CUDAD DE MÉXICO, Méx.- Con 35 años de trayectoria, el tenor mexicano Ramón Vargas está convencido de que llegar a un alto nivel y ser reconocido en todo el mundo es difícil, pero más complicado es mantenerse en la cima; no obstante, sostuvo, “lo importante es saber que pasa el tiempo, yo, por ejemplo, me he vuelto un clásico”.
En entrevista con Notimex, el cantante sostuvo que él sabe reconocer sus propios límites, “ahora me es difícil interpretar un Romeo (de Shakespeare) porque es un jovencito, y no pretendo serlo; uno debe aceptar el paso del tiempo y disfrutar lo que tiene, afortunadamente hay muchos roles para tenores maduros”.
En ese sentido, compartió su emoción por interpretar a “Edgardo” en la ópera “Lucia di Lammermoor”, en el Palacio de Bellas Artes los días 19, 21, 23 y 26, acompañado por la soprano siberiana Irina Dubrovskaya, bajo la dirección concertadora del maestro Srba Dinic y escénica de Enrique Singer.
Vargas, quien debutó en 1982 luego de ganar el Concurso Nacional de Canto “Carlo Morelli”, comentó que la ópera “Lucia di Lammermoor” tiene un sentido especial para él porque su primer contrato en Europa y el primero en el Metropolitan Opera House de Nueva York fue para participar en esta producción.
“He tenido la oportunidad de cantar esta ópera en diversos recintos de Nueva York, Milán, París, Nápoles y Viena; Edgardo es un personaje que quiero mucho porque es un caballero de gran nobleza”, recordó Vargas, quien ha interpretado más de 60 papeles en obras líricas que abarcan desde la época barroca hasta el siglo XX.
Para el tenor, la historia de “Lucia di Lammermoor” es la versión escocesa de “Romeo y Julieta” porque los protagonistas que se enamoran pertenecen a familias rivales, “Edgardo está dispuesto a olvidar los rencores y salvar su amor; es un personaje valiente y noble que disfruto mucho interpretar”.
Al hablar de la complejidad técnica de la ópera, considerada la obra cumbre del compositor italiano Gaetano Donizetti (1797-1848), Ramón Vargas aseguró que es una obra muy complicada y Edgardo es un personaje que atraviesa diversas facetas, desde un enamorado hasta un hombre celoso y furioso que debe sostener hasta el final sus propias convicciones.
En esta ocasión, Vargas compartirá el escenario con la soprano siberiana Irina Dubrovskaya (1981), a quien describió como “un bombón, una mujer preciosa que canta divino, es perfecta para interpretar a Lucía, una chica que es manipulada por todos y que termina perdiendo la razón y matando al hombre con el que la obligaron a casarse”.
También participan jóvenes intérpretes como el barítono Juan Carlos Heredia, integrante del Estudio de Ópera de Bellas Artes y ganador de Operalia 2016 en la categoría de zarzuela, al que Vargas califica como un intercambio de experiencias muy enriquecedor.
“Yo recuerdo mi debut en España, donde me presentó el tenor Alfredo Kraus, uno de los pilares del canto moderno, y he compartido con gente muy experimentada como Plácido Domingo, Riccardo Muti o Eduardo Mata, por mencionar algunos, de los que he aprendido mucho y ahora es una obligación transmitir lo que sé a las nuevas generaciones”.
Al respecto, el tenor que dirigió la Ópera de Bellas Artes de abril de 2013 a octubre de 2015, abundó que los nóveles cantantes de ópera tienen una visión fresca, “quizá no siempre es la más acertada pero sí es espontánea y eso es algo que nunca debemos perder”.
“México es un gran productor de talentos, tenemos voces hermosas y como característica particular sabemos expresar nuestras emociones, algo que no tienen los europeos, nosotros somos espontáneos, lo que necesitamos es disciplina y seriedad para que podamos no sólo tener lindas voces sino tener la técnica que requieren las grandes ligas, eso es un trabajo que va más allá del talento”, manifestó.
Vargas consideró que la imagen que de los cantantes de ópera en el extranjero ha cambiado radicalmente, “si bien siempre ha habido dignos representantes como Ángela Peralta, en la época de Maximiliano, y hasta la actualidad con un grupo de cantantes encabezado por Francisco Araiza y donde me incluyo yo, que ha mantenido la imagen del cantante mexicano preparado con bases técnicas y estilísticas firmes”.
Para el tenor, la única manera de mantener un nivel alto es ser firme y responsable “porque al final el éxito es algo relativo. Yo agradezco gozar de buena salud, pero también tener, gracias a mis maestros, una técnica vocal sólida que me ha permitido abarcar un amplio repertorio operístico”.
“En este momento de mi vida me siento muy bien en todos los sentidos, física y anímicamente, tengo muchos planes y creo que en mi vida he sido feliz porque he aprendido a disfrutar cada momento de mi vida y seguiré haciéndolo”, concluyó. Tras presentar “Lucia di Lammermoor”, en el Palacio de Bellas Artes, Ramón Vargas interpretará a “Simon Boccanegra” (versión concertante) con la Ópera de Monte Carlo (marzo) y debutará como “El Zar Berendei” en “La doncella de la nieve (Snegúrochka)”, de Rimsky Korsakov, con la Ópera de París-Bastille (abril-mayo).
El próximo 19 de mayo participará en el concila Ópera Estatal de Viena, donde cantará un acto de “Simón Bocanegra”.
Mientras que en julio ofrecerá un concierto en el Festival de Krumlov; en octubre en la inauguración del Festival Verdi en Parma y para cerrar el año actuará en “La clemenza di Tito”, en la Ópera de París-Bastille (noviembre-diciembre).