Félix Salgado Macedonio y Mario Delgado Carrillo estaban desencajados.
Su expresión cambió.
Creyeron que su porrismo, sus amenazas y la presión con sus acarreados serían suficientes para que los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) cedieran y le devolvieran su candidatura al gobierno de Guerrero.
Reunidos afuera del instituto, donde instalaron una pantalla, observaron como uno a uno, los votos llegaron. Poco después de las 22:00 horas se conoció el resultado: 6-5 a favor del proyecto, que ratificaba el retiro del registro al senador con licencia, abanderado de Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Aunque con cerrada votación y con uno menos a favor -en marzo, cuando decidieron que no podía ser candidato por no presentar sus gastos de precampaña como precandidato el resultado fue 7-4 -, todos los consejeros repudiaron las amenazas de Salgado Macedonio del lunes, cuando dijo que iría a sus casas y llamo cabroncito a Lorenzo Córdova.
Las reprobaron por poner en riesgo, además, a las instituciones, con su posición gansteril, de bravucón de barrio, de borracho de cantina.
Estaban molestos.
Y Lorenzo Córdova, presidente del INE, fue contundente desde el principio: votaría a favor de quitarle la candidatura.
Y así lo hizo.
Su voto fue el último, el sexto.
El que selló la derrota más grande de Mario Delgado Carrillo como dirigente del partido, desde que Andrés Manuel López Obrador lo puso al frente de éste, en noviembre 2020.
Por eso su rostro de preocupación, desencajado, molesto.
Porque le estaba quedando mal al jefe, a su creador, a su protector.
Porque aunque les queda la opción del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife, para más fácil), donde su presidente, José Luis Vargas, el magistrado viajero y millonario que no ha justificado ni uno ni otro tema, ha emprendido la defensa de su caso, no es tan seguro que ganen.
Ahí acudirán a impugnar de nuevo la decisión del INE -el Trife les regresó la decisión (les echó la bolita, como se dice coloquialmente) el viernes pasado y, ahora, tendrá que emitir un fallo en definitiva-, donde Andrés Manuel tiene al menos cuatro magistrados.
Se prevé una votación cerrada y debe ser ya, en el corto plazo, porque Morena no ha hecho campaña por atender el proceso.
Cabe recordar que ahí está Yasmín Esquivel, la esposa del amigo y empresario consentido de López Obrador, José María Riobóo, a quien Andrés Manuel impuso al principio de su gobierno.
Por supuesto no debe olvidarse que hace un par de meses, el Trife le dio la razón al consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer García, cuando el INE advirtió al ocupante de Palacio Nacional que no podría abordar temas electorales en su conferencia matutina.
Ahí, con Vargas Valdez tirado al piso para evitar que lo investigue la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de Santiago Nieto Castillo, por aquello de que su riqueza y nivel de vida no corresponden con sus ingresos -aunque esté becado en el Trife y antes en diversos cargos públicos, como el Cisen y la Fepade- la defensa de Salgado Macedonio es un hecho.
A ver si le alcanza.
Morón también
Raúl Morón Orozco se quedó, igualmente, sin candidatura.
Va igualmente por Morena, pero en Michoacán.
Por supuesto, peleará con Salgado en el Trife.
¿Desproporcionado?
¿Absurdo?
¿Y por sólo 19 mil pesos?
Eso dicen los morenistas.
Hasta hicieron la vaca y depositaron en Oficialía de Partes del INE los 19 mil 700 pesos, que argumente el INE no reporto Félix.
Pero, qué pena, la violación de la ley es la violación de la ley.
Aunque sea por un peso.
Pero ni eso, porque no se presentó el informe.
Un homicida no es tantito homicida, porque nomás le clavó la punta de una navaja a su víctima o porque nomás le dio un balazo con una pistolita calibre .22
Es un homicidio y se paga con prisión.
¿Está claro?
Vámonos:
¿Datos biométricos en el celular?
Pero si no pueden ni tener un registro de vacunados.
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