Felipe Calderón Hinojosa pagará toda su vida, mientras Andrés Manuel López Obrador tenga el poder, aquel 0.56 por ciento con el que se robó la presidencia en 2006.
El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife, para más fácil) confirmó anoche lo que ya se sabía: los Calderón no tendrán partido político. México Libre no va.
El devaluado Trife, que preside el no menos desprestigiado Felipe Alfredo Fuentes Barrera, no podía ir en contra de los deseos presidenciales.
Calderón Hinojosa será blanco de las críticas y los ataques de Andrés Manuel lo que resta del sexenio.
Es un tema personal, que supera lo político.
Son catorce años de cuentas pendientes.
La guerra sucia de Calderón para la que contrató al español Antonio Solá Reche, al que pagó más de tres millones de dólares por acabar a López Obrador, no será olvidada jamás por éste.
“López Obrador, un peligro para México” decían los spots que financiaron los empresarios y que el gobierno de Vicente Fox Quesada apoyaba incondicionalmente, pese a las diferencias con Calderón.
Los videoescándalos, que comenzaron en 2004 con el complot orquestado por Carlos Salinas de Gortari y Diego Fernández de Cevallos -reconocido por éste- para dejar fuera de la carrera presidencial al entonces jefe de gobierno capitalino, están más frescos que nunca en la mente del tabasqueño.
Y el fallo de anoche del Trife lo confirma.
Calderón y su esposa, Margarita Zavala, fracasada candidata presidencial independiente en 2018, tendrán que buscar otra opción, porque podrán volver a intentarlo hasta 2024.
Y, créame, mientras Andrés Manuel esté en el poder jamás podrán volver.
La noticia, en otras circunstancias, debería ser motivo de celebración.
Porque Calderón Hinojosa se robó la Presidencia de México en 2006 y porque en su sexenio comenzó la guerra contra el narcotráfico, que hoy suma más de 300 mil muertos y al menos 40 mil desaparecidos.
Pero no lo es.
A Andrés Manuel no le interesa que eliminar a su odiado adversario beneficie al Partido Acción Nacional (PAN), porque ya no tendrá competencia, sino acabar con él, extinguirlo.
No le importa si el PAN crece y se convierte en un competidor en 2021 y 2024.
Quiere revancha y la está teniendo.
Por eso hace campaña desde Palacio Nacional todos los días, porque gobierna desde la mañanera y porque se mantiene en campaña.
Quiere que voten por él nuevamente en la intermedia del año próximo y, por qué no, en la presidencial de 2024, aunque el candidato sea otro.
Dejar fuera a Calderón Hinojosa, única cabeza visible opositora porque el PAN, el PRI y el PRD no existen en estos momentos, de la competencia política, más que electoral, deja el camino libre a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y a López Obrador para hacer lo que les plazca.
En la Cámara de Diputados, en el Senado, en la Asamblea -hoy Congreso- capitalina; en el gobierno de la CDMX y en los estados y ciudades donde gobierna.
Es un poder que apunta al totalitarismo.
Y eso es precisamente lo preocupante.
El poder centrado en un solo hombre es un peligro.
Y sí, como decía Solá, un peligro para México.
En cambio los aliados
Los tres aliados de Andrés Manuel recibieron su regalo.
En primer lugar, los trepadores del Partido Encuentro Social (PES), rebautizado como Partido Encuentro Solidario (PES), que perdieron el registro por su mediocridad y por no alcanzar el 3 por ciento en la elección de 2018.
Desde entonces, López Obrador prometió ayudar a Hugo Eric Flores, líder religioso y dueño del partido.
Anoche, el Trife le dio el registro, pese a que el PAN lo impugnó por la participación de líderes religiosos.
También Redes Progresistas, de Elba Esther Gordillo vía su yerno, Fernando González Sánchez.
Andrés Manuel la sacó de la cárcel al negociar con Enrique Peña Nieto cuando ya se iba y hoy le ha dado su partido.
Será aliada.
Finalmente, Pedro Haces, el que con su sindicato que sueña ser central -CATEM- quiere ser la CTM de López Obrador.
Es sobrino de Leonardo Rodríguez Alcaine.
La Güera, pa’ más señas.
Tiene ya su partido: Fuerza Social por México.
Reabren boliches y casinos
Estrellita en la frente para la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo.
Pese a tener que quedar bien con Andrés Manuel, ha manejado de forma distinta la epidemia de Covid-19.
Luego de más de seis meses cerrados, anuncia la reapertura de boliches y casinos en la CDMX.
Deben cumplir con las medidas de prevención como la estancia de una hora por persona y aforo máximo del 30 por ciento.
En el Hipódromo, por ejemplo, se exige tapabocas para entrar, pasar por el arco de seguridad, el tapete sanitizante, la toma de temperatura corporal y el gel que ya es de ley en todos los sitios.
Y no se sirven alimentos, además de que las mesas están separadas.
Hay que distraerse.
Y los boliches
Ha echarse unas líneas.
No sea mal pensado.
De boliche.
Para sacar el estrés.
Con refresquito y una botana.
A mí me gusta el de Lindavista.
¿Y a usted?
Vámonos: Andrés Manuel lo dijo claro y contundente: no habrá reforma a la modalidad 40, en la Ley del IMSS.
El diputado federal de Morena, Alejandro Carvajal Hidalgo, ya puede ir quemando su iniciativa.
O atenerse a las consecuencias.
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