Los políticos me dan risa.
O ya ni sé, citando a un clásico.
Vicente Fox Quesada desmanteló el sistema de inteligencia –no se ría, sí existía, existe y funciona cuando le conviene- y dilapidó los excedentes petroleros.
No obstante, creó la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal y puso a Alejandro Gertz Manero al frente de la misma.
El objetivo era, según el locuaz personaje, terminar con la Secretaría de Gobernación que espiaba, que lo político lo hacía policiaco y viceversa.
Acabar con el brazo operador de los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y con la policía que levantaba, secuestraba, torturaba y desaparecía, con secretarios legendarios como Fernando Gutiérrez Barrios.
Esa llamada Supersecretaría, que en el priismo era temida por su capacidad para perseguir, presionar, detener y procesar a los enemigos políticos del sistema, desapareció con la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) a Los Pinos.
El decreto para la creación de la SSP se publicó en el Diario Oficial de la Federación el 30 de noviembre de 2000, un día antes de que Fox asumiera la Presidencia, tras echar al PRI después de 70 años de la llamada Dictadura Perfecta.
Pero atribuirle a Fox la unificación de la policía no es correcto.
Desde el sexenio del priista Ernesto Zedillo Ponce de León comenzó la conformación de lo que hoy son la Policía Federal y la Gendarmería, con la publicación de la ley de la Policía Federal Preventiva (PFP).
La SSP asumió las principales funciones de seguridad que antes tenía la Segob: guiar a la PFP y al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Ahí comenzó el desmantelamiento de los cuerpos de inteligencia, porque Fox no quería nada con tufo a pasado y a naftalina.
Argumentaba que debía darse un borrón y cuenta nueva y un golpe de timón -¡ah, cómo utilizaba esa frase trillada!-, por lo que echó al baúl de los recuerdos lo hecho por Gobernación.
Nada que oliera a Guerra Sucia o a policía secreta, decía.
Desde entonces ya se planeaba unificar a las policías Federal, Estatal y Municipal, para tener un solo cuerpo y combatir corrupción e impunidad.
Pero el proyecto no fraguó, porque Fox no tenía operadores políticos. No sabía hacerlo.
Enviaba iniciativas al Congreso sin haberlas trabajado, consensuado, por lo que siempre fracasaban.
En la Procuraduría General de la República (PGR) también hubo cambios.
La Policía Judicial Federal (PJF) desapareció para dar paso a la Agencia Federal de Investigación (AFI), dirigida por Genaro García Luna.
A partir del 1 de noviembre de 2001, en el mismo foxismo, comenzó la historia de la AFI.
Con Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, obsesionado con legitimarse en la Presidencia, luego de ganar sospechosamente con un .56 por ciento de diferencia sobre Andrés Manuel López Obrador, la SSP tomó más fuerza. La guerra al narcotráfico y al crimen organizado fue su distractor y su golpe en la mesa.
García Luna dejó la AFI y fue nombrado secretario de Seguridad Pública, lo que le convirtió, en la estrategia del michoacano, en el segundo hombre en importancia, después de él.
Cuando regresó el PRI hace cuatro años, la SSP desapareció y todo se concentró nuevamente en Gobernación.
Otra vez la Supersecretaría y otra vez a la basura lo hecho por dos sexenios.
Como suele suceder con los cambios de gobierno: “lo anterior no sirve, lo mío, lo que yo digo y hago es lo único que vale”.
Hoy, los hombres del varo, del billete, afiliados a la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y a la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin) exigen que ante el fracaso de la estrategia de seguridad, Gobernación deje el mando… y regrese la SSP.
Los empresarios, claves para los triunfos de los candidatos porque los financian, les prestan, les donan y luego les cobran las facturas, no están contentos con este gobierno.
Primero protestaron por la reforma fiscal de Luis Videgaray Caso, esa que cobra impuestos hasta por la venta de un perro y por comprar alimento para éste.
Argumentaban que la carga fiscal nuevamente es para quienes ya pagan impuestos. O sea, para los mismos de siempre, en lugar de ampliar la base tributaria y buscar opciones.
