Ahora, más que nunca cobra sentido aquella vieja frase que decían nuestros padres, cuando nos alentaban a no estar atenidos a ellos (por no decir de huevones) y alzar las alas, para volar y hacernos autosuficientes: “que te mantenga el gobierno”.
Y es que, en esta frase popular se refleja la actual política social, asistencial y electorera del actual gobierno de 4ta., que busca generar una base de apoyo popular incondicional, basada en una comunidad de mantenidos y dependientes crónicos, no de los programas sociales, sino del dinero constante y sonante que, mes con mes, “regalará” el gobierno a nombre de Tata Obrador.
Tras el desplazamiento de la “tecnocracia” en el gobierno, la actual “gerontocracia” -nueva oligarquía en el gobierno, donde el poder está en manos de una élite de ancianos-, la visión de desarrollo social dejó de ser subsidiaria y solidaria, para degenerarse hacia una total dependencia clientelar. Es decir, dar el pescado de manera permanente y esconder la caña, para que los beneficiarios no aprendan a pescar.
Y es que para el gobierno no hay planes, ni proyecciones de largo plazo. Para López Obrador es urgente engrosar ya ese mercado cautivo de votos, esa población de mantenidos que estén dispuestos a apoyar ciegamente a su nuevo amo, con tal de sólo estirar la mano para recibir su apoyo mensual, en efectivo.
Por ello no hay reglas de operación, ni condiciones, ni requisitos mínimos para integrarse a dichos “programas”; se puede recibir pensión, aun siendo pensionado del IMSS, ISSTE, etc.; se puede recibir apoyo a madres trabajadoras, aunque encargues a los niños a la abuelita, de gratis; se puede recibir una beca, aunque no la necesites o no mejores tus calificaciones o seas el eterno fósil de la prepa/universidad; puedes recibir tu apoyo de jóvenes emprendiendo, aunque le pases un moche a tu empleador para no presentarte a trabajar o por sólo buscar trabajo, rogando a Dios no encontrar.
Lo único que engendrará el actual régimen, en el largo plazo, será una generación de mantenidos.
En contraste, pongo el ejemplo de mi generación o la generación de mis padres o la de mis abuelos: Soy parte de la llamada Generación X, mis padres de los Baby Boomers y mis abuelos de la Postrevolución; mi familia viene de una línea generacional humilde y sencilla, abuelos trabajadores y padres obreros, siempre saliendo adelante con trabajo y, con alguna oportunidad, abriendo algún changarro para complementar el sustento familiar.
Ninguno, en ningún momento, recibimos algún apoyo del gobierno; el único programa social, del cual fuimos beneficiarios, llegó a ser el subsidio a la leche Liconsa y los Tortibonos (por el grave período inflacionario de los 80’s); los cuales, vale la pena aclarar, no eran regalados sino se pagaban a un precio accesible.
A pesar del poco o casi nulo apoyo recibido del gobierno, cada una de las generaciones supieron valerse por sí mismos y salir adelante: hacerse de un predio, fincar una casa y formar un patrimonio; darles vestido y sustento a sus hijos; dotarles de la mejor herencia que es el estudio, desde el preescolar hasta la universidad y, como límite, hasta donde uno aspirara llegar; y, en el último tramo, llegar a la vejez con una pensión modesta, producto del esfuerzo personal de su edad productiva.
La única relación directa con el gobierno era en el descuento salarial o la contribución a los impuestos. Ese, sin duda, ha sido el factor para que cada generación se enseñara a valer por sí mismos, sin necesidad de esperar la dadiva del gobierno y sin atenerse al paternalismo populista de la época; en la cual, los programas se distribuyeron a manos llenas, pero a unos cuantos, generalmente a los operadores, seccionales y votantes cautivos del PRI.
Es así como, con una visión retrograda, AMLO se esfuerza por encaminarnos a ese “populismo reloaded” o recargado, degenerando a una nueva generación, que festivamente celebra que le “regalen” dinero sin ningún compromiso explícito, pero si implícito en el voto, para las elecciones venideras.
El gobierno de 4ta. ha comenzado a echar a perder a esa generación que, en 10 años, deberá ser esa población económicamente activa que soporte la productividad, contribuya al sostén del presupuesto público y le de vitalidad al sistema de pensiones del país.
Como lo definió López Obrador, al hablar de su descripción de justicia social: el objetivo de su gobierno no es fortalecer las capacidades y la autosuficiencia de las personas, sino compararlas con “mascotas”. Porque ve a los pobres como incapaces para procurarse alimento, por sus propios medios.
Por ello, la prioridad de AMLO es ser el AMO del mayor número posible de “mascotas” que, a cambio de un plato con croquetas, le den su lealtad y su voto, a toda prueba.