CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- México está preparado para reaccionar ante la reforma fiscal en Estados Unidos, actualmente en proceso de aprobación, y tras la elección presidencial de 2018 debe proponer cambios fiscales amigables para la inversión y el empleo.
El presidente del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), José Besil Bardawil, dijo que México “no puede cerrar los ojos” solo a la parte política, pues los comicios presidenciales quedarán definidos después del 1 de julio del año próximo.
Así, gane quien gane la presidencia en México, el equipo de transición respectivo debería empezar a trabajar una nueva reforma fiscal, pues es probable que la reforma estadounidense en la materia entre en vigor hasta 2019, con lo cual “los tiempos que se dan son suficientes”.
Refirió que el nuevo secretario de Hacienda, José Antonio González Anaya, dijo que México analizará el impacto de la reforma fiscal en Estados Unidos, la cual plantea una baja en la tasa corporativa del 35 al 20 por ciento, así como una repatriación de utilidades que las empresas estadounidenses mantienen en el extranjero, cobrando una tasa entre 12 y 14 por ciento.
Comentó que la visión del encargado de las finanzas públicas es que la reforma fiscal estadounidense arrancará en 2019, por lo cual se va a contar con un trabajo ya avanzado por parte de la misma secretaría y “México está preparado, tenemos que actuar”.
Basil Bardawil estimó que la parte política en México se llevará a cabo de la forma que tenga que transcurrir, pero la parte técnica en materia fiscal también se está trabajando, y eso es lo que no debe dejarse de ver en este gran proceso.
“No veo la posibilidad de que a México le impacte de sorpresa lo que pudiera suceder, aún entrando en vigor para 2018 (la reforma fiscal en Estados Unidos), nosotros tendríamos la capacidad de reaccionar, tenemos grandes equipos de estudios en México que actuaríamos rápidamente”, subrayó.
Planteó que una vez pasada la elección presidencial del 1 de julio de 2018 en México, la nueva legislatura del Congreso de la Unión debe proponer una nueva reforma fiscal que sea más amigable para la inversión y el empleo.