SÍDNEY.- La ciudad australiana de Sídney sufrió hoy un día extremadamente caluroso, con temperaturas récord de hasta 47.3 grados centígrados (°C), cerca del récord histórico de 47.8 °C, registrado hace 79 años.
Pese a que el calor ha afectado al sureste de Australia en los últimos días, con temperaturas de 40° C en promedio, la tarde de este domingo los termómetros en Sydney registraron cifras récords.
La Oficina Meteorológica del estado de New South Wales (NSW) informó que a las 15:25 horas locales (05:25 GMT) los termómetros llegaron hasta los 47.3 °C en el suburbio occidental de Penrith.
“Este fue el día más caluroso de la ciudad en 79 años, quedando debajo del récord histórico de 47.8 en 1939”, destacó la Oficina en un mensaje en su cuenta oficial en Twitter en el que llamó a la población a extremar precauciones.
La temperatura más alta en Penrith se registró el 11 de febrero de 2017, cuando el mercurio alcanzó los 46.9 °C, mientras que el día más caluroso registrado en la ciudad ocurrió el 18 de enero de 2013, cuando el termómetro llegó a los 45.8 grados.
Ante la ola de calor, que se prevé continúe hasta el martes próximo, el titular del Departamento de Salud de NSW, Ben Scalley, activó un plan para prevenir casos de deshidratación y atender a la población más vulnerable, niños y personas de la tercera edad, en los hospitales.
Scalley dijo que era difícil monitorear las admisiones hospitalarias relacionadas con el calor durante el fin de semana porque el calor afecta a las personas con condiciones preexistentes, pero que los servicios de emergencia están listos para brindar la atención necesaria.
“Lo que descubrimos es que las personas que ingresan no solo presentan problemas obvios como un golpe de calor, sino que en realidad pueden agravarse las afecciones médicas existentes”, dijo el doctor Scalley, según un reporte de la cadena australiana ABC.
Durante las olas de calor, agregó, hay un aumento del 10 por ciento en las llamadas para ambulancias, así como un aumento de entre el tres y cuatro por ciento en las llamadas de emergencia, y un 10 por ciento de aumento en las muertes.