La caída del crecimiento por primera vez en diez años es por decisiones internas.
Esta vez nada tiene que ver el entorno internacional, como en los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón o Enrique Peña.
Andrés Manuel López Obrador insiste en que tiene otros datos y que lo importante no es el crecimiento, sino que haya bienestar social y desarrollo.
Lo dijo el jueves al conocerse la contracción de 0.1 por ciento que dio a conocer el Instituto de nacional de estadística y Geografía (Inegi) y lo reiteró ayer en Tabasco, donde añadió que progreso sin justicia es retroceso.
Y cómo va a haber desarrollo sí no hay inversión ni consumo.
La economía nacional se mueve muy lentamente, porque la inversión pública está detenida y el presupuesto guardado obsesivamente.
Andrés Manuel asegura que no ha aumentado el endeudamiento del país, pero eso es insuficiente para que crezca la economía y, si los números no mejoran, la generación de empleos, la producción de bienes de consumo y el gasto de las familias se detienen.
Y eso, aunque lo niegue el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, es un ciclo negativo, porque los ingresos del gobierno federal también disminuyen por concepto de impuestos.
Ya Herrera tuvo que echar mano de 156 mil millones de pesos que tenía guardados en el llamado Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios (FEIP), porque el dinero no alcanza.
Solamente las becas para estudiantes y jóvenes del primer empleo, así como pensión a adultos mayores, Sembrando Vida, Bienestar a discapacidad, Universidad para el Bienestar, Becas de educación media superior, fertilizantes y precios de garantía, más lo que se acumule esta semana, significan 250 mil millones de pesos anuales.
El país no podrá aguantar un sexenio así.
Tiene que detonarse la llegada de capitales y la inversión interna, porque las empresas han tenido que despedir trabajadores, recortar gastos y detener sus inversiones, ante la falta de certidumbre por decisiones que parecen más una ocurrencia que estrategia.
Ayer se conoció que en 2018 el saldo en el Fondo de contingencias era de 280 mil millones de devaluados, pero útiles pesos, por lo que para este año lo disponible ronda 150 mil millones.
Y la paridad peso-dólar se ma tiene en promedio en 19 pesos por factores externos favorables, pero también artificialmente porque las tasas de interés altas, 7.5 por ciento, evitan la compra del billete verde al hacer más atractivo invertir en pesos.
Los sexenio anteriores
El primer año de gobierno de los presidentes suele ser complicado. Ello se atribuye a la llamada curva de aprendizaje y al cambio propio ente sexenios.
Pero hay de primer año a primer año.
El Innombrable
El primer año de El Innombrable, Carlos Salinas de Gortari, padre del neoliberalismo y del Tratado de Libre Comercio (Nafta, por sus siglas en inglés), la economía o el Producto Interno Bruto (PIB) creció 4.1 por ciento.
Ese TLC o T- MEC, fruto, insisto, del neoliberalismo, que hoy es visto como la salvación por López Obrador pese a haberlo satanizado siempre y que realmente ha hecho crecer a la economía mexicana.
Salinas tuvo un promedio de 4 por ciento anual.
Con todo y sus asegunes, porque esa salud estaba prendida con alfileres.
Los errores de diciembre
Ernesto Zedillo Ponce de León, el presidente que de niño vendía fierro viejo, sufrió una brutal caída de la economía, atribuída por él a Salinas de Gortari, por haber fijado la paridad peso-dólar en tres pesos por años y la artificialidad citada.
El dólar se devaluó tres veces en los primeros días de diciembre.
Al irse El Innombrable en 1994, el peso de devaluó un 30 por ciento y las tasas de interés rondaban el ¡140 por ciento!
Sólo los 20 mil millones de dólares que ofreció Bill Clinton como préstamo salvaron al país.
Zedillo dejó el PIB al concluir su gobierno en 7 por ciento, promedio de 3.4, cifra que ningún otro presidente ha conseguido desde entonces.
Fox y las Torres Gemelas
El bocón Vicente Fox tuvo un primer año de -0.4 por ciento, pero enderzó la nave y la dejó en 3. 4 por ciento. A él le tocó la crisis de 2001 de las Torres Gemelas.
Y no supo aprovechar los excedentes petroleros. Ese boom se tradujo en más burocracia dorada, más carga al erario.
Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, el demente que metió a México en este desastre de violencia y sangre, creció 2.2 por ciento en sus primeros doce meses.
Y ese fue el promedio.
A él le golpeó la crisis inmobiliaria de Barack Obama de 2008, reflejada en 2009.
Y el presunto ignorante, Enrique Peña Nieto, tendencia el jueves porque lo extrañan, sumó 1.3 por ciento en 2013.
Sí, el que sólo tiraba rostro tuvo saldo positivo.
Números negros dicen los financieros. Su sexenio fue de 2.17 por ciento, lejos del 5 por ciento prometido.
Queda claro que todos los gobiernos han enfrentado un panorama complicado, pero había inversión, la economía se movía.
Clases extramuros en la Prepa 9
Vaya decisión tan inteligente: clases extramuros en la Prepa 9 a partir de hoy. Preferible eso que molestar a los encapuchados que tiene tomada la escuela desde noviembre.
El Colegio Latinoamericano de México, en Santa María la Ribera, la sede a partir de las siete horas.
Vámonos: ¿Y los Chapitos fugados?
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