¡Vaya semana para el presidente Felipe Calderón! Cuando tenía todo planeado para pasar unos días de asueto en Honolulu, Hawai, en la reunión del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC), disfrutando el triunfo de su hermana en Michoacán y haber acabado con diez años del PRD, vinieron la tragedia, el luto, el ridículo electoral y hasta el triunfo de Andrés Manuel López Obrador sobre Marcelo Ebrard en las encuestas del sol azteca y su inmediata propuesta amorosa.
La derrota de Luisa María Calderón, Cocoa para los cuates, ante el PRI y su candidato Fausto Vallejo, modifica la realidad política irremediablemente.Es como una carambola de tres bandas: significa un brutal descalabro para el Partido Acción Nacional (PAN), pero, sobre todo, para el presidente Calderón, porque muestra que su gobierno fue incapaz, pese al millonario apoyo con funcionarios y recursos oficiales, de llevar a la victoria a su hermana, lo que ya por sí mismo es muy grave, y, además, que la elección presidencial en 2012 será muy, pero muy cerrada y que el triunfo para el candidato panista no será fácil.
También representa un tanque de oxígeno y el fortalecimiento de Humberto Moreira como dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque sea momentáneo, en busca de llegar al menos a la elección del candidato presidencial del tricolor en febrero próximo y que éste decida si lo releva, lo que dependerá de cuánto haya intensificado la ofensiva el gobierno federal mediante sus esbirros en el PAN, y de los precandidatos mismos, por los 34 mil millones de pesos de deuda de Coahuila, donde fue gobernador, y la serie de escándalos en los que se ha visto inmiscuido.
Y muestra, además, como el discurso de Felipe Calderón que liga al PRI con el narcotráfico –recordemos la declaración al diario The New York Times, en octubre pasado- será la constante de la campaña electoral, que se espera sea una guerra sucia ahora contra el tricolor, tal como en 2006 cuando López Obrador era un peligro para México. Ya lo verá.
El ridículo de Cocoa
Y la posición asumida por Cocoa era no sólo ridícula sino contraproducente para el presidente: exigía hasta el jueves lo que su hermano y el PAN censuraron en 2006 de Andrés Manuel López Obrador, El Peje, y su movimiento: la revisión de casillas -al menos 800, en este caso-, el recuento de actas y hasta la revisión de votos nulos, que al cierre del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) superaban la diferencia total entre Vallejo y Calderón.
Es decir, apostaba a los 47 mil 844 sufragios anulados por causas varias para superar los 43 mil 265 que el priísta obtuvo más que ella. Al final, el IEM dio 52 mil votos para el priísta. El jalón de orejas de su hermano menor -nada menos que el presidente-, surtió efecto y el jueves, después de cuatro días de discurso pejista, tuvo que salir a reconocer la victoria de Fausto Vallejo, aunque eso sí, insistiendo en que el crimen organizado -¿hay desorganizado?- apoyó al PRI y exigiendo que el nuevo gobernador de Michoacán, mañana le entregarán su constancia, no se arrodille.
La posición de doña Cocoa era perjudicial para don Felipe, porque legitimaba la posición de López Obrador en 2006 cuando la diferencia fue de sólo 0.56 por ciento, mientras en Michoacán entre ella y Vallejo es de 2.98 por ciento.Además, porque asegurar que el crimen organizado (sic) se impuso y respaldó al PRI, también significa decir que la guerra de su hermano ha fracasado y, peor aún, en la tierra natal de ambos. Cocoa dice que ha sido independiente de su hermano, pero la neta eso nadie, absolutamente nadie, lo cree. Mucho menos cuando éste es el presidente.
¿O no?
¿Y el PRD? ¡Ah!, mantiene su posición de choque, denuncias de iniquidad y todo lo que se le ocurra. “Después de tres segundos ya es venganza”, dicen por ahí. Y los tres segundos ya pasaron.
Había un pacto entre AMLOVE y su carnal
Y cuando el mundo pensaba que la izquierda, esa que el calderonismo se encargó de partir y lo consiguió, al menos en la era de Los Chuchos –Jesús Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y compañía-, el resultado de las encuestas era previsible y OVACIONES dio la primicia desde el sábado 12 de noviembre: “AMLO supera a Ebrard”, decía la cabeza en portada y la nota daba cuenta de cómo el tabasqueño superaba, aunque por mínima diferencia, a su carnal. Y así fue.
El martes se confirmó en el proletario hotel Hilton frente a la Alameda Central, antes Sheraton, que López Obrador buscará por segunda ocasión la presidencia, la construcción de una república amorosa (sic) y la conformación del Movimiento Progresista.
