El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito Federal prácticamente no existe y eso preocupa y ocupa a la matriz, porque dirigirán al país a partir del primero de diciembre de este año, si el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como todo apunta, declara presidente electo a Enrique Peña Nieto el próximo 6 de septiembre. ¿Alguien sabe cómo se llama el dirigente en la Ciudad de México? Es más ¿alguien sabe si hay dirigente? Desde hace años, pero especialmente desde la batalla en noviembre de 2011 entre las huestes de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, llamado El Basuritas, mediante su incondicional Cristian Vargas, alias El Dipuhooligan, y Rosario Guerra – que terminó de comparsa en el Partido Nueva Alianza de Elba Esther Gordillo como candidata al GDF-, el tricolor capitalino vive un proceso de renovación de dirigencia que no concluye y que debe hacerlo el 21 de agosto con un nuevo secretario general y presidente del Comité Directivo para el periodo 2012-2016. El asunto llegó hasta el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor, que debió poner orden y dejó de encargado a Carlos Chaudón Aceves, y en eso se encuentran precisamente, pero… las broncas no acaban y podrían terminar de nuevo en golpes. Mañana, Angel Ochoa, candidato de la planilla blanca –que postuló precisamente a Rosario en aquella disputa- cita a conferencia para acusar -¡adivinó!- a Gutiérrez de la Torre, actual diputado federal, de mangonear al partido los últimos 14 años a su antojo, de tenerlo, prácticamente, secuestrado, y de buscar la dirigencia. Acusan al jefe de la planilla o tribu Los Rojos -¿por qué nada más en el PRD puede haberlas?- de ser juez y parte, ya que, dicen, metió mano en la integración de la Comisión de Procesos Internos, por lo que impugnaron su candidatura. En la tribu Verde aparecen a la cabeza la candidata perdedora por el GDF, Beatriz Paredes Rangel, y la senadora, María de los Angeles Moreno Uriegas. El PRI tiene que elegir también Consejo Político del Distrito Federal y los jaloneos y patadas debajo de la mesa están a la orden del día. Lo cierto es que según un acuerdo firmado por Pedro Joaquín Coldwell, presidente nacional del PRI, y Jesús Murillo Karam, presidente de la Comisión Nacional de Procesos Internos, el 21 de agosto próximo el tricolor capitalino deberá estrenar presidente y secretario. No se ve fácil y los arañazos, piquetes de ojos y patadas en las espinillas amenazan el neoproceso. Defiende Valdés encuestas El que se voló la barda fue Leonardo Valdés Zurita, presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), cuando en la sesión del jueves defendió las encuestas realizadas en el marco de las elecciones del 1 de julio, pero especialmente la de GEA/ISA. Y es que el representante del Partido de la Revolución Democrática (PRD) ante el instituto, Camerino Márquez, insistió en que el uso de éstas fue un factor a favor del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, cuando aseguraban que llevaba más de veinte puntos de ventaja sobre sus adversarios, Andrés Manuel López Obrador, del PRD, y Josefina Vázquez Mota, del Partido Acción Nacional (PAN). Valdés Zurita, en tono irónico, defendió fúricamente las encuestas y mostró una posición parcial que un juez no debe ni puede tener en cualquier competencia. Y sorprende porque es licenciado en Economía por la Universidad Iberoamericana (UI) y doctor en Ciencias Sociales por el Colegio de México, además de experto en asuntos electorales. Debería conocer el fenómeno de comunicación de masas y los efectos de los medios masivos de comunicación. ¿Por qué? Porque quienes han estudiado ciencias de la comunicación, que no periodismo, saben que un bombardeo masivo y constante en televisión y radio, como sucedió en el caso de la citada encuesta, la más cuestionada y por la que hasta Ciro Gómez Leyva, defensor a ultranza de ésta, debió disculparse por el error, produce efectos en el receptor, en este caso el votante. Es fácil de comprender. ¿O de qué forma funcionan las campañas de publicidad? Sí, la de un refresco, la de un detergente, la del producto que usted guste y mande. Esa es precisamente la función de los comerciales: influir en el receptor –televidente o radioescucha-, para generarle necesidad por un producto. “Me llama la atención que la más criticada es la de GEA-ISA. Ese medio de comunicación (Milenio), abajo del cintillo reportaba las elecciones de la preferencia para jefe de gobierno, y los números que mostraba se parecen mucho al resultado de la elección en el Distrito Federal”, dijo. “¿Lo llevaría a pensar (a Márquez) que usaron una metodología distinta para el GDF? ¿En el DF reportar esos resultados inducía la voluntad de los ciudadanos?”, preguntó a Márquez, como poseedor de la verdad absoluta. “No creo que los ciudadanos se dejen inducir por las encuestas. Cada ciudadano