Históricamente, los partidos políticos se han repartido las sillas en el consejo del instituto electoral.
De hecho, antes de que naciera el Instituto Federal Electoral (IFE), el gobierno organizaba y supervisaba las elecciones con lo que se llamó Comisión Federal de Vigilancia Electoral, allá por 1946, con el secretario de Gobernación a la cabeza, que sería la Comisión Federal Electoral en 1973 y, con ajustes, se mantendría hasta 1988.
Sí, cuando a Manuel Bartlett Díaz, hoy purificado por haber brincado del PRI a Morena con Andrés Manuel López Obrador y director de la CFE, se le cayó el sistema.
Era secretario de Gobernación.
Cuando Cuauhtémoc Cárdenas iba adelante en la elección presidencial de 1988 a medianoche y, milagrosamente, al amanecer ya ganaba Carlos Salinas de Gortari.
En 1990 nace el Instituto Federal Electoral (IFE), pero fue hasta 1996 que se desligó del Ejecutivo el control y se creó la presidencia.
Hoy, incluso, se llama Instituto Nacional Electoral (INE).
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), como mayoría y como la Mafia del Poder, llevaba mano. Ponía a sus consejeros, incluido el presidente del instituto.
Luego, el Partido Acción Nacional (PAN), una derivación del tricolor.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD), con fuerza, ciertamente, también tuvo su cuota. Y así las rémoras, como el Partido Verde, el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano.
¿Entonces cuál es el problema de que Andrés Manuel López Obrador se apodere del Instituto Nacional Electoral (INE) con Bertha Alcalde Luján en la presidencia? Sencillo.
Que siempre ha dicho que son distintos y que no son iguales.
Pero, lo más grave, que en esos repartos innegables sin que esto sea una justificación había una correlación de fuerzas, un jaloneo, una negociación que hoy no existe, porque Morena tiene la mayoría en la Cámara de Diputados e impuso a cuatro de las cinco mujeres en el grupo del que saldrá la presidenta del INE. Aunque sea por sorteo.
Es decir, la presidenta del INE por orden del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife, pues) será morenista.
Y aunque ciertamente hay diez consejeros más se van cuatro en abril, incluido el presidente Lorenzo Córdova, la influencia existe.
¿La hermana de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde Luján, e hija de Bertha Luján, siete años presidenta del consejo nacional de Morena, será capaz de desligarse de esa presión, de esa filia natural por
Andrés Manuel López Obrador y la 4T?
Lo dudo.
LA VIDA DA VUELTAS Y LA POLACA TAMBIÉN
Hace un año Miguel Ángel Osorio intentó voltear a la bancada del PRI en el Senado en contra de Alejandro Moreno Cárdenas, el líder del partido.
Hoy los legisladores le han retirado la coordinación y se han sumado al dirigente, ex gobernador de Campeche.
Alito, como le conocen, supo convencer y dejar claro el mensaje: en estos momentos nadie tiene la capacidad de mando en el tricolor.
Vámonos: Layda Sansores se tira al piso ridículamente.
Tú caballo de fuego, atravesarás las junglas de la historia… bla, bla, bla. Eso le dijo a Andrés Manuel ayer.
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