CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Poco más de cuatro minutos fueron suficientes para que miles de almas transitaran del asombro, a la euforia y de esta, a la felicidad. Desde las primeras horas de este domingo 7 de abril, unos 150 campistas arribaron a la playa de la Zona Arqueológica de Las Labradas, en la comunidad de la Chicayota, en Sinaloa, a fin de reservar su lugar en este espacio privilegiado y avistar el eclipse solar total que, de acuerdo con los cálculos astronómicos, iniciaría este lunes 8, poco después de las 9:50 de la mañana, hora local.
Personas provenientes de distintos lugares de la citada entidad, de otras partes de la república mexicana y de países como Estados Unidos, Canadá y Escocia, se dieron cita en el sitio patrimonial, a poco menos de 60 kilómetros de Mazatlán, el cual, día con día, se posiciona como uno de los destinos con mayor atractivo turístico del estado, gracias al valor histórico y cultural que le brindan los casi 700 petroglifos encontrados en su franja costera.
De acuerdo con cifras proporcionadas por Servando Rojo Quintero, director del Centro INAH Sinaloa, “fueron cerca de 4 mil asistentes al avistamiento de este fenómeno astronómico; la zona arqueológica y la playa se llenaron de niñas y niños, jóvenes, parejas, adultos mayores y familias enteras, a quienes, gracias a la colaboración con el gobierno estatal, se les obsequió un par de lentes especiales para observar el eclipse de manera segura”.
El titular del INAH estatal recordó que durante los últimos días, para complementar la experiencia, se ofreció una jornada académica que incluyó una conferencia dictada por el arqueólogo Joel Santos Ramírez, adscrito al Instituto, y otra impartida por la astrónoma Daniela Gallardo Galaviz, del Centro de Ciencias de Sinaloa.
“Siempre buscamos que los eventos en las Labradas incorporen este tipo de actividades culturales, que refuercen la identidad del espacio como un bien patrimonial que debe investigarse, conocerse y disfrutarse de una manera sana y familiar”, señaló el servidor público.
Justo cuando el reloj marcó las 9:52 en el horario local, todas las miradas se dirigieron al cielo y dieron pie a las expresiones de asombro, propios de la sorpresa que provoca la maravilla astronómica de un eclipse total. La Luna, como señalan algunas fuentes históricas, terminaba por “devorar” al Sol por unos instantes, dando paso a un espectáculo magnífico: el astro se tornaba negro y de él solo quedaba un fulgurante aro de fuego coronando un cielo azul custodiado por unas nubes algodonadas que parecían detenerse, imperturbables en el tiempo.
En el horizonte, donde el cielo se funde con el mar, una pintura en tonos naranjas, rosados, violetas y amarillos dio a la escena un aura casi fantástica, aderezada por la sincronía de la danza aérea de los flamingos y gaviotas que surcaban las rocas al ritmo de las olas. Los gritos iniciales cedieron el lugar a la ensoñación que iluminó las mejillas de las y los pequeños mientras que, sin pedir permiso, algunas lágrimas rodaron por las de sus padres y mayores, quienes se extraviaron en el absorto de un momento digno de robar alientos.
Fueron 4 minutos y 27 segundos en los que la respiración se confundió con el suspiro y el alma colectiva se inflamó de alegría ante el amorío sempiterno de la Luna y el Sol. Una experiencia mágica, maravillosa e inolvidable, que al final provocó apretones de mano y abrazos espontáneos entre desconocidos que se sabían testigos de un momento histórico.
Una tarde que algunos terminaron con música, otros con baile y unos más con una caminata serena sobre la arena de este lugar prodigioso por su historia y belleza natural.
“Fue una jornada exitosa con saldo blanco, gracias a la colaboración del gobierno estatal, del ayuntamiento de San Ignacio, de la Guardia Nacional y de una comunidad que gustosa celebraba el éxito en la venta de sus productos gastronómicos.
“No hay daños que reportar, el turismo se comportó de manera prudente y respetuosa. Y solo nos reta decir gracias a todos los que participaron en este magno evento. Todo ello nos llena de alegría y entusiasmo para seguir trabajando en favor de este espléndido sitio arqueológico, que esperamos pronto se vuelva patrimonio mundial”, concluyó el titular del INAH Sinaloa.