CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Como un caleidoscopio, muy breve, de la hermosísima música y poesía tradicional de México definió el tenor Enrique Méndez su reciente disco La vuelta a México el cual presentó, la tarde de este viernes 11 de agosto, en la Fonoteca Nacional.
En entrevista, el artista destacó que se trata de un material integrado por canciones que reflejan un país que se nos escapa cada día más de las manos y que ya no reconocemos.
“Refleja que no es que nos hagamos viejos, sino que el país está cambiando muy rápido. Es música mexicana que merece un espacio en nuestra memoria y nosotros como artistas tenemos la obligación de transmitirla para que no se olvidé”.
La vuelta a México está integrado por 12 canciones que fusionan huapangos, rancheras, balada romántica, vals y marchas, las cuales tienen los arreglos y ejecución del guitarrista Benito Ruiz.
“Son melodías hermosas que esperan encontrar productores, una firma y un sello. Son emotivas y algunas reflejan un espíritu campirano, el folclor y romanticismo mexicano”, precisó Enrique Méndez.
La Sala Murray Schafer fue sede del concierto y presentación del disco en donde se escucharon las 12 canciones que lo integran y que abordan temas como el amor, la pasión, la felicidad, la tristeza, el desamor, olvido, dolor y las promesas que nunca se cumplen.
La primera canción del espectáculo, que fusionó música y poesía, fue Los camperos del compositor Severiano Briseño, la cual dio paso a melodías de amor y desamor como Cielo rojo de David Záizar, La enorme distancia de José Alfredo Jiménez y El preso número 9 de Roberto y Antonio Cantoral.
“Dos palomas al volar, dejaron su palomar en el olvido, no pudieron regresar y al fin de tanto volar encontraron nuevo nido”, cantaba emotivamente Enrique Méndez este fragmento de la obra Dos palomas al volar del compositor Juan Gaytán.
Esta canción despertó una larga y fuerte ovación del público, la cual dio paso a canciones conmovedoras que hablaban de la pasión, tristeza, el dolor y las penas por amor: Grítenme piedras del campo de Cuco Sánchez, Bala perdida de Tomás Méndez y La del rebozo blanco de Rubén Fuentes y Rafael Cárdenas.
En el concierto también sonaron canciones que hablan de promesas que nunca se cumplen y festivas como La calandria de Manuel Hernández Ramos que dice: “pendiente de un balcón se encuentra el gorrioncillo cantando su dolor” y El abandonado de Jesús Martínez que expresa: “me abandonaste mujer porque soy muy pobre y por tener la desgracia de ser casado”.
Después se escuchó una melodía que reflejaba la pasión musical de Enrique Méndez, la cual se “canta porque la vida se acaba”: La cigarra de Raymundo Pérez Soto.
“Este es un disco de música que no se encuentra en todas partes, muy bien hecho, de hechura artesanal y que está buscando patrocinio, algún inversionista así que si saben de alguno me avisan”, precisó Enrique Méndez antes de interpretar la última canción del concierto La verdolaga de Rubén Fuentes y Alberto Cervantes.
En la presentación, el público también disfrutó de la lectura dramatizada de fragmentos de poesía escrita por Alfonso Reyes, Carlos Pellicer, Nezahualcóyotl, Jaime Sabines y Salvador Díaz Mirón.