La elección por la dirigencia del Comité Directivo Estatal del Partido Acción Nacional (CDE del PAN) es decisiva para su militancia y el futuro político de la entidad mexiquense. De su acuerdo dependen las posibilidades reales de influir en la transición del poder público en la gubernatura del estado. Nunca el Partido Revolucionario Institucionales (PRI) ha perdido la elección de gobernador. El PRI ha ganado una y otra vez la elección, la última con una marcada diferencia frente a una desastrosa candidatura panista. Únicamente una vez, el PAN estuvo cerca de ganar cuando compitieron Arturo Montiel Rojas y José Luis Durán Reveles.
En aquella elección estatal, el PAN gobernaba los municipios más importantes de la entidad y todo indicaba que eso bastaría para vencer al PRI y a su candidato, que desde ese entonces era severamente criticado. Sin embargo, algo pasó y según se dice fueron los propios panistas que al final decidieron no votar por el candidato panista o hacerlo por otro candidato y José Luis no logró lo que hubiera sido un histórico objetivo. Al parecer, el motivo de su derrota fue que Durán y su grupo arrebataron la candidatura a Ruth Olvera Nieto, que para la época ocupaba el cargo de presidenta municipal de Tlalnepantla de Baz. En el panismo estatal, sigue presente la idea que la candidata natural era Olvera Nieto y no José Luis. Al final, esa diferencia dio la victoria al PRI, por eso se dice que no ganó Montiel, perdió el PAN.
En la famosa elección interna para elegir candidato a la gubernatura, el sentir de la militancia era mayoritariamente favorable a Ruth, pero a la hora de la votación extrañamente resultó ganador José Luis; desde ahí el PAN se fracturó por el sentimiento generalizado que habían robado la elección a la presidenta de Tlalnepantla de Baz. Por cierto, excelente presidenta. Incluso, fue la primera artimaña que encabezó Rubén Mendoza Ayala por su afán de ser el primer gobernador del PAN en el estado de México.
En su pensar o ambición personal, Rubén Mendoza sabía que Durán no tendría las posibilidades reales de ganar; mientras para Ruth eran inmejorables, por el marcado sentimiento panista favorable hacia su persona. Y, si a eso se le suma que el PAN acababa de ganar el corredor azul, las posibilidades de Ruth se incrementaban. Más popular e identificada con la población electoral de menores recursos, Olvera Nieto superaba la imagen de un candidato elitista como la proyectada por José Luis. De ahí que Mendoza Ayala fuera el directamente favorecido de aquella elección interna, celebrada en el Toreo de Cuatro Caminos. Los dos grandes artífices de la victoria de Durán fueron Mendoza Ayala y Felipe Calderón. Como candidato, Durán cometió errores graves, entre ellos el de sentirse ganador antes de la batalla; su equipo de campaña careció de la visión del reto y la importancia que significaba ganar el estado de México. Simplemente, la historia del país sería otra.
Un escenario similar se presenta anticipadamente en el horizonte político del PAN estatal. A pocos meses de iniciar el proceso electoral mexiquense, los cuadros políticos y dirigentes locales tienen la delicada decisión de celebrar el proceso interno del cambio de dirigencia del Comité Directivo Estatal. Se enfrentan dos corrientes integradas por diversos grupos; ambos los ánima un sentimiento de rencor, rechazo y revancha hacia el otro.
Por años, al menos los últimos seis, el PAN estatal ha sido señalado de carecer de rumbo y un número de militantes sospecha que el grupo que tiene el control del partido ha pactado las elecciones, que ha manipulado abiertamente los procesos de elección interna de candidatos y que recibe instrucciones políticas de otro lado y no precisamente de la dirigencia nacional o de su militancia. Tal como lo describía Javier Corral durante su campaña por la dirigencia nacional del partido, el actual CDE del PAN tiene un marcado sello de patrimonialismo y se maneja como un negocio de asociados, como sociedad gastronómica vasca donde sólo entran los cuates. Ideas, debate, proyectos, acciones de gobierno exitosas, cursos, seminarios, foros nacionales o internacionales, de eso nada.
De hecho, más que apoyar se dedicaron a hostigar políticamente al gobierno municipal de Atizapán de Zaragoza, para evitar que este constituyera una oposición real a sus intereses. A pesar de estas acciones de choque de la dirigencia al único gobierno de mayor peso político que tenía el partido, el presidente municipal salió bien librado y se manejó con mayor éxito que sus similares de Tlalnepantla de Baz, Naucalpan de Juárez e Izcalli. En el fondo, la idea era evitar que una figura ajena a su grupo tuviera el acierto de crecer políticamente y que eso los pusiera en riesgo.
