“Nunca es demasiado tarde para convertirte en quien quieres ser. Espero que vivas una vida de la que estés orgulloso y si descubres que no, espero que tengas la fuerza para comenzar de nuevo”
F.Scott Fitzgerald (Escritor y autor de “El Gran Gatsby”)
Hace aproximadamente 5 años, estaba en Orlando con mi familia, nos encontrábamos en una plaza comercial y mi hija menor y yo estábamos cansados y aburridos, así que decidimos movernos, queríamos ir a una tienda que estaba en una plaza de enfrente, sin embargo no quisimos ir en coche ya que queríamos ir a una tienda que aunque parecía cercana, estaba afuera de aquel Mall, en un bloque de tiendas enfrente del complejo comercial donde estábamos nosotros , parecía ser una breve caminata y la entrada de vehículos se veía muy lejana así que decidimos buscar un atajo caminando por la orilla aquel complejo. Emprendimos muestro camino bajo el sol, parecía sencillo al principio, sin embargo 15 minutos después, media hora después y luego de casí una hora más tarde, comencé a dudar, no encontraba cómo entrar a aquella zona, pero al ver todo lo que ya habíamos recorrido me dio miedo, parecía que regresar sería más complicado que seguir adelante, así que seguimos, de un lado una autopista con coches pasando a alta velocidad y del otro, las tiendas a las que queríamos ir, pero nos separaba una gran malla metálica, un momento después apareció un árbol que nos atrajo por 2 motivos: la sombra, y poder usarlo de escalera para saltar aquella cerca, y cual migrantes ilegales cruzando la frontera, unos momentos después, con varios raspones estábamos del otro lado de aquella malla metálica. Antes que a la tienda que queríamos fuimos a una farmacia para comprar agua y un antiséptico y limpiar las heridas producto de mi torpeza, afortunadamente nuestra aventura no paso de una pequeña insolación, unos rapones y la vergüenza de mi parte haber hecho algo tan imprudente y a pesar de la gran convivencia entre mi hija y yo, lo que hice fue una torpeza.
¿Cuántas veces en la vida no hemos continuado andando sin rumbo, una carrera que no nos gusta, una relación tóxica, un negocio que se vislumbraba fallido desde el arranque, sin embargo, la soberbia, el ego, el miedo al qué dirán, a perder aquel tiempo invertido nos llevan a continuar?
Muchas veces, el ruido y el caos no nos permiten escuchar, ni ver, ni siquiera pensar, la vorágine del día a día nos lleva a continuar, porque todos continúan y todos avanzan a veces, por el simple hecho de avanzar.
¿Qué acaso esta pandemia, no fue una oportunidad para frenar, para poner una pausa obligada a todo lo que hacíamos? ¿No está siendo acaso una oportunidad para meditar, reflexionar y quizá cambiar el rumbo o la dirección de algunas cosas que en nuestra vida no transcurrían de manera correcta o en la dirección de un buen destino?
Quizá la pérdida en muchos aspectos que esta pandemia nos ha dejado sea la oportunidad de replantear muchas cosas en nuestra vida, de lo que no está funcionando o también darle el adecuado valor a lo que lo tiene, valorarlo, abrazarlo y fortalecerlo ya que en el caos del día a día lo valioso puede hacerse evidente y trivial y ello puede llevarnos a perder lo que en verdad importa.
Pocas veces en la historia de un ser humano se tiene la oportunidad de volver a empezar, y muy pocas veces se nos regala una pausa, donde el freno y el silencio son obligados. Esta pandemia han sido una gigantesca oportunidad de observar si el rumbo que estamos siguiendo nos llevará a un feliz destino, si vamos hacia ningún lado y quizá evitar tener que saltar una reja y salir rapados (en el mejor de los casos) para encontrar algo que quizá ni siquiera necesitábamos.
Mañana hay elecciones en Estados Unidos y estaremos frente a otro suceso que habrá de cambiar la dinámica de nuestro vecino del norte, la de México y la del mundo, un suceso que cimbrará al planeta entero, siendo uno u otro el ganador, habrá cambios. Abracemos pues, la oportunidad de resetear el sistema, de escuchar voz del silencio que la vida nos ha obsequiado para eliminar lo que no sirve, para revisar el camino que hemos recorrido, para volver a inventarnos o para abrazar, valorar y volver a amar lo que verdaderamente es importante en nuestras vidas y mañana será otro día y nosotros podremos decidir si queremos aprovechar las oportunidades que se nos presenten.
Por: Enrique Espinosa Olivar