ZUMPAHUACÁN, Méx.- Por varias generaciones, maestras y maestros artesanos de Zumpahuacán han mantenido viva la tradición del tejido con la fibra natural llamada izote, una planta endémica de esta región que desde tiempos prehispánicos ya se trabajaba para elaborar mantas, bolsas y morrales.
Ejemplo de lo anterior es el artesano Ubaldo Juan Morales Flores, originario de este municipio del sur de la entidad mexiquense que, desde su niñez, aprendió a elaborar estos productos y ahora son el sustento de su familia.
“Me dedico a la elaboración de morralitos, con un tejido de fibra vegetal que se llama izote, esto es una herencia de generación en generación, mi papá elaboraba estas bolsas y las vendía en las ferias, fue desde pequeño que, gracias a esta artesanía, generaba y sigo generando un ingreso familiar”, comentó.
Los tejidos hechos con esta materia prima se caracterizan por ser sustentables y resistentes, ya que existe un largo proceso desde la extracción de la fibra hasta el terminado de las piezas.
“Es un proceso muy tardado para elaborar la materia prima y poder hacer las bolsas, de aproximadamente tres meses, empezamos desde bajar las pencas verdes, romper con un hueso parecido al cuchillo, ya en hebras se pone a secar, después de dos días se lleva al agua para que se pudra, a los ocho días se le quita el bagazo para que solamente quede la hebra limpia, se maja con un mazo de madera para que el izote quede manejable y se pueda tejer”, explicó.
Utilizan implementos como el urdidor y telar de cintura, para dar vida a las bolsas y morrales de diferentes tamaños. El acabado final es pintar el lienzo con dibujos emblemáticos como animales y flores.
Estos morrales se mantienen en el gusto de las personas, ya sea como uso decorativo o cotidiano, algunos artesanos han optado por ir innovando en sus creaciones, incluso pintan el izote con tintes naturales como la grana cochinilla y el pericón.