Cuando el mundo creía que Andrés Manuel López Obrador tenía todo bajo control y que el cambio de gobierno sería terso por tratarse del mismo partido, las tribus, las grillas y el fuego amigo han evidenciado cómo el poder los hace iguales: unos vulgares ambiciosos, parafraseando al tabasqueño que se irá a La Chingada, el rancho que heredó de sus padres, al concluir su sexenio, el 30 de septiembre próximo.
Así es.
En primer lugar, Alicia Bárcena, secretaria de Relaciones Exteriores, a quien no le gustó que Claudia Sheinbaum le diera una patada en el trasero y pusiera a Juan Ramón de la Fuente Ramírez en su lugar.
La señora de los ojos y el billete verdes ya se sentía dueña de la cartera, cuando la realidad es que ni el presidente es dueño de nada.
En segundo lugar, Marcelo Ebrard Casaubon otro de los inconformes, porque esperaba un cargo más político, pero fue enviado, pese su habilidad para negociar y su carácter fuerte, a la Secretaría de Economía (SE).
Inconforme, pero mediocre y abrepuertas, porque después de rebelarse en contra de la imposición de la ex jefa de gobierno de la CDMX y acusar el robo de la presunta encuesta que Sheinbaum ganó, hoy anda de zalamero.
Es una pena ver cómo se extingue un personaje que fue ciento por ciento elegible como candidato presidencial, con posibilidades reales, y que terminó mordiéndose los labios y lamiendo sus heridas.
Seis más del gabinete y Harfuch, en la mira de Sheinbaum
En los otros cuatro nombramientos del gabinete no ha habido protesta o queja hasta ahora y, por cierto, este jueves se darán a conocer otros seis.
¿Omar García Harfuch o Rosa Icela Rodríguez, a la Secretaría de Seguridad?
Haga sus apuestas. Este jueves, Sheinbaum dará otros seis nombres y su gabinete tendrá ya a doce.
Lo único claro es que la guerra de tribus en Morena no ha permitido que los relevos y el nombramiento fluyan, como cualquier admirador cuatroteísta está dispuesto a escuchar.
Es así como preguntan a Mario Delgado Carrillo qué criterio utilizó para el reparto de candidaturas plurinominales, luego de que se conociese que el fracasado y mediocre actor (que no cantante) Sergio Mayer en la lista de los diputados plurinominales.
¿Qué donó su suegro, el extinto Jaime Camil, a la causa?
El escándalo con el regreso de Mayer a San Lázaro, pero, sobre todo, en calidad de plurinominal, sin tener que buscar el voto, sudarle y echar toda la carne en el asador, ya se hizo viral en las diversas plataformas sociales.
Hasta la incongruente Citlalli Hernández, mitotera de nacimiento y senadora, ya se zafó y echó la culpa a Delgado Carrillo, quien no ha contestado pero deberá hacerlo en breve.
Finalmente, el farsante virtual senador de Morena, Gerardo Fernández Noroña, quien al borde del llanto pide que se le considere para la coordinación de los morenistas en Reforma, luego de que se conociera que será Adán Augusto López, el amigo de Andrés Manuel desde la juventud y de que Ricardo Monreal Ávila sólo brincará de ahí, del Senado, a San Lázaro para pastorear a los diputados color marrón.
La molestia es porque, dice el originario de Tequesquináhuac, en Tlalnepantla, Estado de México, le jugaron chueco, ya que el quedó mejor ubicado en la encuesta interna de Morena para elegir candidato o candidata presidencial y, sin embargo, le dieron sólo una senaduría.
Ya Andrés Manuel dijo que el acuerdo era sólo para los afiliados a Morena y que él no lo está.
Su calca, Claudia Sheinbaum, primero aseguró el lunes que ya hablaría con él -no supo qué decir-, pero en cuanto su protector, Andrés, dijo que no hay modo, entonces ya lo bateó también.
Así la guerra de tribus en Morena, tal como en el casi extinto Partido de la Revolución Democrática (PRD), de donde nació.
Vámonos: Anoche quedó comprobado: México sí está peor que Venezuela.
(La selección de mediocres cayó 0-1 ante Venezuela en la Copa América).
alberto.montoya@diahabil.com.mx @albermontmex