La debacle del Partido Acción Nacional (PAN) en la elección presidencial del domingo pasado es un voto de castigo para el gobierno del presidente Felipe Calderón.
Los sesenta mil muertos de la guerra contra el crimen y el narcotráfico fueron fundamentales para que los mexicanos acudieran a las urnas a rechazar la continuidad, aunados a la serie de errores, fracasos e incumplimientos de la administración que agoniza.
El presidente
del empleo, como se hizo llamar Calderón, jamás pudo en seis años de gobierno cumplir con sus promesas de campaña y, lejos de serlo, se convirtió en el del desempleo, que aumentó brutalmente, así como el número de mexicanos pobres.
Y todavía ayer, en el marco del día del ingeniero, el michoacano aseguró que su gobierno ha sido, casi, casi, lo mejor que le pudo haber pasado a México y lamentó o agradeció haber vivido la maldición china.
Que “con lo que había”, consiguió crecimiento, mantener las finanzas sanas y una estabilidad de la que deberíamos estar eternamente agradecidos.
“Recuerdo que aprendí, hace mucho tiempo, que había un refrán chino y que luego entendí o me explicaron, era una especie de maldición china. Y que dice: ‘Ojalá te toque vivir tiempos interesantes’.
“Nos ha tocado vivir tiempos interesantes, amigas y amigos, y ha sido realmente una experiencia de vida que difícil,
difícilmente se podría replicar.
“Yo no soy de la idea, amigas y amigos, de decir: Aquí no hay resultados, porque miren todo lo que nos tocó vivir. No, yo prefiero decir: Aun con todo lo que nos tocó vivir, vean, por favor, los resultados.
“No me queda más que agradecer todo lo que nos ha tocado hacer y enfrentar, porque, evidentemente que ante lo que nos tocó vivir, sobre todo, en la recesión económica, la bestialidad, la brutalidad de los criminales, la influenza, los desastres naturales, las sequías, las inundaciones, las obras de emergencia que tuvimos que hacer, por ejemplo, en Chiapas.
“Todo eso quizá para muchos sería como justificatorio de lo que se hizo, pero para mí no lo es. Para mí es un poco como la parábola de los talentos donde finalmente alguien dice: Oye, me diste poco y más bien fui y lo enterré, y aquí está lo que me diste.
“Y el otro en lugar de quedarse en la mezquindad de decir: Me diste poco.
Lo que me diste lo invertí, y aquí está lo que rindió.
“Yo sólo espero que el día de mañana con todo el esfuerzo que hemos hecho, será como lo soñamos, porque México va a ser un México más seguro, porque México va a ser un México más fuerte, más competitivo, más próspero, más justo, más limpio, más libre, más democrático”.
Calderón ha comenzado la despedida. De hecho, la inició desde que abandonó a Josefina Vázquez Mota en la campaña, por no ser su candidata y por no ser garantía de nada, ni siquiera de su retiro sin sobresaltos después de esos 55-60 mil muertos oficiales de la guerra contra el crimen organizado por la que existe una denuncia ante La Corte de La Haya por delitos de lesa humanidad. No quiere problemas ¿y quién puede garantizar eso, más que el PRI?
El cerrón a AMLOve
Don Felipe Calderón planeó cómo dar cerrón a Andrés Manuel López Obrador el día de la elección, para
evitar lo que creyó sería un nuevo conflicto postelectoral como el vivido en 2006.
Analizó todas las posibilidades: si la diferencia entre el tabasqueño y el triunfador o triunfadora era de tres o menos puntos, sería muy difícil acorralarlo y evitar que protestara, pero si ésta era de cinco puntos o más -al final son 6.6-, el escenario mejoraba, porque el margen de maniobra con 3.5 millones de votos de distancia -a diferencia de los 240 mil de 2006 entre Calderón y López- sería más holgado.
El día de la elección, el inquilino de Los Pinos envió a Josefina a reconocer su derrota a las 20: 30 horas, pese a tener apenas resultados de encuestas de salida o exit poll dados a conocer a las 20:00 horas. Chepina, Pina o Doña Cuchi Cuchi tendría que haber esperado, cuando menos, los resultados oficiales, que no definitivos, que Leonardo Valdés, presidente del IFE, tenía programado dar a conocer a las 23:45 horas.
Y Gabriel Quadri,
candidato de Nueva Alianza, hizo lo mismo minutos después de Vázquez Mota, lo que dejó estrecho margen a López Obrador para armar su guión.
El remate fue el anuncio de Valdés Zurita, adelantado a las 23:15 horas, en el que la información fue letal para una eventual toma de Reforma, Insurgentes o cualquier otra zona clave del Distrito Federal, y la puntilla de Calderón en candena nacional.
Y en la entrega del fin de semana pasado se lo dije: no habrá conflicto postelectoral y la posibilidad de que surja será directamente proporcional al margen entre ganador y perdedor y así ha sido.
López, aunque ciertamente no reconoce el resultado y ha dado todo tipo de argumentos, se ha mantenido, hasta ahora, por la vía legal, por la jurídica y ha dicho que así continuará.