decide su voto”, dijo descartando de tajo cualquier posibilidad, aunque fuese mínima según su criterio, de que fuera cierto ese fenómeno de publicidad. Márquez reviró y soltó una verdad con todo y el supuesto de que el PRD haya comprado votos, además de aplicado una política clientelar con los programas sociales: que en la capital existe un apoyo abrumador para la izquierda, que es una zona urbana donde se concentra una mayor cantidad de población con buen nivel de escolaridad y que la encuesta acaso influyó en los votantes, pero sólo reforzó las preferencias. Candidatos pigmeos y Diego Tal como se lo he desmenuzado desde que pasó la elección, en el Partido Acción Nacional (PAN) se vive una lucha encarnizada por el poder, en la que su dirigente nacional, Gustavo Madero, está enfrentado con el presidente Felipe Calderón, al que le debe el cargo, pero se ha rebelado en aras de mantenerse. Y mientras Madero inventó el puesto para Josefina Vázquez Mota, su candidata perdedora y pigmea –frase atribuida a Calderón por un ex senador que asistió a una reunión a Los Pinos- en el comité directivo del PAN, el presidente ha comenzado una gira por el país donde se reúne con consejeros nacionales en privado y bajo estrictas medidas de seguridad para evitar filtraciones. Calderón, como se sabe, es de mecha corta y el jueves en Los Pinos volvió a reunirse con consejeros nacionales ahora del Distrito Federal, quienes analizaron el descalabro brutal, y ahí, según asistentes, llamó a los candidatos pigmeos, reflejo de la militancia y no de la realidad que enfrenta el país. ¿Pero qué la culpa no es compartida? ¿Cómo es posible que siendo el presidente no haya podido armar una candidatura fuerte? Cierto que desde la muerte de su amigo, Juan Camilo Mouriño, jamás pudo reponerse porque él era su candidato, pero tuvo casi cuatro años para buscar, para rascar en la cantera albiazul y no lo hizo.Calderón tiene la mira puesta en 2018, cuando, asegura, el PAN podrá recuperar Los Pinos. Diego Fernández de Cevallos asistió a esa reunión en Parque Lira. Está de vuelta en el escenario después del secuestro que lo dejó en los huesos en 2010. Se lanzó contra el #YoSoy132, del que dijo está infiltrado por corrientes ligadas a la izquierda rijosa y le pegó a Andrés Manuel López, al que llamó enfermo de poder. “Siempre me ha parecido un tipo loco y violento, embustero que no le conviene a la izquierda ni a México ni a los pobres”, dijo en el tercer informe del gobernador priísta de Querétaro, José Calzada Rovirosa. Guerra en la Sedena En la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se vive una guerra por ocupar el cargo en el próximo sexenio y esa es la explicación tanto de la captura del general Tomás Angeles Dauahare, como de la filtración de documentos que aseguran la presunta compra de 5 mil millones de pesos en equipo de espionaje e inteligencia. Ya Dauahare dijo que las acusaciones de nexos con el narcotráfico surgen de esa lucha por ser el próximo secretario y relevo de Guillermo Galván Galván. Y luego vino esa filtración que le pega al general Augusto Moisés García Ochoa, quien también está en la lista de candidateables, entre los que figuran los también generales Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, Salvador Cienfuegos Zepeda y Luis Arturo Oliver Cen. El Ejército, como la Marina, juegan un rol básico en esta guerra contra el crimen del actual gobierno y del que vendrá. El avión jefe, el avión Desde que Juan Camilo Mouriño murió en el avionazo de Palmas en 2008, quienes laboran en Los Pinoles ya imploraban por la jubilación de los aviones presidenciales TP1 y TP2 (Transporte Presidencial 1 y 2) que se utilizan, ya que datan de 1987 y 1989, respectivamente. La Sedena plantea la adquisición de un nuevo avión con un costo aproximado de 757 millones de dólares, unos 8 mil 700 millones de devaluados pesos, más otros mil de mantenimiento para que el presidente no tenga que hacer escalas en sus viajes trasatlánticos. Y es que las aeronaves, ambas Boeing, deben hacer paradas en trayectos largos, principalmente a Asia, de entre treinta y cuarenta minutos para cargar combustible y echarle una revisadita al radiador y al anticongelante, como quien va a Querétaro y se detiene en la barbacoa de Palmillas o quien maneja a Cuernavaca o a Acapulquito y se echa unas quesadillas y tlacoyos en Tres Marías. Lo cierto es que la seguridad del presidente y de su gabinete –que suele acompañarle en sus viajes-, en la administración que sea, es un asunto de Estado y no suena descabellado adquirir un nuevo avioncito, aunque sí debiera buscarse uno más baratito y eficiente, porque el del mandamás de Estados Unidos, llamado pomposamente Air Force One, que actualmente utiliza Barack Obama, cuesta unos 325 milloncitos de dolarucos. albermontmex@yahoo.es twitter: @albermontmex
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