En tiempos de la 4ta. se ha venido develando los principios en que se basa la estrategia de comunicación, de López y sus asesores en la materia, más que estrategias novedosas, es el uso del viejo manual de comunicación de Joseph Goebbels, quien fuera fiel fanático de Hitler (al grado de acompañarlo hasta la muerte, suicidándose junto con esposa e hijos) y férreo dirigente Nazi.
Goebbels, Ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich (1933-45), fue uno de los colaboradores más cercanos de Adolfo Hitler, a quien de algún modo endiosó, implementando una serie de principios de comunicación propagandística, englobados en la estrategia denominada: La Gran Mentira.
Al igual que Goebbels, los estrategas de López y su área de comunicación, han diseñado una serie de consignas perfectamente coordinadas, para manipular a toda una sociedad. En una estrategia conocida como “Tecnología de la Desinformación”.
Así, los principios de La Gran Mentira de Hitler o de la Tecnología de la Desinformación de López, se sustentan en las enseñanzas heredadas por Goebbels:
• “Hay que individualizar al adversario en un único enemigo”.
Principio de simplificación, en el que López adopta una única idea o un único símbolo, para focalizar todas las baterías en crear un único enemigo: el Neoliberalismo. Y frente a ese enemigo autodefinirse como el único defensor del pueblo, los pobres, el progreso, la soberanía, la justicia y la moral. Su objetivo no es complicar el discurso, sino aterrizarlo al plano común, con palabras simples y sencillas para definir a los buenos y a los malos, sin complicaciones.
• “Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad improbable”.
Principio del contagio, donde se reúnen a diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Así, los Neoliberales derivan en conservadores, fifís, adversarios, prian, mafia del poder, la derecha, etc.
• “Hay que cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque y si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
Principio de la transposición, donde todos los días López acusa a los adversarios de ser corruptos y, en medio de todo ello, oculta que muchos de sus colaboradores fueron parte y beneficiarios de los gobiernos anteriores (funcionarios o contratistas).
• “Hay que convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave”.
Principio de exageración o desfiguración, dónde López se remite a temas y agravios del pasado, para distraer la atención en las crisis actuales, siendo que los sucesos actuales le corresponden a él y son los que nos afectan, buscando evadir así su responsabilidad en el hoy y el ahora.
• “Toda propaganda debe ser popular, al nivel del menos inteligente de los individuos a los que va dirigida”.
Principio de vulgarización, en el cual López sólo se comunica con la gran masa de la población, para convencer con el menor esfuerzo mental o argumentativo, asumiendo así que la capacidad deliberativa de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, de la gran facilidad que tienen para olvidar.
• “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes temas, pero siempre abarcando el mismo concepto”.
Principio de orquestación, donde López articula su campaña de comunicación con un único tema (corrupción) y con un conjunto de partidarios, actores políticos y líderes de opinión, justifican, argumentan y atacan todos los temas con la bandera de la anticorrupción, englobando todo su debate en: nosotros los honestos y ellos los corruptos; así como, todo lo que hacemos está bien porque somos honestos y todo lo que hicieron o hacen ellos es malo porque son corruptos.
• “Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa.
Principio de renovación, donde López recicla todos los días agravios del pasado con elementos nuevos, para hacer sangrar la herida permanentemente. Así, de pronto resucita noticias o hechos juzgados del pasado (como la Estela de Luz), donde la capacidad de respuesta del adversario nunca ha de poder contrarrestar el nivel continúo de acusaciones.
• “El que comunica debe de tener un mínimo de credibilidad”.
Principio de la verosimilitud, dónde López basa sus afirmaciones en verdades a medias y las lanza, para que sus partidarios y otros actores las recojan y las difundan, tomando sólo aquello que les interesa resaltar, lo que le da mayores probabilidades de credibilidad, aun siendo una información manipulada, infundada o parcial.
• “Se debe callar en las cuestiones en las que no hay argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario, con la ayuda de medios de comunicación afines”.
Principio de la silenciación, donde López, al verse rebasado en información sustentada o en datos fidedignos u oficiales, que le contradicen o le son adversos, recurre a evasivas o largas respuestas vagas y confusas o, simplemente, se escuda en “los otros datos” que le son convenientes o de su propia invención.
• “La propaganda opera siempre a partir de una predisposición, ya sea un mito u odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que pueden arraigarse con facilidad en actitudes primitivas”.
Principio de la transfusión, donde López ha comprobado que las masas se estimulan o reaccionan ante cierto agravio o indignación del pasado, así le echa limón a la herida para repetir continuamente dicho estimulo. Ello explica la obsesión y costumbre de seguir acusando a los conquistadores españoles, a la iglesia, a los conservadores, a la prensa fifí, a los neoliberales, al prian y a Calderón, de todos los males que le corresponde resolver en su gestión.
Es así como el populista de López ha permeado con facilidad en las masas, articulando un discurso simplón, repetitivo y sencillo; donde se auto define como el personaje bueno que salva al pueblo de los neoliberales malos, apelando constantemente a los agravios y rencores del pasado, para mantener viva esa respuesta, no racional, sino visceral de las masas.
López y su gobierno de 4ta., bien han aprendido del manual de Goebbels y acuñaran con letras de oro su famosa frase: “Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande se una mentira más gente la creerá”.