Las diferencias con 2006 son los puntos de distancia, la nueva ley electoral, que permite el voto por voto, casilla por casilla en casos específicos, y, por supuesto,
la posición del PRI que, a diferencia del PAN, y evidentemente por la seguridad que le dan millones de votos que tiene de diferencia, hasta propuso a López Obrador abrir todos los paquetes para recontarlos.
El recuento distrital casi ha concluido, faltan unas cuantas casillas, y el resultado ha sido casi igual que el del conteo rápido y al del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).
Así, la impugnación que hará López Obrador de la elección se irá hasta septiembre, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) la califique y, sinceramente, no se ve cómo prospere.
Basta recordar aquel “el presidente Fox puso en riesgo la elección” en 2006 del Trife, que derivó en Calderón como presidente seis años.
Cárdenas, De la Fuente ¿dónde están?
El gabinetazo que López Obrador presentó para acompañarlo a Los Pinos nomás no aparece por ningún lado y, por el contrario, lo ha
dejado solo en lo que consideran una lucha inútil.
La supuesta ala conservadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y del movimiento de izquierda presionan a López para que no salga a las calles y algunos hasta sueñan con aparecer en el gabinete de Enrique Peña Nieto.
A Cuauhtémoc Cárdenas, Marcelo Ebrard, Miguel Angel Mancera -su creación- , Manuel Camacho y la tribu de Los Chuchos -donde milita Jesús Zambrano, líder nacional perredista- que dividió al partido por sus amoríos con el PAN de Calderón, se les queman las habas para que concluya la protesta de López y para que se califique la elección y todo sea pasado, historia. El argumento es 2018 y las consecuencias que podría acarrear para los planes perredistas -Ebrard y Mancera- una nueva protesta callejera. Le piden administrar los “excelentes resultados” del PRD, con el triunfo de Graco Ramírez en Morelos y de Arturo Núñez en Tabasco, así
como ser la segunda fuerza en la Cámara de Diputados y haberse reforzado en el Senado.
Al tiempo.
La última cena
La comida del martes en Los Pinos a la que convocó Calderón para analizar precisamente la debacle de Acción Nacional y pensar en su refundación reunió a lo más selecto del panismo, responsables de aquel triunfo histórico de 2000, cuando Vicente Fox Quesada sacó al PRI de Los Pinos “a patadas” después de 70 años de gobierno, pero ¡oh, sorpresa! Fox no fue invitado.
Diego Fernández de Cevallos, Ernesto Cordero Arroyo, Francisco Barrios Terrazas, Gustavo Madero, Alberto Cárdenas Jiménez, Luis H. Alvarez, Roberto Gil Zuarth, Alberto Pérez Cuevas, y, por supuesto, Josefina Vázquez Mota, acudieron prestos y serios a tomarse la foto en Los Pinoles, a donde no volverán, al menos como partido en el poder, mínimo los próximos doce años.
Bien tiernos -¿o bien cínicos?-, los panuchos hasta sonrieron mientras
el obturador -si es que las cámaras digitales aún lo tienen- abría y cerraba para guardar esa imagen en los anales de la historia.
Y Josefina, calladita. Fue hasta el jueves que al presentar su grupo Ola Ciudadana, con la que dice vigilará al gobierno nuevo, pidió alcanzar las reformas -seguro el PAN se unirá al PRI, que no es mayoría en San Lázaro ni con el PVEM ni con el Panal, para sacarlas -reiteró que acepta el resultado, pero “hubo inequidad y utilización de encuestas”.
Ya para qué.
Fue como La Ultima Cena de Cristo con sus apóstoles. ¿Quién es Judas?
Y los panistas, dolidos y confundidos, lamen sus heridas y advierten a Fox que está fuera del partido por “traicionero, lambiscón, trepador, convenenciero” y más, al llamar a votar por “el candidato puntero”, que no era otro más que Peña Nieto.
Hasta sus fieles escuderos, como el eterno perdedor Santiago Creel, dicen que
se equivocó, que cometió un grave error. No deben olvidar que Fox jamás fue panista real y está claro que sólo se usaron ambos dos.
La jugarreta a Sicilia
Un hombre sin palabra no vale, aseguró Javier Sicilia, dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, luego de que Calderón, o el Ejecutivo, regresara al Congreso la Ley de Víctimas, que obliga al Estado a proteger, asistir y reparar el daño.
Sicilia criticó a Calderón por no cumplir su palabra y porque esperó a que pasara la elección y, dice, después de perder estrepitosamente, regresar la ley con el argumento de que tiene algunos puntos confusos.
“¿Por qué juegan con las víctimas de esta violencia que él causó?”, cuestiona el escritor y poeta, al asegurar que es un desprecio del Preciso para quienes han sufrido esta locura.
Honey moon de Mancera
Y mientras para Andrés Manuel López Obrador la elección se convirtió en una pesadilla, de
la que no despierta, para Miguel Angel Mancera fue, es y será una auténtica luna de miel como ganador del GDF.
¡Y cómo no!, si tendrá la ALDF a su capricho con mayoría del PRD comandada por Manuel Granados, su ex coordinador de asesores, y catorce de dieciséis delegaciones, entre las que está Miguel Hidalgo, panista de siempre y en la que arrasó Víctor Hugo Romo a Miguel Errasti. Se me olvidaba el vividor Leonel Luna, que repite en Alvaro Obregón.
El DF es territorio PRD.