Luego, porque se les incluyó en la llamada ley 3de3, en la que debían declarar su situación patrimonial, fiscal y conflicto de interés, si recibían recursos públicos, lo que sucede con la mayoría, porque el gobierno federal es el mayor cliente en México.
Se manifestaron en el Angel de la Independencia y fueron recibidos por Peña Nieto en Los Pinos. A las pocas horas vetó la ley, y ellos felices y contentos.
Son los hombres del dinero, los que quitan y ponen.
Luego, con el setenta por ciento de la población sintiéndose insegura, según el Inegi, y con ejecuciones y secuestros en Chihuahua, Guerrero, Sinaloa, Veracruz, Estado de México y la capital, el panorama es negro.
PAN y PRD respaldan la exigencia, pero el gobierno dice que es asunto de percepción.
El presupuesto
El distanciamiento entre el gobierno capitalino y el federal no tiene vuelta.
La relación cordial que existió durante tres años y medio se terminó, porque 2017 y 2018 son años electorales y están en juego la gubernatura del Estado de México y la Presidencia.
Casi nada.
La crisis económica –llevo cuarenta años escuchando lo mismo-, agravada ciertamente por la caída del petróleo, la devaluación de 55 por ciento del peso -12.96 en 2012 y 19.60 hoy-, la reforma fiscal citada y la deuda pública que ronda el 56 por ciento del PIB, obligan a un quinto recorte por 239.7 mil millones de pesos. Y ya son casi un millón de millones. Un billón.
¿Y eso qué?, se preguntará.
Se lo explico.
Luis Videgaray Caso, secretario de Hacienda y Crédito Público que debió renunciar por sus errores y por haber traído a Donald Trump, armó el proyecto de gasto 2017 con recortes a todo.
Después de que se dedicó a endeudar al país, dilapidando los recursos en gasto corriente y en cero inversión, lo que habría generado empleo y movimiento de la economía, armó un paquete en el que a la Ciudad de México se le recortan recursos.
Y en política no hay coincidencias.
– Lo menos que hay que decir es que es injusto para la Ciudad de México. Son ganas de… afectar, dijo el jueves Miguel Angel Mancera, mandatario capitalino, al entregar vivienda en la delegación Gustavo A. Madero.
Apenas había dicho esto, Peña Nieto le respondió en Valle de Chalco, sin mencionarlo:
– Las obras que se culminan en el Estado de México son para comunicar mejor con la Ciudad de México y todo el Valle.
Y ahí se irán hasta que se apruebe el gasto en la Cámara de Diputados, porque Mancera califica de incongruencia que se hayan otorgado 18 mil millones de pesos al tren México-Toluca y se haya dejado en cero a las obras de ampliación y mantenimiento de las líneas 12, 9 y A del Metro.
Nomás tantito
No es campaña.
Bueno sí, pero tantito.
Miguel Angel Osorio Chong quiere dormir al velador.
El secretario de Gobernación, a quien se le fugó Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, mejor conocido como El Chapo Guzmán, en julio de 2015, cree que a los mexicanos ya se les olvidó y anda en plena campaña rumbo a la elección presidencial 2018.
El hidalguense lanzó spots en su página de internet, con diversos temas. Un país tan grande, diverso, es uno de los títulos que utiliza. El Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) desecharon las quejas del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y otorgaron un pasaporte a la impunidad al funcionario.
Ayer, en San Lázaro, dónde compareció por el cuarto informe, volvió a mentir al asegurar que no está en su agenda 2018.
Ajá.
Cofepris
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), en coordinación con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) organizará del 17 al 21 de octubre la Semana Internacional Cofepris.
Es la reunión de la Red Panamericana para la Armonización de la Reglamentación Farmacéutica (RedPARF).
Encabezarán Gerry Eijkemans, representante de la OPS/OMS en México; Julio Sánchez y Tépoz, comisionado federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, y funcionarios de la Secretaría de Salud (Ssa), la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Vámonos: Que estaba entre Bob Dylan, Arjona y Juanga el Nobel de Literatura. ¿Será?
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