El grupo contrario a la actual dirigencia está integrado por el panismo tradicional, al que todavía le significan algo la doctrina y principios del panismo; son militantes más identificados con la tradición de un partido ligado al humanismo político, entendido a su manera. De forma reiterada han sido excluidos de las actividades partidistas y de las decisiones políticas internas. Es una militancia que apoyó a Ernesto Cordero y a Javier Corral y en ambas elecciones fueron derrotados, pero salieron fortalecidos moralmente por no dejar morir esa corriente que se opone a los usos y prácticas ejercidas por el actual CDE del PAN. A este grupo ahora se suman dos figuras que cobran relevancia política: los presidentes municipales electos de Huixquilucan y Naucalpan de Juárez. El primero abiertamente enfrentado con la dirigencia estatal y su grupo, de hecho este es un caso atípico donde un candidato gana dos veces una elección; primero la interna y luego la abierta al mismo dirigente estatal del PAN.
El punto culminante de las diferencias se cierra en la celebración de la elección interna por el cambio en la dirigencia del CDE. El dirigente en funciones tiene como propósito seguir en el cargo hasta noviembre del próximo año; sus detractores dicen que “mangos”, que la elección será en noviembre de 2015. Según los artículos transitorios de la Asamblea Nacional Extraordinaria las renovaciones de las dirigencias estatales deberán ajustar el periodo de los comités en coordinación con el Comité Nacional. Del mismo modo, los estatutos señalan que el Comité Directivo Estatal se renovará en el segundo semestre del año en que se celebren elecciones ordinarias locales. Esto ya ocurrió y no se ve que se tenga el propósito de sacar la convocatoria respectiva.
Sumado a lo anterior, estatutariamente existe la disposición que señala que la o el presidente y los demás miembros del Comisión Permanente Estatal podrán ser removidos de su cargo por causa justificada, por la Comisión Permanente Nacional previo procedimiento reglamentario. Según se puede observar existen varias causas justificadas para que actúe el presidente del Comité Ejecutivo Nacional y se llame a elección interna. Sin embargo, si bien existen elementos estatutarios para convocar a la elección del Presidente del Comité Directivo Estatal, el dirigente estatal actual sigue en el propósito de continuar hasta noviembre del próximo año, en razón al fallo del Tribunal Federal Electoral.
Cuenta con la ventaja que sus adversarios tampoco han iniciado acciones tendientes a desmentirlo. No existe el registro de ninguna acción jurídica o política que así lo demuestre. De hacerlo, esto puede dar claridad y certeza al proceso de elección del presidente del CDE, en función de lo que determine la autoridad y el partido mismo en su orden nacional.
Seguramente, Oscar Sánchez Juárez, Presidente en funciones del CDE, sostiene su posición en la resolución del doce de febrero de 2014, de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que al resolver el recurso de Reconsideración SUP-REC-79/2013, confirmó la sentencia dictada en el juicio ciudadano ST-JDC-110/2013 del veinte de agosto de dos mil trece donde se ratifica como Presidente del CDE del PAN en el Estado de México.
En una lectura llana y lisa, la resolución confirmó la elección del 24 de noviembre de 2012 que derivó de la convocatoria de septiembre del mismo año, pero no dice que a partir de esa fecha, es decir del 20 de agosto de 2013, comience su periodo como dirigente estatal. Y no es así porque la autoridad jurisdiccional no puede o tiene como principio no intervenir en los asuntos internos del partido cuando este cuenta con mecanismo ciertos y estatutarios para procesar sus elecciones internas. Por lo tanto, esta dirigencia concluye o debe concluir en noviembre de 2015.
La posibilidad es tan real que el propio Sánchez Juárez está haciendo campaña en los comités municipales o delegaciones de la entidad. El pretexto es cualquiera, la cosa es moverse por si lo obligan a sacar la convocatoria para el cambio de dirigencia. Sus adversarios también se están moviendo, pero carecen de una dirección o mando orientador, cada uno construye sus ideas, proyectos a su interés o aspiración, pero pierden de vista el objetivo que los otros, los malosos, si tienen bien claro. Es su negocio y lo quieren otra vez.