NICOLAS ROMERO, Méx.- Fraccionadores clandestinos ‘profesionales’, líderes sociales que han utilizado sus cargos para apoderarse de terrenos de manera irregular y compradores de buena fe, han provocado un crecimiento anárquico de este municipio, sobre todo en las inmediaciones de la carretera vía corta a Morelia y los terrenos que forman parte de la Hacienda ‘La Colmena o San Ildefonso’ que pertenecen a la familia Azurmendi.
En una investigación que realizada en archivos del Registro Público de la Propiedad y con habitantes de Nicolás Romero que han adquirido predios mediante contratos de compra-venta, en colonias como La Colmena Centro, Monte Sur o Flores Magón, entre otras, se ha descubierto que los terrenos pertenecientes a la Hacienda ‘La Colmena’ de la familia Azurmendi están intestados jurídicamente.
Tal situación ha permitido que varias personas, de manera ilegal se hayan autonombrado representantes legales y albaceas de los bienes de la referida familia, con el objeto de vender y lotificar de manera ilegal terrenos en esa zona del municipio, lo que ha provocado que hoy en día existan innumerables colonias irregulares.
La Historia
De acuerdo con una escritura de 1899 que se encontró en el Registro Público de la Propiedad y Comercio libre de todo gravamen, se refiere que Don Francisco Azurmendi ese año adquirió con el pago de 70 pesos de cuño nacional (monedas de oro en ese tiempo), los terrenos del Rancho ‘San Ildefonso o La Colmena’ a la empresa Fabrica Industrial de Hilados, Tejidos y Estampados ‘San Antonio Abad y anexas, La Colmena y Miraflores’, S.A., representada en ese entonces por el gerente general Don Hilarion Payan.
En dicha escritura pública, se detalla que la extensión de los terrenos que comprenden la Hacienda ‘La Colmena o San Ildefonso’ van desde el oriente del Río San Javier colindando con la Hacienda del Pedregal y San Mateo (hoy Atizapán de Zaragoza), mientras que en su lado nororiente colindando con la Hacienda de Guadalupe, hasta el límite en el norte con el Rancho ‘El Gavilán’ y la Fábrica de Paños de San Ildefonso, mientras que en su lado sur, colinda con la Hacienda de Saayavedra, para que en el lado poniente colinde con el Pueblo de San Miguel Hila y la Hacienda de la ‘Encarnación’.
Dicha extensión de terreno, sirvió para que la Familia Azurmendi y Curbelo, constituida por Don Francisco Azurmendi y la señora Maria Curbelo, procrearán a sus hijos José Manuel, María Dolores y María Consuelo Azurmendi y Curbelo, donde sólo está última se casó, con don Gonzalo Garita Vázquez, y quienes procrearon a Gonzalo Garita y Azurmendi, actual y único heredero universal de los bienes de la Hacienda ‘La Colmena’, como está asentado en los documentos a que tuvo acceso y consultados por esta casa editorial.
No obstante ello, ante la muerte en primera instancia de Don Francisco Azurmendi, en el año 1932 Doña María Curbelo viuda de Azurmendi promueve el intestado de los terrenos, para que ella y sus tres hijos, José Manuel, María Dolores y María Consuelo Azurmendi y Curbelo, fueran los poseedores de los bienes del finado hacendado.
Pero con la muerte de la señora Maria Curbelo y de sus tres hijos, quienes en cada uno de los decesos promovieron el intestado de los bienes por no haberse realizado un testamento sucesorio, a la fecha, tal incertidumbre jurídica se terminó con la ratificación como único heredero de los bienes de la familia Azurmendi a Gonzalo Garita y Azurmendi por ser único familiar en línea directa con vida.
Los Problemas Legales
Sin embargo, al pasar los años y ante la ausencia de los dueños legales de los bienes, diversas personas se apropiaron de extensiones de terrenos para urbanizarlos sin el consentimiento de la albacea de los bienes de Gonzalo Garita, Esperanza Tapia Caballero, por lo que a partir de la segunda mitad del siglo XX (1950), supuestos líderes sociales invadieron terrenos con decenas de familias a quienes les vendían terrenos de manera ilegal y sin escritura pública válida, con tal de allanarse grandes cantidades de dinero.
