GUERRERO, Méx.-En manos de niños y adolescentes las armas y los fusiles normalmente son de mentira y sirven para jugar. No así en la comunidad de Alcozacán, en el municipio de Chilapa de Álvarez, Guerrero, donde ahora los menores se han armado para proteger la comunidad.
Con armas bajo custodia, uniformados con una camiseta de la Policía comunitaria, cubiertos del rostro y un miedo que se refleja en su mirada, los menores se encargan de la seguridad, junto con los adultos, en su pueblo.