CUAUTITLTÁN, Méx.- Los habitantes de esta localidad se despidieron de la sangre del Beato Juan Pablo Segundo y su estatua en cera que recorren la República Mexicana, pues pasaron una noche entera en el Santuario del Cerrito, cuna del también beatificado Juan Diego.
Desde la noche del pasado jueves y hasta la noche de este viernes, las reliquias del llamado Papa Viajero permanecieron en el Santuario de la Siempre Virgen de Guadalupe y Casa de Juan Diego, custodiadas por las autoridades eclesiásticas encabezadas por el obispo de Cuautitlán, Guillermo Ortiz Mondragón y el padre Alejandro Torres López, así como religiosas, seminaristas, autoridades estatales y municipales y población en general, entre quienes destacó Norberto Hernández Bautista, incansable promotor de la modernización del templo El Cerrito, así como la internacionalización de Cuautitlán como centro de turismo religioso.
Después de bendecir una imagen del beato Juan Pablo II colocada al pie de San Juan Diego en la Iglesia del Cerrito de Santa María Atlayaca el pasado jueves, las reliquias fueron transportadas dentro de 2 camionetas hacia la catedral de Cuautitlán este viernes dos de septiembre.
En procesión, feligreses, religiosos y habitantes con cariño entonaron cantos y alabanzas sobre la calzada Guadalupe hasta la Catedral de la Diócesis de Cuautitlán.
Ahí fueron bajadas la reliquias y colocadas en el atrio principal en donde el obispo Guillermo Ortiz Mondragón de Cuautitlán oficio una misa para venerarlas.
Alejandro Torres López, rector del santuario de la virgen de Guadalupe y Casa de San Juan Diego señaló “después de la Basílica de nuestra señora de Guadalupe, este es el lugar más especial para venerar, para recordar todo el cariño que Juan Pablo II tuvo a México tuvo a nuestra patria y a nuestro beato ahora santo Juan Diego”.
Por su parte, Guillermo Ortiz Mondragón, Obispo de la Diócesis de Cuautitlán, indicó “una vez más el pueblo de México damos la bienvenida con un gran devoto por una fe renovada por el testimonio, un amor espontáneo lleno de admiración por su persona, siempre fiel”.
Y recordó “con profunda emoción recibe esta diócesis de Cuautitlán que tu elegiste en 1979: viniste a beatificar y luego a santificar que cuando ya con el peso de los años y del sufrimiento a causa de su entrega encarecida dijiste: en silla de ruedas o en camilla iré a canonizar a Juan diego y que dijiste a santificar a nuestro indio santo”.
Después de permanecer 24 horas en el Santuario cuautitlense, las reliquias de Juan Pablo II fueron trasladadas hacia la Diócesis de Texcoco en el Estado de México y para el próximo domingo visitarán la Catedral de Los Remedios en Naucalpan de Juárez.