NAUCALPAN, Méx.- Cuando era niña, Magali Montoya Aguilar empezó a disfrutar de la danza regional gracias a su abuelo materno, que era de Jalisco y le inculcó el gusto por estos bailes; en ese tiempo, para ella, visitar al Parque Naucalli era realizar una excursión en un lugar inmenso, que no tenía fin.
Las cosas han cambiado 2 décadas después, ahora, a sus 29 años, es la directora del Ballet Flolklórico Naucalpan, integrado por 65 bailarines, desde niños hasta personas adultas mayores, y el lugar donde ensaya la compañía es la Casa de Cultura del Naucalli, que ahora ve pequeño.
Magali es egresada de la Licenciatura en Danza Folklórica de la Escuela Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes. Durante cinco años fue bailarina del Ballet Folklórico del Estado de México y en el 2013 decidió separarse para crear el grupo que hoy dirige.
“Iniciamos con 20 personas en el Teatro Bicentenario, pero siempre dependíamos de que no estuviera ocupado, por lo que los horarios no eran fijos; gracias a la difusión que le dieron los mismos alumnos, que invitaban a primos y amigos, empezamos a crecer”, explica.
“Hoy ensayamos en la Casa de Cultura con un horario fijo, tenemos 65 integrantes que se dividen en tres talleres, grupo infantil de 6 a 13 años; de principiantes de 15 a 64 años, y el elenco principal, de 17 a 28 años, que mayoritariamente son los estudiantes que tengo desde que formamos el ballet”, señala Magali.
— ¿Es difícil vivir de la danza folklórica?—, se le plantea.
— No es fácil, pero yo siempre he vivido completamente de la danza, puedes pertenecer a una casa de cultura, ser docente de arte en una primaria o secundaria, puedes ser gestor, crear proyectos de danza y buscar fondos para realizarlos; o coreógrafo, crear tu propia compañía para vender el evento a instituciones privadas. Opciones hay, pero no es fácil.
“Para mí es una gran satisfacción ver cómo chicos que llegaron con problemas de alcoholismo o violencia en sus casas, hoy tienen nuevas oportunidades gracias a la danza; han podido conocer otras entidades como Jalisco, Oaxaca, Hidalgo, Guanajuato, y algunos de ellos han ido hasta Calexico, California. El ambiente del grupo, que he procurado que sea familiar, de mucho compañerismo, los ha ayudado”, concluye Magali Montoya Aguilar.