CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- El legado literario de Octavio Paz se celebra no solo en nuestro país, sino en diferentes partes del mundo, como en India y Japón. Indiscutible poeta, con obras cumbre como Piedra de Sol (1957), fue un agudo observador de su actualidad, pensador y ensayista por demás inteligente, pero también un intelectual franco y, tal vez por ello, polémico.
Referente fundamental dentro de la literatura, con libros en los cuales reflexiona sobre la creación poética, el poema y la tradición, como en El arco y la lira (1956) o La llama doble (1993), fue un autor que públicamente abordó temas esenciales, como la libertad y la democracia, pero también controvertidos como el poder y la política.
Más allá de la crítica que en los últimos años ha enfrentado la figura de Octavio Paz, los poetas Alberto Ruy Sánchez y Roxana Elvridge-Thomas coinciden y subrayan que al autor de El laberinto de la soledad (1950) hay que leerlo, conocerlo a través de sus textos y no en lo que se dice, a veces erróneamente, de él.
“El mejor antídoto contra las mentiras infundadas es leerlo. Toda su obra está en el Fondo de Cultura Económica (FCE), hay libros sueltos, muy baratos y accesibles, está su obra completa y forma parte de diversas antologías”, puntualizó Ruy Sánchez en breve entrevista.
“Nada más es regalarse el tiempo para ir a la librería, hojear los libros y ver cuál conviene. Antes que nada, les invito a leer su poesía. Pero si quieren leer sobre el tema del poder, recomiendo El ogro filantrópico (1979), que reúne muchos ensayos sobre el poder y la política en México, donde verán que hay crítica de gente ignorante de su obra”. Señaló que la lectura de esta obra ofrece, además, muchas directrices para entender el contexto actual.
Consideró que para acercarse al escritor no es necesario separar al hombre de la obra, sino recordar que “cada artista es complejo y mantiene relaciones con su entorno de forma distinta”, por lo cual leerlo también da cuenta de su persona.
El también autor de la novela El expediente Anna Ajmátova recordó que Octavio Paz, con quien colaboró en la revista Vuelta, fue un hombre generoso: “Mis anécdotas con él son muchas. Era un hombre extremadamente generoso, a quien es indispensable leer.
“Algunos de aquellos momentos los dejé escritos en el texto Conversación tras las azaleas, publicado en la revista Nexos en 2014”, año en que se festejó el centenario del nacimiento de Octavio Paz.
Su obra poética es admirable
Por su parte, la poeta Roxana Elvridge-Thomas explicó que Octavio Paz es controversial por sus acciones: “A su favor, debo decir que actuaba como un hombre de su tiempo (tiempos aciagos en cuanto a derechos humanos). Sin embargo, debemos salvar su obra que, si bien en algunas apreciaciones está muy superado (sobre todo las políticas), su obra poética es admirable.
“En la actualidad no se lee lo suficiente por muchas razones y prejuicios. En primer lugar, la filiación política de sus últimos años que hace que el público cuestione su visión y olvide que renunció a continuar trabajando para un gobierno que asesinaba a sus estudiantes, en 1968”, momento en que Paz dejó la Embajada de México en India, tras enterarse de los sucesos ocurridos el 2 de octubre de ese año.
“Por otra parte, están sus acciones con Elena Garro. Es un tema muy controversial. Yo misma deploro su machismo y falta de sensibilidad en ese sentido. Pero este es uno de los casos en que debemos separar al ser humano de su obra y darnos cuenta de que es, sobre todo, un ensayista lúcido y un poeta de gran calidad”.
La también catedrática destacó que Octavio Paz tiene obras que no caducan, como Los hijos del limo o El arco y la lira, donde desarrolla su visión sobre la poesía y los poetas, y consideró que sus traducciones contribuyeron no solo a que en México se conocieran otro tipo de literatura, sino que la literatura mexicana se conociera en el extranjero:
“Su importancia como traductor es grande. Tradujo a nuestra lengua poetas y poemas base de la actual cultura. Su visión de Oriente impactó a una generación que siguió sus pasos y creó obra interesantísima. También su acción fue clave para que la poesía de nuestro país se conociera internacionalmente”.
La autora de El segundo laberinto recordó al escritor como una persona cálida: “La obra tanto poética como ensayística de Octavio Paz ha influido en mi pensamiento crítico en torno a la poesía y en mi creación poética (…), desde mis estudios de maestría en la UNAM.
“Cuando lo conocí, en una entrevista para el programa Hoy en la cultura de Canal 11, fue una persona cálida y amable que me habló largamente en torno a la poesía y el ensayo. Su visión del ensayo se me quedó grabada y aún la repito a mis alumnos.
“Por tanto, a partir de esas fechas (alrededor de 1993), admiro la obra de Paz. Creo que siempre ha sido un gran poeta y su visión (tomada de T.S. Eliot) del poeta crítico ha sido definitiva en mi manera de plantarme en el mundo como poeta”.
Finalmente, recomendó la poesía como una manera de adentrase en su obra: La estación violenta y Salamandra son sus libros favoritos. Considera que los poemas que abren estos libros son maravillosos y cualquiera puede sentirse atraído hacia ellos.
Octavio Paz nació el 31 de marzo de 1914, a lo largo de su trayectoria escribió más de 50 obras, entre poesía, poesía dramática, prosa, prosa lírica, ensayo y traducciones. A partir de 1945 ejerció como embajador de México en países como Francia e India. En 1981 fue galardonado con el Premio Cervantes y en 1990 recibió el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra. El autor falleció el 19 de abril de 1998 en la Ciudad de México.
En el marco del 109 aniversario del natalicio del poeta mexicano, Octavio Paz, se abrirá este viernes la Casa Marie José y Octavio Paz, que tiene la vocación de conservar y difundir el legado del primer escritor mexicano galardonado con el Premio Nobel de Literatura 1990.