En el abanico de programas sociales del nuevo gobierno federal, podemos encontrar que, en la transformación de cuarta, los niños y adolescentes serán los olvidados por la gestión de López Obrador. Así, se evidencia que no es casual la cancelación premeditada del Programa de Estancias Infantiles o el de Centros de Protección a las mujeres y niños víctimas de violencia intrafamiliar.
Tal parece que la visión de la actual gerontocracia se concentra en el bienestar de las generaciones que van de salida, más que las emergentes; las cuales, serán las que en un futuro den testimonio de los errores y consecuencias de las políticas públicas implementadas por el actual gobierno.
Es así como, dentro de los 25 programas prioritarios del gobierno de López Obrador, los programas sociales mencionados son los siguientes:
• Aumento al doble de la pensión para adultos mayores.
• Pensiones para personas discapacitadas.
• Becas de 2,400 pesos mensuales para jóvenes en universidades y de 3,600 pesos para aprendices en empresas.
• Becas para todos los estudiantes de preparatoria.
En la revisión de los programas prioritarios no se destaca ninguno, ni uno sólo, específico para los niños y adolescentes de 0 a 15 años.
La visión cortoplacista y de tinte clientelar-electorero es de preocupar, dada la situación particular que viven millones de niños y adolescentes, en México.
En una mirada integral, un tercio de la población mexicana son niños y adolescentes (40 millones) y, aún así, el gobierno de cuarta parece olvidar, posponer o desechar los programas esenciales que atiendan a las necesidades más urgentes de la infancia.
En el “Informe de los derechos de la infancia y adolescencia en México”, elaborado por UNICEF, se analiza el estado de bienestar de la niñez y la adolescencia, en los ámbitos que más impactan en su vida cotidiana, tal como el derecho a la salud, a la alimentación, la educación y la protección.
De los resultados de dicho análisis destacan:
• Más de la mitad de los niños y adolescentes en México se encuentran en situación de pobreza (más de 20 millones);
• Alrededor de 4 millones viven en condiciones de pobreza extrema;
• 9 de cada 10 niños y adolescentes indígenas viven en condiciones de pobreza;
• 1 de cada 10 niños menores de cinco años presentan desnutrición crónica;
• 1 de cada 3 niños de 6 a 11 años presentan sobrepeso y obesidad;
• 8 de cada 10 niños que cursan el 6to. de primaria no alcanzan el rendimiento requerido en áreas de lenguaje y comunicación;
• 3 de cada 10 adolescentes de 15 a 17 años se encuentran fuera de la escuela; y
• 6 de cada 10 niños y adolescentes experimentan algún método disciplinario violento.
Derivado de este informe de UNICEF, se puede considerar que los niños y adolescentes, son los olvidados y excluidos, de las prioridades y los programas sociales del gobierno obradorista.
Ni siquiera, el “regalar dinero a sus anchas” a adultos mayores, madres trabajadoras, a los estudiantes y a ninis, puede asegurar que ese apoyo llegue a la satisfacción de las necesidades más urgentes de los niños y adolescentes, que representan a 1 de cada 3 mexicanos; ya que, sin reglas de operación, técnicas de medición en el impacto de programas y ausencia de indicadores de bienestar, podremos obtener una medición confiable para valorar si se están atendiendo las necesidades específicas de esa población, los herederos de éste país.
El sentido común nos indica el motivo premeditado de ese descuido: el actual gobierno no está pensando en la siguiente generación, sino en la siguiente elección.
La gerontocracia obradorista excluye a los niños y adolescentes de los programas sociales, por el simple hecho de que éstos no votarán en 2021, ni en 2024. Confiados de que, cuando éstos tengan la condición ciudadana de llamar a rendición de cuentas, ellos ya no estarán aquí para dar la cara.