El Johnny Barrancas alzaba la copa de naranjada con charanda Uruapan, ¡Por Mi Monsí Bohemios! el coctel michoacano le raspo pero le levanto el animo la noche estaba melancólica, el verano lluvioso, lo había empapado y se calentaba los ánimos en aquella casona donde unas laminas dispuestas como marquesina le atajaban el chisguete que lanzaba inmisericorde San Pedro, como que la vejiga del portero-santo que resguardaba las llaves del cielo, había estado acumulando más de un cartón de caguamas.
El Barrancas andaba entre conturbado y deprimido, las cosas estaban poniéndose feas, el calderonato era un desmadre total y, la noticia de la muerte de uno de sus escritores favoritos, le había pegado macizo, se le quisieron humedecer sus ojitos de apipizca, y es que no era para menos, era el Carlos Monsiváis, Héroe de las Causas Perdidas, había pasado como dicen, a mejor vida.
Los recuerdos empezaron a llegar, cuando en el salinato, cuando el ex presidente Carlos Salinas Robartary iba a llevar a los ilusos mexicanos a la cúspide, a alcanzar las mieles del primer mundo, y en aquel entonces cual, aguafiestas, debatía, pelaba, con sus cegados compatriotas, que todo era un engaño, una falacia que al final termino con el desmantelamiento del país.
Ahí lo había consignado aquella columna que lo destornillaba de risas “Por mi Madre Bohemios”, donde balconeaba grueso a la caterva de políticos con su estupidez a cuestas, deslenguados mareándonos, volviendo a saquear a México.. el Barrancas también de concentraba sus neurotransmisores en las disertaciones de las conferencias donde luego acudía el Monsí, se quedaba embelesado ante el barroquismo y lo florido del lenguaje de aquella pluma filosa, pero sobre todo la lucidez de un pensamiento que desenmascaraba a los burriciegos de siempre, la kakistocracia, la estulticia de la clase política, siempre hediondona.
El Barrancas bien machín recordó cuando se exploraría su lado femenino con el movimiento feminista amplio ¡ay guey! y también recordaba el paro martillo del Monsí en la defensa de las minorías, de las feministas, siempre solidario, con Marta Lamas y con su grupo de información de reproducción elegida, GIRE, o con las Católicas por derecho a decidir, o la siempre combativa Comunicación e Información de la Mujer, CIMAC, que organizaba unas conferencias de aquellas, ahí estaba el Monsí de panelista y de escucha el Barranquilla colombiano. Que cuando irrumpió el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, el Barrancas se arrancó a aquel primer encuentro mítico con la revolución de los sin rostro, los encapuchados que pretendían como finalidad desaparecer la desigualdad milenaria hacía los indígenas, ahí estuvo el Monsí, recordaba como para a llegar al Aguascalientes, la cita con la historia, tuvieron que atravesar, primero un largo camino a pie en la selva chiapaneca y pasar los retenes y aquellas alambradas, y cuando en aquel solar en medio del pulso del mundo aquella manta monumental fue aplastada por un mini monzón, ahí en esas luchas libertarias uno de los protagonistas era el Monsí, aparecía como el ex rector de la UNAM, Pablo González Casanova, Rosario Ibarra o la guaperrima Ana Colchero, apoyando al suertudote sub comanche Marcos.
O cuando el primigenio movimiento gay lésbico con sus banderas arcoíris, sus seductores vestimentas rompían el silencio oprobioso de la intolerancia y desfilaban por el Paseo de la Reforma, ¡Dios bendito, Santa María Madre de Dios ruega por nosotros los pecadores en la hora de nuestra hora amen! rezarían las doble moralistas dizque buenas conciencias, mientras las locas con sus trajes foxtroxianos gritaban ¡se creé se siente la más bonita…!
También el Monsí como no recordarlo, le platicaba a su Doppelwanger, -su sombra traviesa- ya el Barrancas quien ya iba tocando el fondo del frasco de la charanda para que no le calara el frío, el Monsí defendió los derechos de la comunidad en la lucha contra el VIH/SIDA, mostrándose solidario con un periodismo preventivo antisida, como el que realiza el máster Jean Paul de la Globalite, acotó el Doppelwanger, quien a estas alturas ya cobraba vida cual delirium tremens, si quien ya le espetaba al Barrancas, esa ironía que se le daba, bien mordaz, y que sus seguidores siempre querían imitar como el mismo Barrancoso¡ Si el Monsí viviera por los de Atenco lucharía! grito la sombra traviesa para diluirse pero esa es otra historia…