El calor recorría el cuerpo del Nopalzint, después de la tremenda inundación en la que casi tiene que salir a flote de las torrenciales lluvias del Dios Tláloc, recordaba en el reciente capitulo, ahora sentía como sudaba, le perlaba la frente y el rostro cual si estuviera en el comal de las carnitas estilo Michoacán de su compadre Chencho. Sentía los apretujones, todo vapuleado cual Slam de los toquines de la prepa popular, el aplastón sobre su lánguida humanidad y cada tres, cuatro minutos llegaba la línea de golpeo y lo arrempujaba, sin albur cada vez más, retando a ley de la física de la impenetrabilidad, el sopor húmedo del ambiente lo tenia todo pasgüato, en su mente demandaba una agua de horchata o ya de perdida una negra pero una negra modelo que buena estas, una chela bien helodia, para sucumbir al baño turco, no, era todo un temazcal, las radiaciones del cambio climático lo deshidrataban y no sabia que hacia en el tumulto de aquel veloz gusano anaranjado donde miles de zombis subían y bajaban a una velocidad meteórica.
Empezó a tratar de serenarse, esto es un mal viaje, quien me manda a zumbarme esos peyotes secos que me dio el Ricardini, comenzaba a clarificar su mente, ¡ah chinga si estoy en el metro estación Balderas! Comenzaba a recordar y ubicarse, iba completamente planchado en la línea que va Universidad del sistema de transporte loco-activo, cuando de repente sacando fuerzas de su pasado empujo a diestra y siniestra a los zombis de Tesmogtitlan que lo hacían pomada, ¡ahí les va la de hacer chamacos hijos de mi quincuagésima novena aventura, ábranla que lleva bala hijos del neoliberalismo y lacayos de Felipe de Jesús Calderas ahí viene su padre! Ese güey si era el Nopalzint, regresaba al cuerpo, su mente, su corazón, su garra adormilada de nueva cuenta por los peyotes, el venadito que se había atrevido a degustar en plena Ciudad del humo sagrado y letal.
Subió las escaleras como joven venado, cuando ahí cual alucinación del desierto estaba con su guitarra de palo, sus lentes sus tenis Panam y su eterna y sarcástica sonrisa que disfrazaba con las gafas, ¿qué paso mi RocKdrigo cuantas lunas sin vernos, compadre del rock rupestre? ¿Qué dice la ciudad de hierro? Cuéntame mi profeta del nopal ¿donde te has metido? no me digas que emergiste del inframundo que esta aquí a unos metros bajo tierra, Y de la escultura de bronce salió el sonido claro y diáfano “si alguna vez has estado al revés ya sabrás lo que huelen los pies/ si al respirar se te cayo el almidón se te cayo el almidón y te hicieron campeón… luego cual rocola se rifo aquella clásica del rock rupestriano, “o yo no sé porque no me las prestas si te hago regalos y te llevo a fiestas hasta Atizapán/ si ya te dije me iba a casar con solo tantito nada va pasar, que hizo ruborizar a las chicas fresas que estaban ya presentes y prestas. Luego la escultura se escucho más que recio “cabalgo sobre sueños innecesarios y rotos/ prisionero iluso de esta selva cotidiana/ y como hoja seca que vaga en el tiempo/ vuelo imaginario sobre historias de concreto/ navego en el mar de las cosas exactas/ muy clavado en momentos de semánticas gastadas/ y cual si fuera una nube esculpida sobre el cielo/ dibujo insatisfecho mis huellas en el infierno/ ya que no tengo tiempo de cambiar mi vida/ la máquina me ha vuelto una sombra borrosa/ y aunque soy la misma tuerca que ha negado tus ojos/ se que tengo tiempo para atracar en otro puerto….
Terminando esta rolisisíma ya, varios muchachos caguama y porro oloroso de por medio, rodeaban al Nopalzint y coreaban la rola del irredento Redrogo González, que al igual que cientos de mexicanos perdieron la vida el 19 de septiembre de 1985 en los trágicos sismos que derruyeron a la ciudad de México y por eso para recordarlo cimbraron la escultura del profeta del nopal… Ya para continuar el borlote aquel ya llegaban las cámaras de Televisa a unos cuantos metros del toquín, cuando se escucho aquella que nada que ver con lo que pasa actualmente en nuestro México, declaraba en voz alta el Nopal de Oro, con ustedes banda rokanrolera, la voz aguardentosa del rock rupestre y se dejo escuchar nuevamente “me acerque a la ventana y vi venir al cartero me entretuve pensando en una carta de amor más no, no, no, era la cuenta del refri y del televisor /me acerque y vi venir a Romero, me entretuve que venia a saludar/ más no, no, no eran seis meses de renta que tenía que pagar/ me asome a mis adentros vi solo viejos cuentos y una manera insólita de sobrevivir/ mire hacia todos lados dije Dios que ha pasado/ nada muchacho solo eres un asalariad/ por la puerta entraron mi mujer y mis hijos, preparo la alegría que nos va a acariciar/ más no, no, no, la despensa y la escuela hay que pagar, pagar, pagar sin descansar, pagar tus pasos, hasta tus sueños, pagar tu tiempo y tu respirar, pagar la vida con alto costo y una manera sin libertad/ suben las cosas menos mi sueldo que es lo que se espera de este lugar….
El aplauso fue mayúsculo, y a la de sin susto continuo el Rockdrigo de bronce de la raza, con aquella de “sáquese de aquí señor operador este es un secuestro yo manejo el convoy/ haga caso para usted es mejor, así que hágase a un lado porque ahí le voy/ hace cuatro años a mi novia perdí por estas muchedumbres que se forman aquí la busque en andenes y en salas de espera pero ella se perdió en la estación de Balderas/ fue en la estación del Metro Balderas donde yo perdí a mi amor/ fue en la estación del Metro Balderas ahí deje embarrado mi corazón no,no,no, noooo fue en la estación del Metro Balderas una ola de gente, se la llevo/ vida mía te busque de convoy en convoy… y al terminar la rola el Nopalzint recordó aquellas tocadas en el Museo del Chopo de aquel gran rupestre y se le salieron las San Pedro, como no si le llegaron los recuerdos también fue por Balderas donde vivió en aquel cosmogónico hotel, un tórrido romance de largas lunas con la princesa zapoteca Ángel del Rayo y donde lo mando al infierno… pero esa es otra historia…..