La Organización Mundial de la Salud (OMS) volvió a criticar el manejo de la epidemia de coronavirus en México. Reitera que hacen falta pruebas y que el gobierno federal ha desestimado la gravedad del caso.
Y no le falta razón.
El escenario que Hugo López-Gatell visualizó sólo como algo lejanamente posible y catastrófico llegó: 59 mil 610 muertes, según los números oficiales.
Sesenta mil, con los casos no confirmados, los no reportados y más.
Lo que el subse calificaba como catástrofe.
¿Y ahora?
México se dirige hacia los 100 mil muertos.
Porque se ha dedicado a sólo administrar las actas de defunción y las cremaciones.
Jamás se aplicó un plan de contención, porque el epidemiólogo ha dicho siempre que de todos modos nos íbamos a contagiar.
Cero filtros en los puertos de entrada y salida del país, apenas tres pruebas por cada cien mil habitantes y el envío constante equivocado de no ponerse el cubrebocas, “porque no está comprobada su utilidad” para evitar contagios.
Y eso es, según lo dicho desde el inicio por la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), así como diversos científicos y expertos en torno a la necesidad de aplicar más pruebas y de utilizar el cubrebocas, lo que deriva en cifras poco confiables, pero, lo más grave: sesenta mil muertos.
-Lo más probable es que la epidemia en México está subestimada, las pruebas son limitadas a 3 por cada cien mil personas al día, que, comparadas con más de 150 por cada cien mil habitantes en Estados Unidos, es nada criticó ayer el director del Departamento de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan.
Y dio otro dato que coincide con estudios hechos en México, como el de Héctor Hiram Hernández Bringas, Mortalidad por Covid en México, donde refiere que el nivel de escolaridad y económico influyen en las muertes por el virus, además de que en los hospitales públicos se ha dado el 88 por ciento de éstas, mientras en los privados apenas el 7 por ciento:
Existe una diferencia contundente de mortalidad entre ricos y pobres.
En estos, dice el funcionario internacional, los pobres tienen hasta cinco veces más probabilidades de morir de Covid-19, así como los indígenas.
Si no se aumenta el número de pruebas no se puede hacer una valoración realista de la situación, dice el médico.
O sea, en resumen, como se dice en México: o se hacen más pruebas o los contagios continuarán y, en consecuencia, las muertes.
Mientras, López-Gatell sonríe para las cámaras y se siente el personaje del momento, cuando las cifras muestran una tragedia.
Sheinbaum quiere, pero no puede
Claudia Sheinbaum Pardo es una científica.
Sabe perfectamente que todo lo señalado líneas arriba es absolutamente cierto.
Y aunque intenta desmarcarse del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien dio la orden a López-Gatell de no gastar, porque necesita el dinero para regalarlo en millones de becas, no lo consigue.
O lo hace a medias.
Porque le debe lealtad, ya que él la colocó en el gobierno de la CDMX, por encima de Ricardo Monreal Avila -no, ¿verdad?, fue una encuesta-, a quien envió al Senado a pastorear a los morenistas, y porque si lo hace afectará su futuro político.
Sueña con ser presidenta.
Para ello, necesita la bendición de Andrés Manuel.
No es fácil, porque tiene enfrente a Marcelo Ebrard Casaubon, el operador presidencial.
Y en esa vertiente de intento de desmarque, Sheinbaum Pardo suma aciertos:
A mediados de junio, comenzó a aplicar pruebas en las colonias con más casos.
Zonas rojas.
Mapearon.
Y ayer anunció que esas 35 colonias serán ahora 158.
Ahí se ubica el 41 por ciento de los casos positivos.
Que van a la casa y a la caza de los casos para evitar más contagios.
La CDMX ya superó diez mil muertos.
Y aunque hubo una baja en hospitalización, ayer reportó un rebote.
Entre el 7 y el 16 de agosto disminuyó la hospitalización, pero en los últimos cinco días dejó de bajar.
Y Sheinbaum Pardo llama a mantener las medidas.
Y sí, a utilizar el cubrebocas.
Por lo pronto, mientras la capital continúa abierta en naranja, porque mantenerla cerrada habría dañado aún más la economía de los al menos 12 millones de población fija y flotante, el próximo jueves reabren los teatros.
Es la nueva normalidad.
Esteban Moctezuma, a escena
Esteban Moctezuma Barragán, secretario de Educación Pública, está concentrado en el arranque del ciclo escolar 2020-2021, el próximo lunes, de manera virtual.
No es fácil el compromiso.
De por sí el nivel de la educación en México es bajo, imagine ahora con la epidemia.
Es un desafío enorme.
Pero a Moctezuma Barragán, como a cualquier político, le late su corazoncito.
El jueves, en su gira por Zacatecas junto a Andrés Manuel López Obrador , aseguró que cuando se es servidor público y se está trabajando en algo tan importante como la educación, no se puede distraer en otros temas.
Peeero, cuando los reporteros le preguntaron, deslizó:
-No tienen lugar los proyectos personales, aunque sería un honor ser gobernador de San Luis Potosí.
Apúntelo en la lista.
Vámonos: ¿sí habrá cárcel o puro video?
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