Barack Obama llegó sonriente y así se fue.
Erguido, vigoroso al bajar y subir del Air Force One, jovial y hasta juvenil, el presidente del país más poderoso del mundo vino, vio y venció (veni, vidi, vici).
Colmilludo, ambicioso e histriónico, el demócrata –sólo de partido, no en la práctica- destacó las reformas que el gobierno de Enrique Peña Nieto ha conseguido en apenas cinco meses y puso la mira en las que más interesan a su país: la energética y la fiscal.
Obama y su equipo consiguieron lo que pretendían, porque las filtraciones a los diarios The New York Times y The Washington Post en torno a la molestia en la Casa Blanca por el giro en la política de seguridad del actual gobierno, que intenta sacudirse el yugo estadunidense histórico y que se acentuó en el gobierno de Felipe Calderón, no son casualidad.
Ciertamente, la relación bilateral se relanzará a partir del comercio y la economía, pero no debe perderse de vista que Estados Unidos no da paso sin guarache y basta revisar el discurso de Obama para darse cuenta lo que buscan los gringos y que vino de shopping (compras).
“Quiero felicitar al presidente (Peña) y al pueblo mexicano por sus ambiciosas reformas para que su economía sea más competitiva, para que sus instituciones sean más efectivas, y sé que es difícil, pero también necesario.
“Solamente los mexicanos decidirán cómo hacer sus reformas. Pero como le dije al presidente, al tratar de ser más competitivo México, tienen un socio firme en los Estados Unidos, porque nuestro éxito será compartido. Cuando uno prospera, lo hace el otro. Y es el contexto para el progreso que logramos hoy”.
Y vino la clave:
“Reafirmamos nuestro objetivo de concluir negociaciones en la Asociación Transpacífica este año, que será otro paso importantísimo para integrar nuestras economías y colocarnos en posición de competir en los mercados más acelerados del mundo, en Asia, para poder vender más productos mexicanos y estadunidenses. Y, si lo hacemos juntos, podemos trabajar aún mejor.
¿Lo ve? A contrarrestar a China, segunda economía mundial y que, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), será la número uno en 2016 si mantiene su ritmo de crecimiento.
Obama vino muy noble, generoso, abierto a México y hasta medio hablando español como rock star en busca de nuevas rutas de inversión como el sector petrolero, que será abierto aún más a la iniciativa privada a partir de septiembre, cuando se presente en el Congreso la reforma energética.
Obama, como si anduviera en un mall –centro comercial de Estados Unidos-, ya no digamos outlet –puro remate-, se declaró seducido por las reformas del peñanietismo y listo para la que se ofrezca.
¿La seguridad?
¡Ah, sí!, dijo que se respetará la estrategia del gobierno mexicano, de cómo y cuándo con el objetivo de reducir la violencia, para marcar diferencia con el calderonismo, que dejó setenta mil muertos y treinta mil desaparecidos.
Lo que no dijo, pero se discutió en Washington en la visita de la avanzada del gabinete mexicano, allá por el 17 y 18 de abril y que incluyó reunión con Janet Napolitano, es cómo y de qué forma se entenderán de ahora en adelante y cómo fijó reglas.
Obama afirmó que respeta las decisiones de México en torno a cómo se manejará de ahora en adelante la seguridad y acepta que la Secretaría de Gobernación (Segob), donde manda Osorio, sea la única ventanilla a diferencia del gobierno de don Felipe Calderón -por cierto, bien mono ayer agradeció en twitter a Obama los elogios- , cuando había una injerencia absoluta y abierta y que ahora será disfrazada.
Hasta dijo que presionará por conseguir la restricción en la venta de armas, pero olvida cómo su gobierno ordenó operaciones como Rápido y Furioso (Fast and Furious) y Receptor Abierto (Wide Receiver), que introdujeron miles de éstas a suelo azteca para armar a los cárteles del narcotráfico y dizque dar con los capos, y que exhoneró a su procurador Eric Holder, quien “jamás se enteró”.
