José Ángel Viveros
HUEHUETOCA, Méx. La inseguridad y falta de apoyo, así como el acoso del crimen organizado, obligaron al cierre del Comedor Hermano San José, uno de los pocos oasis para migrantes centroamericanos en su paso por el estado de México.
El comedor se ubicaba en el barrio San Bartolo de Huehuetoca, junto a las vías del tren. Organizaciones de la sociedad civil se hacían cargo del lugar, que brindaba comida, ropa y techo a migrantes.
Ahora el basurero de Tequixquiac, localizado en los límites con Huehuetoca, se convirtió en el principal refugio de migrantes. Ahí abordan el tren que los lleva al norte del país, en su ruta hacia Estados Unidos.
También en el barrio San Bartolo de Huehuetoca está la Casa del Migrante San Juan Diego, a cargo de la Diócesis de Cuautitlán. Ahí los centroamericanos pueden permanecer de 24 a 48 horas, sin salir del lugar. Igualmente les proporcionan alimentos, ropa y techo.
MIGRANTES, PRESAS DEL CRIMEN
En Julio del 2012 cerró la Casa del Migrante San Juan Diego de Lechería, en Tultitlán. Colonos rechazaron su estancia en la comunidad, argumentaron que provocaba inseguridad.
“¿A quién beneficia el cierre de la Casa del Migrante?”, preguntaban defensores de los derechos humanos de los migrantes. Y respondían: “Al crimen organizado, así puede hacer lo que quiera, sin ningún obstáculo ni resistencia”.
Los gobiernos estatal y municipal instalaron una carpa provisional para atender a los migrantes bajo el puente Independencia, en la colonia del mismo nombre, en Tultitlán. Los colonos también se opusieron y el 4 de agosto del 2012 el albergue fue trasladado a Huehuetoca.
Poco antes, en julio del 2012, organizaciones sociales y religiosas, así como estudiantes, crearon el Comedor Hermano San José en el barrio San Bartolo, en Huehuetoca. Un año funcionó el albergue, con tres cierres, el último indefinido.
“El Comedor para Migrantes San José es un esfuerzo colectivo desde la sociedad civil y sin ningún respaldo institucional, hoy nos encontramos en una situación de alta vulnerabilidad y riesgo, por tanto hemos decidido llevar a cabo un cierre indefinido del comedor”, informaron los encargados del sitio.
Afirmaron que la inseguridad creciente en Huehuetoca provocaba riesgos para los encargados del albergue, alguna vez agredido a balazos y en otra escenario de una disputa entre tratantes de migrantes.
“Lamentablemente el cierre de actividades de uno de estos espacios de apoyo en el país, no sólo representa la cancelación de un sitio donde los migrantes puedan asearse, comer o descansar, sino que además significa un retroceso en el reconocimiento del derecho de defender y promover los derechos humanos de los grupos más vulnerables”, puntualizaron.
Añadieron: “La experiencia del Albergue y Comedor San José en Huehuetoca, refleja las enormes dificultades que enfrentan las iniciativas independientes que buscan promover y defender los derechos humanos de las personas migrantes, así como el ejercer la ayuda humanitaria. Dada la importancia del fenómeno migratorio en este país, lamentamos profundamente que en México no se cuenten con las condiciones mínimas necesarias que permitan brindar una real atención a la población migrante en tránsito”.
Los activistas aseguraron que las autoridades del estado de México saben la presencia del crimen organizado en Huehuetoca. Incluso cerca del comedor hubo “levantones” de migrantes. Pero nada frena la inseguridad.
El basurero, de Tequixquiac, distante cinco kilómetros de la Casa San Juan Diego, es de alto riesgo para los centroamericanos, pero finalmente es el sitio donde abordan el ferrocarril y también donde son presa del crimen.
LA CASA DEL MIGRANTE SAN JUAN DIEGO
La Casa de Migrantes San Juan Diego cumplió un año de funcionar en Huehuetoca. Este lapso no fue suficiente para que tenga instalaciones definitivas y los centroamericanos son atendidos en una gran carpa instalada en el predio de una hectárea, en el barrio San Bartolo. Los baños son portátiles.
Xóchitl García Rodríguez, regidora de Tultitlán, aseguró que el gobierno municipal paga desde hace un año la renta de la carpa, letrinas y regaderas de la Casa. La Diócesis de Cuautitlán sólo administra el lugar.
Mencionó que autoridades de Tultitlán, junto con la Defensoría municipal de Derechos Humanos y el DIF municipal, aportan donaciones de ropa para el albergue.
El descarrilamiento de La Bestia en Tabasco frenó el flujo de indocumentados. Defensores de migrantes aseguran que están varados en el sur del país y una vez rehabilitado el tren llegarán masivamente a Lechería, Tultitlán, y de ahí a Huehuetoca.
Aseguran que en Huehuetoca los espera el crimen organizado y muchos migrantes serán sufrirán la inseguridad.