguna duda?
Se aplica
El que bajó bien el balón para desmarcarse de los señalamientos por su nombramiento al frente de la Comisión de Aguas del Estado de México (CAEM), es Jorge Joaquín González Bezares, vocal, quien se aplicó y en pocos días ha puesto en operación obras de alto contenido social como el pozo profundo Los Llanos, en ciudad Nezahualcóyotl.
La obra beneficiará a más de 48 mil habitantes.
El desazolve del drenaje también se intensificó.
Se limpió 28 por ciento más de redes de drenaje, en comparación con 2019.
“Trabajo mata grilla”, aseguran en territorio mexiquense.
Vámonos: Aplauso para los senadores: la Belisario Domínguez al personal médico es lo mejor que han hecho en sus seis años de beca.
albermontmex@yahoo.es @albermontmex