La moronga liquida empezó a correr mientras los cuerpos todavía calientes con los últimos estertores, los rostros desfigurados, con muecas de horror, se les escapaba la vida, no ocultaban desesperación, un frío también porque se les extinguía el halito de vida, aquellos malandros ya no cargarían los peregrinos por este año, y para el Johnny Barrancas, también las cosas ya no serán igual, un sudor recorrió su humanidad, y se desmorono, el cuadro a sangre fría – que Truman Capote se descalzonaría–, pintado por aquellos espectros enfundados en aquel vestuario de guerreros antiguos de aquella civilización grandiosa pero vengativa también, que habían sido los chichimecas, le dejaba un mal sabor a boca.
Sus acompañantes de ocasión mostraban el temple al acabar con aquellas ratas que envenenaban medio mundo, le dieron escalofrío y no pudo más que ir a cantar unas rancheras, el vómito lastimo el silencio de la noche, lo hizo hincarse, eructo de lo más hondo de su ser, como cuando se ponía unas briagas de antología que lo conducían al retrete y postrarse ante el trono de la basura humana, para expulsar todo aquello que sus organismo ya rechazaba, que ya no le hacía falta y, pero que de nueva cuenta la alergia lo concitaba a seguir libando cualquier chinchol, o agua espirítuosa o néctar de los dioses, cualquier marrascapache, pero así de frío el espectáculo sanguinario de aquellos bandoleros ultimados, lo había puesto a pensar que mondrigos hacia ahí, que mejor se abría, él no tenía ninguna flauta que tocar en aquella sinfonía del horror y muerte.
En un buen rato se repuso, la paz lo invadió y el espacio en aquella serranía solo se escuchaban el canto de los grillos que se levantaba ante una luna roja intensa que iluminaba el horizonte con nubes galopantes en el frío de la noche que cubrían los luceros, las galaxias, los planetas no tan lejanos que refulgían en el infinito. El Barrancas se recostó y miraba como cualquier astrónomo aquel maravilloso espectáculo divino, cuando le dieron una patada por el trasero — Ya te repusiste, mi Juan, ¿qué paso mi mejor gallo, se despluma a las primeras de cambio? Ya te repondrás mi Barrancas, este sólo es el principio ya te templaras. .–¡Qué templarse ni que las hilachas aquí se rompió una jerga y cada quien que se vaya donde quiera! Nopalzint, agregó el Juan, esto no estaba estipulado en el contrato, que además ni hemos firmado, yo que gano con este desmadre. —O no sienta frío, yo nervioso usted tranquilo mi Barrancas, haga de cuenta que es una de sus pesadillas por meterse de tocho morocho, son las reacciones de las sustancias activas de todo lo que en su perra vida se ha fumado, chupado y ya ni llorar es bueno, haz de cuenta que andas por Cómala como tu tocayo de apellido Rulfo y que vas caminando por la ciudad amurallada, donde andan penando las animas que en un tiempo se portaron como quisieron y aquí están pagando las consecuencias, nada más pagando facturas de tu inconsciente proceder. —Ayayay ya cálmate, ya me serene no es para tanto, mintió el Barrancas, nomás voy a cambiarme a mi casa porque estoy en estas fachas y regreso, no hay falla ja no me tardo ni tres vidas y aquí nos topamos al rato ¿cómo vez mi General Nopalzint?
El Johnny no espero la respuesta y empezó a bajar la cuesta, lo pedregoso del camino lo hacía ponerse en alerta para no romperse la cabezota, no fuera a desbarrancarse como era su insana costumbre, además como si nada hubiera ocurrido aquellos acompañantes de la noche se esfumaron y ni una palabra más le dirigieron, el frío le empezó a calar, cuando por el camino unos vatos se calentaban con una fogata, tenía que pasar por el lugar y se puso nervioso ¿qué transa mi Barrancas, a donde y tan prisa? parece que has visto a la muerte, traes una cara de espanto, pareces una alma en pena. ¡A chinga pues si es el Brutus! —Reaccionó el Barrancas—, quien para variar estaba chupando con la pandilla, ¿qué paso mi carnal cuantos toquines sin vernos, que truco? Nada mi Barrancas, aquí nomas penando un rato, ya te habías tardado en bajar, desde aquella en que te salvaste cuando empezaron aventar los plomazos en la fiesta de los 15 años de mi compadre Chepe ¿te acuerdas? te salvaste de milagro, pero finalmente llegaste al barrio de la flaca, el barrio de la noche más fría, ándale tomate una charanda a ver si te calientas los huesos jajajajajjajjaaa.
A que mi Barrancas tanto que la libraste, que te esforzaste por dejar el mundo de los vivos y lo conseguiste chúpale pichón. El barrancas, apuró el trago, otra revelación cruzaba su mente ¿era un espectro como el que tenía en frente? con ese rostro pálido y ojeroso o como le había dicho el Nopalzint todo era un juego en su mente, por ponerla a trabajar horas extras, de cualquier manera no había falla, a lo lejos se escuchó el ruido de los tambores cumbiafricanos de una fiesta, ¿qué cómo ve mi Barrancas, vamos a recordar viejos tiempos, hay alguien que quiere verlo, ahí va estar en el toquin.!Vamos! se arrancó el Barrancas, ya no tenía nada que perder, cuando empezaron a avanzar al sonido de la noche, aparecieron dos perros negros que se emparejaron con los caminantes quienes se extrañaron de la presencia de los canes, pero esa es otra historia….