Por si faltara algo en esta crisis económica y de seguridad y cuando la mayoría de la población, lastimada por no poder salir a las calles libremente a celebrar una fiesta que es de los mexicanos, en Internet el jueves 15 de septiembre se dio un intento de hackeo al sistema del gobierno mexicano, acaso no para obtener información confidencial, pero sí como protesta y muestra de la inconformidad por esta guerra al crimen que no termina y no lo hará ni siquiera con el fin del sexenio.
Las páginas de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), y Seguridad Pública (SSP), Procuraduría General de la República (PGR), Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen) y, por supuesto, Presidencia de la República, fueron bombardeadas y cañoneadas mediante visitas simuladas –miles o millones desde la misma computadora- justo en el día de la Independencia y el parte oficial en cuanto a bajas en el frente de batalla fue sin novedad.
Anonymous Mexico, ligada a Anonymous a nivel mundial, ese grupo activista subversivo virtual que se ha manifestado y ha reventado los sistemas de diversas instituciones financieras y políticas en protesta por lo que consideran irregularidades, abusos o corrupción, subió a You Tube, Facebook y Twitter al mediodía del jueves un video en el que advierte sobre el movimiento y llama a bombardear el sistema del gobierno mexicano.
Pero, ¿qué es Anonymous?
Es un grupo virtual de rebeldes a nivel internacional que protesta contra todo aquello que consideran atenta contra los intereses justos y democráticos.
En el video, un hombre vestido de negro y una máscara que emula a Guy Hawkes -héroe inglés ejecutado al ser descubierto cuando intentaba volar el Parlamento en el pasaje conocido como La conspiración de la pólvora, una protesta contra la represión a los católicos en el siglo XVI -y presuntamente español, se infiere por su acento-, y a la película La Venganza, advierte: “Espérenos”, dirigiéndose a los mexicanos oprimidos. Podrá parecer fanfarronería, pero una revolución en las redes no es como para desestimar.
El gobierno federal puso manos a la obra de inmediato con su policía cibernética y ayer la incipiente vocera anticrimen calderonista, Alejandra Sota, dijo que no se trató de una ofensiva de hackers o de un intento de robo de información clasificada o confidencial.
¿Entonces de qué se trato?
Es pregunta.
La vida por la patria
Y el discurso del presidente Felipe Calderón durante toda la semana, con motivo evidentemente de las Fiestas Patrias, fue reiterativo y no distinto a lo que ha sido desde que tomó posesión en 2006:
Todos los mexicanos, dice, debemos entregar la vida por la patria, por la nación, tal como hicieran los Niños Héroes en 1847, a los que no les importó, argumentó, perder la vida por salvar de los enemigos –hoy narco y crimen organizado-, al país.
En el discurso del miércoles, en el marco del 164 aniversario de la defensa del Castillo de Chapultepec –al menos eso nos cuentan los libros de historia-, Calderón intensificó su ya de por sí bélico discurso al llamar a entregar la vida por el país, “como lo hicieran los héroes que no titubearon en ofrendar su vida por la nación”. ¿¡Qué tal, eh!?
Calderón pidió a todos los mexicanos, militares y no, “plantar cara al enemigo y batirse en el combate con él a nombre de México”.
“Evitar la confrontación -¿alguna similitud con el discurso de todos los días cuando dice que hacerse de la vista gorda en la lucha al crimen hubiera sido más fácil- con el invasor quizá, era lo más fácil, lo más cómodo”, añadió.
“A los soldados, a los marinos, a nuestras Fuerzas Armadas que, enfrentando con valor y lealtad, con singular patriotismo, al claro enemigo de México, en éste y en cualquier tiempo, a ellos debemos la gloria”, dijo.
¿Creerá el presidente que realmente estamos en una guerra y que, en calidad de comandante supremo debe enviar a la población al frente de batalla?
Sin duda, este sexenio pasará a la historia como uno de los peores en materia de empleo, economía y, sobre todo, seguridad. Paradójicamente, todos promesas de campaña del señor Calderón.
En ese mismo acto, una de las cadetes de la Escuela Militar de Enfermería leyó un discurso que, seguramente, le redactó el equipo de Sota, porque, palabra por palabra y letra por letra, es más de lo mismo: “Tiempo de hacer algo por el país, dar la vida y bla, bla, bla”.
¿Y qué tal el grito de Independencia? En todo el país se llevó a cabo con el despliegue de militares, federales, estatales y hasta municipales. Y todavía ayer en twitter, Calderón y los funcionarios del gabinete celebraban que éste se llevó a cabo en paz.
Con ese despliegue, sería el colmo si no.
