“No me ayudes, compadre”, Cárdenas avienta al Peje y llega el bailador
¿Cuál es el saldo de la quinta entrevista del presidente Felipe Calderón y Barack Obama, en Washington?
Calderón aceptó “revisar” y plantear al Congreso mexicano la portación de armas de agentes estadunidenses en México, porque “a final de cuentas, corresponde al Congreso decidir”, arregló diecisiete años después de firmado en el TLC la entrada de los camiones a Estados Unidos –eso está por verse- y obtuvo la promesa de Obama de revisar –para manejar términos iguales- con el Congreso el control del tráfico de armas hacia México, peeero…
Antes de la reunión, reveló a editores y directivos del diario The Washington Post que perdió la confianza en el embajador Carlos Pascual por sus chismes y ataques al Ejército mexicano, a raíz de lo revelado por WikiLeaks. “Es difícil de construir y fácil de perder”, fue la respuesta de Calderón, cuando le preguntaron si había perdido la confianza en Pascual.
En México tenemos una expresión que lo resume, dijo: “No me ayudes, compadre”.
Como usted recordará, un cable de los más de 250 mil que posee el portal de Julian Assange balconeó al cubano-estadunidense por aquello de que “el Ejército muestra aversión al riesgo –tiene miedo-, y es torpe y mal preparado”, o que el operativo para capturar al narcotraficante Arturo Beltrán Leyva se originó de información suya y que primero se avisó a la Secretaría de la Defensa (Sedena), pero ésta no quiso asumir el mando y por eso actuó la Marina, la que, por cierto, es la única preparada, según el mismo documento.
¡Qué grave acusación!, pero no lejos de la verdad.
Hay más, ¿lo recuerda?: que el Ejército y las Fuerzas Armadas capturan a los delincuentes –presuntos, según la ley hasta que se demuestre lo contrario-, pero no reúnen las pruebas para procesarlos, lo que deriva en que sólo ¡2 por ciento de los detenidos sea enjuiciado con éxito!
Ciertamente, la revelación de WikiLeaks, el chismógrafo más grande del mundo, desató la ira de Calderón y su gabinete, pero no debemos olvidar que la aversión del mandatario hacia Pascual ya existía, desde que el diplomático estadunidense estableció vínculos con los priístas.
El gobierno de Calderón lo señala, además, por supuesto, de las veldades dichas a Washington, como un oreja del tricolor.
El Departamento de Estado contestó: Pascual se queda. Ok?
“Lo que el presidente quiso decir”
Un día después de la visita, en México el vocero en materia de seguridad, Alejandro Poiré, salió a decir que Obama no pidió a Calderón armar a los agentes del FBI, DEA, ICE, ATF y anexas en México.
Veamos las respuestas en la sesión de preguntas de la conferencia conjunta de los presidentes, el jueves:
“En cuanto al tema de la portación de armas por agentes estadunidenses, quiero subrayar, en primer lugar, que condenamos cualquier acto de violencia, sea contra nacionales mexicanos o extranjeros.
“Debo aclarar, sin embargo, que hay restricciones legales muy importantes sobre este tema en México.
“Concretamente, la ley no permite que agentes de Estados Unidos, o de otro país, participen en labores de procuración de justicia en nuestro territorio y, por lo mismo, no pueden portar armas o realizar labores operativas.
“Entonces, hay una restricción legal importante”.
Y aquí viene la sustancia:
“Pero, qué duda cabe, para mí, definitivamente, tenemos que encontrar la manera de elevar el nivel de protección de todos los agentes que, de acuerdo con la ley, actúan en contra de la criminalidad. Y, desde luego, estaremos analizando profundamente alternativas a este tema, y dialogando con el Congreso mexicano, que es, a final de cuentas, quien tiene la última palabra”.
¿Prometió o no revisar el tema?
Y Obama, como Calderón, dijo en relación al tráfico de armas hacia México.