Y Peña Nieto devolvió la cortesía, al asegurar que la reforma migratoria es asunto interno de Estados Unidos, pero una ayudada a los 11.4 millones de mexicanos, la mayoría indocumentados, que diariamente salen a la calle a buscar una oportunidad que su país les ha negado, no hubiera estado mal.
“Estamos tratando de crear un diálogo de alto nivel para profundizar nuestra relación económica”, dijo el estadunidense.
Obama y Washington, donde cobra, tienen la mira puesta en México por lo apetitoso que significa el sector energético, vulgo crudo o petróleo, e invita a su patio trasero, dicho por funcionarios como John Kerry, secretario de Estado, a integrar un nuevo bloque “como segundo socio en exportaciones y primero en importaciones” para enfrentar al Tigre Asiático. Don Barack no anda perdido.
“Ese grupo será liderado por miembros de mi gabinete, el vicepresidente Biden participará, también”, remató.
“Y junto con México, nos centraremos en aumentar las interconexiones comerciales y obreras, promoviendo la innovación, el trabajo empresario, para aumentar la competitividad”, aseguró en la conferencia del jueves en Palacio Nacional, donde hubo tour previo.
“¡Viva Mecsicou, vivan los Estadus Unidus. Que Dios los bendiga!”, dijo a manera de despedida ayer, ante estudiantes y uno que otro miembro del gabinete de Peña Nieto en el Museo Nacional de Antropología e Historia, donde fue aplaudido y fotografiado más que Espinosa Paz o Thalía en el Auditorio Nacional.
Periodo extraordinario
Inminente periodo extraordinario en el Congreso para la discusión y aprobación de la reforma financiera.
Ya encarrerados y pese al fin del periodo ordinario, diputados y senadores se declaran dispuestos a interrumpir sus vacaciones pagadas para encerrarse un rato y aprobar la pospuesta reforma financiera, que no la fiscal, con el fin de agilizar y mantener el ritmo alcanzado.
Ernesto Cordero, Emilio Gamboa y Miguel Barbosa, coordinadores de PAN, PRI y PRD en el Senado, dejaron entrever que en julio habrá periodo extra para discutir pendientes como la legislación secundaria a la reforma educativa y la minuta con modificaciones a la Ley del Seguro Social, que iguala criterios para el pago de Impuesto Sobre la Renta (ISR) y las cuotas al instituto.
Manlio Fabio Don Corleone Beltrones, mandamás priísta es la esperanza en San Lázaro, mientras su compa Gamboa lo es en Reforma. Por lo pronto, ambos tienen estrellita en la frente por bien portados y sacar puro diez en las tareas.
Las reformas pendientes serán un reto nada fácil para ambos y deberán aplicarse a fondo para continuar entre los consentidos de Los Pinoles.
R(Esbalón) por r(Esbalón)
A don Angel Aguirre Rivero, gobernador de Guerrero, nomás no le salen las cosas.
Esperó pacientemente a que pasaran el Día del Trabajo, la visita de Obama y casi hasta el día de la Santa Cruz para poner orden entre los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), pero…
Después de cuatro profesores aprehendidos –no aprendidos, ¡eh!-, incluido Genaro Guevara, quien personifica a La Parca amenazante con hacha en mano, enviados a Nayarit y a Veracruz, que los deja en libertad bajo fianza “por falta de elementos”.
El ex priísta de corazón priísta anuncia que el lunes volverán a clases los maistros-vándalos, que destrozan todo a su paso y se mantienen en la impunidad absoluta. Y dice, firme e inflexible, que se les descontarán los días faltados a las aulas.
Don Angel niega una negociación para liberar a los destroyers, pero es evidente un acuerdo que deja nuevamente mal parado al gobierno guerrerense.
Y vámonos, porque se acabó el espacio, mientras el rector, José Narro, y el jefe del gobierno capitalino, Miguel Angel Mancera, aseguran que no quedará impune el vandalismo de los encapuchados y embozados que asaltaron la Torre de Rectoría de la UNAM, ni los ataques a los granaderos capitalinos el Día del Trabajo.
¿Usted lo cree? No conteste.
albermontmex@yahoo.es twitter: @albermontmex