En este contexto, hay que apuntar lo realizado por el ya difundo Fernando Mayen Sánchez, quien se autonombró como albacea de la señora María Curbelo viuda de Azurmendi para vender y lotificar diversos predios, como está asentado en el expediente 1078/2005 de fecha 13 de marzo de 2006 del Juzgado Décimo de lo Civil de Tlalnepantla con residencia en Atizapán de Zaragoza, donde se constata que Fernando Mayen se hace pasar como apoderado legal y albacea de los bienes de la difunta María Curbelo viuda de Azurmendi.
No obstante lo anterior, hay que destacar que la señora (Q.E.P.D.) Maria Curbelo, murió el ocho de diciembre de 1949, y Fernando Mayen nace el 12 de octubre de 1947, es decir dos años antes, por lo que para los afectados resulta imposible que Mayen Sánchez haya adquirido el poder legal y ser albacea de la finada viuda de Azurmendi a los dos años de edad, por lo que los afectados han iniciado una investigación a fondo de estas irregularidades.
El ya difunto Fernando Mayen Sánchez -que fue ejecutado el pasado 13 de marzo de 2008 y donde la Procuraduría de Justicia del Estado de México inició la averiguación previa ATI/III/1026/08 para esclarecer el homicidio, aun congelado, se hizo pasar por ‘albacea’ de la finada viuda de Azurmendi, y en el año de 2006 permite que el ciudadano Carlos Evaristo Mares sea propietario de un terreno de mil 123 metros cuadrados ubicado en la calle seis de enero y calle frontera en La Colmena, adquirido en contrato de compra-venta con la señora Jacoba Bautista García, supuesta apoderada legal de Maria de los Dolores Azurmendi y Curbelo y Gonzalo Garita y Azurmendi.
Tal situación, permite que a través de un juicio de usucapio, Evaristo Mares logre la posesión ‘legal’ del terreno, gracias a demandar a la parte actora de los bienes, María Curvelo o su ‘albacea’ Mayén Sánchez, quienes ‘no’ contestan la demanda y por ende, el ‘posesionario’ del terreno se vuelve su propietario legal.
Dicha situación se realiza una y otra vez, en diversas zonas de la Hacienda La Colmena, hasta lograr la mancha urbana irregular de colonias como lo son ahora Flores Magón, Colmena Centro, Juárez Barrón y Casa Blanca, donde destacan personajes como Virginia Ibarra Gutiérrez e incluso se menciona a personas cercanas al ex presidente Rafael Barrón Romero.
Tales, anomalías, se explican gracias a que los albaceas legales de los bienes de la familia Azurmendi, Gonzalo Garita y Azurmendi, nieto de Don Francisco Azurmendi, así como su apoderada legal, Esperanza Tapia Caballero, jamás reclamaron la posesión de los predios, situación que aprovecharon diversos líderes sociales para vender y fraccionar terrenos a diestra y siniestra.
Involucran a servidores públicos
En este sentido, hay que apuntar la denuncia que Mayén Sánchez interpuso en el año 2002 contra la que fue primera regidora del ayuntamiento que presidió Martín Sobreyra de 2006 a 2009, la líder social María de Jesús Picazo Álvarez, que fue acusada por Mayen Sánchez de haber fraccionado una porción de terrenos de la Hacienda ‘La Colmena’ en la hora colonia Benito Juárez Barrón.
Dicha situación que quedó asentada en el juicio ordinario civil con expediente 87/02 ante el Juez de Primera Instancia Décimo Primero en Materia Civil del Distrito Judicial de Tlalnepantla, con residencia en Atizapán de Zaragoza, y donde el abogado de la denunciada fue Ricardo Pérez Rivas, a la postre Contralor Interno en la administración de Sobreyra Peña, actos que a la fecha siguen siendo ‘investigados’ y donde se presume la complicidad de autoridades de los tres niveles de gobierno en una clara impunidad.
Por último hay que destacar que dicha irregularidad en la tenencia de la tierra ha provocado la falta de certeza jurídica en la propiedad de miles de habitantes que adquirieron sus propiedades con los vendedores clandestinos, además de la erogación millonaria de parte del ayuntamiento nicolásromerense para pagar los predios utilizados en la construcción del Distribuidor Vial ‘La Curva’ así como la próxima erogación de cerca de nueve millones de pesos por la indemnización reclamada por particulares en los predios afectados en la construcción de la carretera vía corta.