“El presidente no le mintió a México”
Alonso Lujambio debió comerse su coraje y aún con la muina por haber sido raspado de la carrera presidencial, ahora hasta tuvo que defender la guerra al crimen.
Como único orador en la columna de la Independencia aseguró: “El presidente tenía que hacer dos cosas y las hizo: implementar desde el inicio de su gobierno, sin dilación, una estrategia contundente para proteger la seguridad de los mexicanos y, por otro, apuntalar las instituciones para hacerlo”.
Si no les gusta, formen su partido
Acaso harto y engentado, como dijera mi abuela, Calderón dijo a los 300 hombres y mujeres más influyentes y más papasfritas del país -según ellos, claro-, que si no les gusta la forma de gobernar, de hacer política y en general de sus protagonistas, “hagan su partido, participen” y, casi, casi, como para dejarse de quejar nada más.
“Si no les gustan los partidos políticos, hagan un partido político. Si no les gustan los candidatos a diputados, sean ustedes los candidatos a diputados y, tomen ustedes, líderes, a México en sus manos”, dijo.
Y cinceló: “El día que la política esté hecha por ciudadanos, el día que los ciudadanos sean los políticos, ese día México será el proyecto de nación que queremos”.
Reaparece Montiel
Eruviel Avila Villegas asumió entre jueves y viernes –literalmente- como gobernador del Estado de México, en sustitución de Enrique Peña Nieto, a quien los asistentes le gritaban en el Teatro Morelos “¡se ve se siente, Enrique presidente!”.
En Toluca, capital del Estado de México, se reunió la plana mayor del PRI al mediodía del jueves.
Y el que se llevó la nota, después de Eruviel y Enrique, fue el ex gobernador Arturo Montiel, quien desapareció del mapa político desde 2006 cuando fue eliminado de la carrera presidencial por el golpeteo lanzado desde tierras tabasqueñas y no precisamente de parte de López Obrador.
Después de Peña Nieto, Montiel fue quien más recibió aplausos de los tricolores.
Y ahora debe ser cuestión de horas para que el ya ex gobernador mexiquense cumpla acaso el más importante de sus compromisos –como los 600 de su gestión- y anuncie que irá por la candidatura del tricolor a la Presidencia de México.
Peña Nieto recibió durante toda la semana muestras de apoyo para que sea el candidato tricolor a Los Pinos, por encima de cualquier intento del aún senador sonorense Manlio Fabio Beltrones, quien curiosamente anunció que le interesa la candidatura, aunque esté a años luz del ex gobernador.
Como la cena de despedida que los diputados le ofrecieron en el piso 51 de la Torre Mayor, encabezados por los dinosaurios Francisco Rojas y Emilio Chuayffet, pastor de los legisladores del tricolor y presidente de la Mesa Directiva, respectivamente.
Pero para llegar a Los Pinos, el camino aún es largo y aunque como están los números, todo parece indicar un triunfo arrollador en 2012, el único que podría impedirlo es, paradójicamente, el PRI. De que se mantengan unidos dependerá el éxito.
Cordero jura ante una tumba y ataca
De por sí un precandidato gris, sin carisma y hasta podría decirse antipático, Ernesto Cordero acudió en el aniversario 72 del Partido Acción Nacional (PAN) a la tumba de Manuel Gómez Morín, uno de los fundadores del partido, a jurar que ganará, que hará todo por el país y que será el triunfador en 2012.
Conmovido casi hasta las lágrimas -yo también- Cordero prometió que luchará por la justicia -¿le suena?- y al estilo de Pedro Infante, David Silva o ya, de perdis, Pedrito Fernández, en una de tantas películas, prometió ante la tumba del padre del albiazul que no permitirá que nadie mancille su honor y ose desafiar su poderío.
Cordero, ex secretario de Hacienda y Crédito Público, lanzó esta semana dos o tres frases -¿quién le redacta sus discursos tan chafas?- amenazantes contra el PRI y sus candidatos y dijo, como treinta veces, que lo hará con “valor, determinación y coraje”.
Por lo visto, el estilo de Calderón continuará: alentar a la división, al ataque – recuerde aquello de “López Obrador, un peligro para México”-, y a la violencia.
Y la farsa del Verde
En el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) la farsa se ha consumado. Presionado por diez años becado al frente del negocio familiar, Jorge Emilio González Martínez, alias El Niño Verde, dejó la presidencia a otro becado, Arturo Escobar -sí, al que agarraron con un milloncito en efectivo-, aunque disfrazado de consejo en el que “todos participan”. Trepador y acomodaticio, el Verde mantiene el subsidio y las sanguijuelas que chupan ese billete, felices.
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