Me hace falta un pegue, un “tonayazo” ya de perdida esta vida tan encanijada no se puede soportar, como dicen los Caifanes “esta enfermedad ni con un valium/ noooooo cuando me muera y me tengan que enterrar/ quiero que sea con una de tus fotografías/ para que no me de miedo estar bajo y sentirme un poquito vivo/ mátenme por que me muero, mátenme porque no puedo… canturreaba delirante el Juan Barrancas, al mediodía de la intensa primavera que ya le había quemado el coco y no salía nada de su estupor, el calor lo agobiaba hasta en la sombra del pirúl de su casa, allá por San Lucas Matoni, se había bebido una agua de horchata pero estaba todo suato, era un pelmazo, cual zombi peregrino, como si hubiera estado viendo la programación de Teidiotiza toda la mañana, corrompiendo su ser y pensamiento con esos programas cagantes de la mañana, al borde del vomito, hasta que paso el Farina, un negro hijo del batey, para el que las desgracias de este podrido mundo no le hacían mella, siempre sonriendo como el Chazzer Cats de “Alicia en el país de las maravillas”, venia como siempre levitando, con los ojos rojos-rojos y la boca reseca-re-se-ca, y bailando aquella de “…al sonar los tambores africanos/ y la negra se amaña y …era la piragua y era la piragua… y movía los pies al ritmo de la cumbia afro-colombiana, bien feliz como lombriz, ¿qué paso mi negro? le grito el Barrancas -presta para andar igual, dichosos los ojos hijo de la tribu chaka zulú, hace años que no te veía ¿donde has andado? Que paso mi Barranquitas, mirate pura felicidad ahí tiradote en esa sombra con esa agua pal calor, convida, solicitó, Pues si tu me mochas de tu cigarrillo, mi negro como no, repuso el Barrancoso. El trueque no se hizo esperar y el Juan ya estaba jalando el humo de la siguaraya a sus pulmones, aguantando para que llegara a los neurotransmisores para luego exhalarlo y sentir casi inmediatamente esa pesadez, esa rica pachorra. Hasta que me toca fumar de la que no esta fumigada mi Farina, ¿de donde traes este soma tan delicioso? Es de mi jardín, la sembré allá por el rancho de Visitación y la estuve cuidando como la niña de mis ojos, que cuentas mi Juan sin miedo, por cierto no traes Solutina. Te la debo, acá las cosas se están poniendo del nabo mi Faris, supiste que salió de “Canadá” el Yors y que andaba parando de cabeza al que se le pusiera enfrente, que parecía demonio de Tasmania, espantando al vecindario, quitándoles su morralla, sus tenis, chamarras, medallitas y todo lo tuvieran de valor, pues ya lo enfriaron y dejo de chingar al prójimo y se lo echo un matute. El que a yerro mata a yerro muere dicen, dijo sabiamente el negro bailarín, ya le tocaba, han de andar más tranquilos, ya les quitaron un pasado de lanza, a mi siempre me quería achicalar y que le disparara las chelas, pero yo si se la cante derecha la flecha que mejor se la llevara tranquila, porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa a poco no mi Barrancas. Si-món mi Fariseo, si que ya traía bien atorados a los de las tiendas de barrio, que no mas pasaba por su renta y que lo interceptan cuando estaba en el truco en La Pasadita y que se echa a correr, pies para que quiero y que se les escabulle y que se mete en la casa del Chava, donde vivía ¿te acuerdas el Padrinito? que surtía de la achicalada y apestozona Premium verde limón. Aja respondió brillándole los ojitos al chaka zulú, y sabias que recibió la luz y la bendición del Jesús, padre bendito se volvió cristiano y ya se dedica otros negocios, pues que llega hasta ahí el Yors y ya se llevaba la motoneta del Chuchis, cuando sale el Padrinito y que le dice: “en el nombre del padre , del hijo y del espíritu santo te convoco a que cambies tu manera de vivir y te calmes hijo de Satanás y te vayas a chingar a tu madre a otro lado y en esos que el Yors como que se pone nervioso y que le dice “yo no me escudo en nadie ni nada y mejor voy y visito a la tuya” al tiempo que se palpaba la “matona” que traiba en la cintura y cuando que suena la sirena de los matutes y te acuerdas del matute gorilón que luego venía por lo suyo, pues que alcanza al Yors que le quiere ganar, pero el Gorilón que le gana y no mas se oyó seco el plomazo y cayó el Yors y desde entonces pues ya esta más tranquilo el barrio mi Farina, aunque unos se van al camposanto y otros llegan, ahora hay un bandita de puros morros que andan con la “mona” o con la “piedra” bien locos, ahora si que esto se pone del “cocol”, en eso estaban cuando llegó el Charangas con cara de espanto, parecía fantasma, todo pálido como asustado, ¿que te pasa mi Charangas de Tepito? Balbuceante respondió, eeeencontratraron a la Momoo-mo-rena, se acuerdan que siempre andaba hasta atrás, pues la encontraron en pedacitos… pero esa es otra historia
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