TOLUCA, Méx.- Pasión, ceguera irracional, desmesura son sólo algunos de los calificativos que al paso de los años le hemos asignado al acto mismo de los sentimientos, diciendo que son un potencial ariete destructivo en la vida humana. Bien es cierto que desde la antigüedad se ha considerado al sentimiento como una presencia parcial en la vida del ser humano y, generalmente adversa, a la vida intelectual y específica del hombre. ¿Pero este contexto es cierto? ¿Por qué a pesar de ser fundamental en la vida humana es considerado como un obstáculo personal, profesional y social?
La respuesta no es tan compleja, pues, los seres humanos nos aferramos a la realidad y según Rosmini, la vida del hombre es, pues, ante todo, una realidad: un sentimiento. La vida y el sentimiento contribuyen el criterio de lo real.
Un sentimiento es la falta de conocimiento; en su simplicidad es lo que se siente sin saber que se está sintiendo, y esto es precisamente lo que nos lleva al siguiente nivel que son las sensaciones que no se tendrían sin un cuerpo (el hombre). Seguro te preguntaras y ¿cómo es eso? Existen dos tipos de sentimientos el corporal y el espiritual. En el primero no es necesario saber lo que sentimos; el espiritual es de algo que entendemos. Por ejemplo, cuando sentimos mucho calor no necesariamente tenemos que entender porque, simplemente es un sentir corporal, pero cuando nos dan una noticia y entendemos la idea de esa misma es un sentimiento espiritual.
Ahora bien, ya que los seres humanos nos aferramos a la realidad y muchas veces rechazamos lo desconocido, debemos saber que la mente es tan poderosa que llega a ser una herramienta básica para todos, pues, sin la mente no tendríamos pensamientos y afortunadamente los pensamientos son la semilla de nuestra realidad, somos capaces de crear y destruir con tan sólo un pensamiento; todo lo que nos rodea fue hecho, dicho o creado por un pensamiento.
Así que la mente, es la herramienta que se encarga de crear la realidad que a su vez nos regala conocimiento.
Los seres humanos queremos analizar todo y eso es nuestro verdadero problema, pues, creemos que la mente es la encargada de hacerlo ¿qué crees? Es totalmente falso, para lo único que nos sirve esta herramienta tan poderosa es para crear, la mente no capta información para procesarla, la mente lo que hace es crear pensamientos y proyectarlos al exterior.
Así que la mente y los sentimientos son tan poderosos juntos como separados. La mente crea la realidad y los sentimientos son los encargados de ver lo que crea la mente, y deciden si les gusta o no. Es decir, nuestro estado de ánimo depende mucho de lo que estamos creando en nuestra mente.
¿Por qué los sentimientos muchas veces son rechazados? La sociedad ha creado una realidad adversa en donde te meten en la cabeza que el sentir es malo, pues, para que llegues a tus metas, objetivos, sueños u/o aspiraciones y estas se hagan “realidad” necesitas dominar los sentimientos, pero al mismo tiempo te están diciendo que controles tus pensamientos, o sea tu mente. Hace unos renglones hablábamos del conocimiento; la necesidad del hombre por omitir ciertos sentimientos, viene del conocimiento heredado por nuestras generaciones pasadas y hemos crecido con la mentalidad que cuando alguien expresa sus sentimientos en público, es ridiculizado. Así que expresar sentimientos es una muestra de debilidad en lo personal, profesional y claramente en lo social.
¿Somos dominados por nuestra mente y pensamientos o nosotros somos los que los dominamos? La respuesta es que ninguno de estos dos se tiene que dominar, juntos son la máquina perfecta, son dos fuerzas que se alimentan mutuamente, de tal modo que la mente impulsa los sentimientos y los sentimientos impulsan a la mente. Al contrario de lo que la mayoría de las personas piensan, tú eres el que tiene que tomar el timón de estos dos, pues, tú tienes la capacidad de decidir libremente que piensas o sientes y si no hay nadie dirigiendo el barco claramente irá por la deriva y caerás en un ciclo de repetición.
Carmen Cruz Castañeda
Reportera