Hoy es el gran día/ ponte tu chamarra/ párate los pelos y vete a la tocada/ punk suicida. punk suicida… gritaba el Amaya LTD, el gran abuelo, pero del post punk, y que Juan Barrancas, también gritaba a los cuatro vientos para prender los neurotransmisores, después de despertarse en la madrugada o al mediodía… hoy es el gran día y siento recorrer la sangre por mis venas recordando a Paty Smith aquella poetisa, amor platónico del JhonyFui que se ponía frenético o melancólico al escuchar aquella excelsa poesía, criptica, oscurona en aquellos días aciagos de la movida, velocidad alcaloide del rock nac, era invierno, era otoño, primavera, eso no importaba, lo que era sustancial que este mundo apestaba, había un nuevo día, de la mierda para mandarlo al quinto infierno, pero al fin y al cabo un día perfecto para perderse una eternidad, en un abismo en espiral lentamente, en la soledad, el desamor, del no hay futuro, cuando los barones y los halcones de los Bush, de los Marshall, Mac Arthur, de los hipócritas Kennedy, de los copetones de los Reagan y de toda su parentela fascista asesina y belicosa contra los pueblos arrasados por la barbarie, la ignominia, la avaricia, que siguen vigentes en la era del vacío y que marcaban las guerras, en la tierra de Sandino, de Farabundo Martí, de Jaramillo, y del Chucho el roto, Lucio Cabañas, o de Genaro Vázquez, de Camilo Cienfuegos, de Ché Guevara, del chuper Marcos de Guatari, de Mahatma Gandhi y otros en la Nave de los locos. El limbo de la evasión era estructural y de cualquier manera aquel sábado lindo, estaba todo crudo, la resaca pegaba, la fiesta le cobraba la factura otra vez. Un día antes había molonqueado su humanidad hasta el culo, arribo a la cima del cerro donde la capilla de la Guadalupana eras festejada con una gran celebración, un pretexto ideal para darse unos pegues, unos churros y perderse y, el anhelo de un ser trastocado, el corazón le zarandeaba el alma. Quiero me no puedo amar, se decía el Barrancas, pero se estrellaba en el muero del alcoholismo y el humo de la cannabis y la caina. En la noche estrellada estuvo libando con el Deivid y el Guanzaras, dos entrañables que con guitarra en mano cantaban sus cuitas al universo para no sentirse tan mal, de repente ya degeneraron con “…está tristeza mía/ este dolor tan grande/ ya ni el vino mitiga las penas amargas/ que a mí me pasan / sombras nada más entre tu vida y mi vida/ sombras nada más entre tu amor y mi amor… para terminar “… por la lejana montaña va caminando un jinete vaga solito en el mundo y va buscando la muerte/ la quería más que a su vida y la perdió para siempre/ por vaga perdido y va buscado la muerte… El embrutecimiento fue letal, el Jhoni desfogo los intestinos y siguió quedo tirado como un trapo y como un zombi que revive fue por unas caguamas en la calle de aquellos sin sentidos de aquel capitulo oscuro de su vida … Despertó y para variar meditaba sobre el foco, aquel foco que no se movía y que con su mirada vitriólica pretendía crisparlo en pedazos, aquella lámpara que lo remitía su celda, pero para no sacarse más de onda se dio un baño frío, se acordó que tenía unos tenuates bien deliciosos que ingirió después de tomarse un café Legal, se enfilo a la parada de la lumbrera, donde tomo el Ruta cien atravesando la ciudad, que iba atiborrado de más zombis, unos bien pipa y guante y otros sabaneados con cara de ya me chingue y otros listos para la fiesta, el Barrancoso se incluía en el grupo, paso por la Mugreso Nacional y se acordó del Joe Ray, un gran músico blusero, la pensó para bajar a su cantón, pero aborto el plan, la última ocasión se había puesto a chatear como estúpido y el disfrute se convirtió en pasón y no estaba en condiciones de otro, quería reponerse, el bus corrió por la avenida Cien metros, la central Camionera del norte, el metro la Raza y luego Tlatelolco, para llegar a la colonia Guerrero, donde se bajó por la calle de Sol, ahí llego al mercado tribal del chopo: malandros, poetas, escritores, vagos, músicos, mercaderes, lobos esteparios, solitarios, ahí se encontró con los vale cobra Bostik, estaban en su combi la Bruja y el Güadaña, le invitaron una chela y cuando ya iba a decir que cinta de los Rolling Stone, que llegan unos matutes y que lo trepan a la patrol, a ver sóplame-sóplame le decían la Barrancas y como traía el tufo de la víspera le dieron una paseada, pero como no había delito que lo sueltan, regreso con los rockeros-músicos y que de consolación se van a una tocada a la Colmena allá por Atizapunk, los habían contratado para una boda de un hijo de unos bodegueros, estaba de lux, refine y tragos al por mayor, arroz con mole y pollo, carnitas, cebadas bien helodias, trago fuerte tequila almendrado de Guanatos y churros de cannabis y morras, que más se le podía pedir a la vida. La noche llego y cuando iba a tocar la banda perrona de la Tierra de en medio, que se va luz, llegaría a la hora y cacho, pero cuando comenzaban que paran la música, los apaches de la banda rival del barrio que se abaratan al novio que entro ensangrentado, por lo que la madre del embarcado-desubicado a las lides matrimoniales, bien asustada dio la despedida a los de creadores de “Dios salve a las bandas/ porque perdidas están… voy vagando en un sucio vagón de trampero buscando el rocanrol… Finalmente calmados los ánimos, los Bostik bien profesionales que se discuten con sus rolas clásicas y ya para regresar para el barrio, se armó la trifulca banda contra banda y que llegan los matutes con refuerzos pero esa es otra historia
Comparte