“Yo creo en la Segunda Enmienda. Establece el derecho de los estadunidenses de portar armas para protegerse, para su seguridad, para la casa. Eso no significa que no podemos limitar que los traficantes lleven armas a México, y podemos moldear una estrategia que detenga el flujo de armas a México y, al mismo tiempo, conserve nuestra Constitución.
Y ahora se sabe que la ATF (Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego), envió armas a propósito “para dar con los cárteles mexicanos” y falló. Ja, ja, ja. Así entraron miles de juguetes que matan.
“Llegó, llegó, Humberto el bailador”
Y al más puro estilo priísta de los dinosaurios, ayer Humberto Moreira Valdés, gobernador con licencia de Coahuila, asumió como presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Y aunque no bailó, como acostumbra, se dijo listo para guiar al tricolor en las elecciones del Estado de México y, sobre todo, las presidenciales de 2012 al triunfo, pese a que no se ve tan fácil como se creyó, después de la victoria de 2009, que significó el posicionamiento de la hoy ex dirigente Beatriz Paredes Rangel.
Con la advertencia de “no tememos a las alianzas impúdicas” propiciadas con la ilegítima intervención gubernamental, Moreira dio el banderazo de salida para las que se esperan sean las madres de todas las batallas.
Comenzó la ofensiva panista
Y a propósito del Estado de México, a Diconsa, apéndice de la Sedesol a nivel federal, llegó Wilfrido Torres González, conocido en el bajo mundo como Willy, para, dicen los malpensados, comenzar a distribuir despensas y todo tipo de ayuda social entre los pobladores y ganar votos para el candidato del Partido Acción Nacional (PAN) o de la alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD), si se concreta.
El Willy fue incondicional del alcalde panista de Atizapán de Zaragoza, Gonzalo Alarcón Bárcena, acusado de invertir 52 millones de pesos de recursos públicos en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
El papel de Torres en la alcaldía fue polémico. Basta señalar la construcción de su casa valuada en más de 5 millones de pesos en el fraccionamiento La Estadía, con un salario que, como secretario del ayuntamiento, difícilmente le hubiera alcanzado. Perdió la elección en 2009 ante el priísta, David Castañeda.
Ironía o verdad de Cárdenas
¿Alguien cree que Cuauhtémoc Cárdenas bromeó con la propuesta de que Andrés Manuel López Obrador se hiciera cargo del PRD?
Por supuesto que el tres veces candidato presidencial sabe lo que dice. Está consciente de que, por estatutos, cualquier ex presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) no puede repetir en el cargo.
Y si en las palabras de Cárdenas hubo un mensaje oculto o un doble sentido, éste fue el de rotundo rechazo a la actual dirigencia, encabezada por Jesús Ortega, jefe de la tribu Los Chuchos, y a su entreguismo al presidente Felipe Calderón y al PAN con esas alianzas o coaliciones –términos legaloides, que no comparten más que la ambición por el poder, con el argumento de “terminar con los cacicazgos del PRI”.
¿A quién pretende engañar el bigotón inquilino de Benjamín Franklin?
Los Chuchos, a través de Jesús Zambrano, dicen que López Obrador se creyó el sarcasmo de Cárdenas. ¿En realidad creen que fue sarcasmo?
Como Cordero
El resbalón de Javier Lozano Alarcón con la compra-venta de Mexicana, con su debida distancia, podría equipararse con el de Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, y sus seis mil pesos que alcanzan para todo, hasta para poner casa chica.
¿Cómo es posible que hayan permitido que PC Capital se haya sentado a la mesa de negociación y a nadie se le haya ocurrido investigar si tenía la liquidez?
Y todavía sale Lozano, ex priísta y hoy panista, a decir que “su trabajo no es andar checando cuentas bancarias”.
Sin duda, las aspiraciones del secretario en 2012 podrían estar en riesgo, así como las de Cordero, después de tales osotes. Ridículo es poco.
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