Y la miel que derrama hoy López Obrador, conocido ya en Twitter y Facebook como AMLOVE, no debe sorprender a nadie: busca granjearse con los empresarios, con todos quienes se creyeron en 2006 aquello de López Obrador, un peligro para México y con todos a quienes falló con su soberbia y su falta de estrategia. Porque si hay alguien congruente en esta política de hoy –y por congruente entiéndase mantener la coherencia o actitud lógica, buena o mala- ha sido precisamente el llamado Pejelagarto. Después de perder por 0.56 por ciento en 2006 ante Calderón y de mantener una campaña de cinco años hasta hoy, no ha modificado su posición.
Cierto, podría decirse que a este señor, tachado de obsesivo, necio, dictatorial y más ¿quién puede creerle?, después de sus bloqueos en Reforma, de declararse presidente legítimo, de apartarse del PRD cuando éste se dejó agarrar la piernita por el calderonismo mediante el también extinto secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, y de reiterar a diario que la mafia del poder le robó el triunfo, pero ¿acaso no merece una oportunidad? Aquellos indecisos, que votaron por el PRI, que ya lo hicieron por el PAN y que están desilusionados de ambos, ¿no serán un campo fértil para el tabasqueño?
AMLOVE, lleno de amor como el astrólogo Walter Mercado, y en pose de jipiteco o de pastor cristiano, citó a Ulises, de Homero, y el pasaje del canto de las sirenas, el martes cuando se conoció que ganaba las encuestas. Y Ebrard aceptó con una sonrisa de oreja a oreja. Bueno, hasta Cuauhtémoc Cárdenas, siempre hosco y cortante, ya dibuja sonrisas y dice que apoyará al candidato que su partido designe.
El joven Ebrard, consciente de que había un pacto con su jefe, dijo no estar acabado y deslizó que va por 2018. Por lo pronto, elegirá a su sucesor. Y aguas, porque las izquierdas unidas –con choques, envidias y patadas debajo de la mesa, como todos-, ha armado un trabuco con el Movimiento Progresista, Morena, el Frente Amplio Democrático y la muerte del fracasado DIA. Y ese paso de pejelagarto a camaleón incluyó acudir a Televisa para hacer las paces. “Quiero agradecerte y agradecer a Televisa por esta invitación, luego de cinco años de cerrazón hacia mi persona y lo que represento.
“Esto me ha llevado a hacer la crítica a Televisa, que ha venido en este tiempo proyectando a Peña Nieto con el propósito, la pretensión por primera vez en la historia de promover mediante la mercadotecnia al próximo presidente de México.
“Dicho esto, porque no podía venir aquí sin decirlo. He inaugurado una etapa nueva. Ofrezco la reconciliación y ofrezco mi mano franca. No soy poseedor de la verdad absoluta”, y extendió su mano a Joaquín López Dóriga.
Terso en el PRD y áspero en el PRI
Y luego de esa clase de política en el sol azteca, el PRI parece no entender del pasado y Moreira cometió el error de modificar la convocatoria y dejó arrinconado a Manlio Fabio Beltrones, precandidato a la Presidencia que, sinceramente, tiene las mismas posibilidades de ser candidato en 2012 del tricolor que Cocoa de ser gobernadora de Michoacán.
Dicen en su equipo que podría bajarse del autobús y no inscribirse el próximo 27 para pelear la candidatura. La verdad, tanto Moreira como él sólo hacen daño al partido. ¿El argumento? Que no será un Juanito –por aquello de la simulación sólo para tener acceso a recursos y tiempos oficiales en la precampaña, como lo hará López Obrador-, para Enrique Peña Nieto, quien vuela directo y sin escalas a la victoria. ¿De verdad cree Manlio que tiene posibilidades?
¿Por qué Poiré?
José Francisco Blake Mora se ha ido y la decisión para Calderón no era fácil: conseguir un reemplazo que mantenga cuando menos el nivel que el extinto tijuanense tenía con los distintos actores políticos.Alejandro Poiré, ex vocero anticrimen, hasta el jueves director del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), y quien ya había sido subsecretario de Gobernación, fue el elegido para ocupar la oficina en Bucareli cuando faltan trece días para comenzar el último año del gobierno de Calderón. Ha sido de todo y de nada -algo así como Roberto Gil Zuarth, hoy secretario particular presiencial-, y lo único seguro, confirmado tras su discurso del viernes con la prensa, es que el discurso de las narcoelecciones es la nueva estrategia en Parque Lira y si no, al tiempo.Poiré tendrá la responsabilidad, además de la seguridad como secretario de Gobernación, prioridad como dijo el mismo presidente al darle posesión, de llevar a buen puerto la elección presidencial en 2012 y el consiguiente relevo en Los Pinoles, ya sea con nuevos colores o con el mismo albiazul.
Delgado, delgado por la orden del gobierno federal de entrarle a la dieta, Poiré no se cansó de repetir cuando era vocero que la guerra contra el crimen es la ruta correcta y hasta editó los diez mitos de la lucha contra el crimen. ¿Lo recuerda? ¡Ah!, también fue el primero en llamar terroristas a los criados del narcotráfico que incendiaron el casino Royale, en Monterrey, Nuevo León.